Tiene ocho brazos, tres corazones y nueve cerebros
Los científicos no están seguros de cómo llegaron a ser tan inteligentes los cefalópodos
Para demostrar cuán inteligente puede ser un pulpo, Piero Amodio nos dirige a un vídeo de YouTube. Muestra a un pulpo que une dos mitades de una cáscara de coco para esconderse dentro. Más tarde, el animal apila las cáscaras como cuencos de anidación y se las lleva.
"Sugiere que el pulpo está cargando estas herramientas porque tiene cierta comprensión de que en el futuro pueden serle útiles", dijo el Sr. Amodio, un estudiante graduado que estudia inteligencia animal en la Universidad de Cambridge en Gran Bretaña.
Pero su asombro se mezcla con desconcierto.
Durante décadas, los investigadores han estudiado cómo evolucionaron ciertos animales para ser inteligentes, entre ellos monos, elefantes, delfines e incluso algunas aves, como los cuervos y los loros.
Pero todas las teorías científicas fallan cuando se trata de cefalópodos, un grupo que incluye pulpos, calamares y sepias. A pesar de sus hazañas de creatividad, carecen de algunos distintivos de inteligencia vistos en otras especies.
"Es una aparente paradoja que en gran medida se ha pasado por alto en el pasado", dijo el Sr. Amodio. Él y otros cinco expertos en inteligencia animal exploran esta paradoja en un artículo publicado este mes en la revista Trends in Ecology and Evolution.
Para los científicos que estudian el comportamiento animal la inteligencia no se trata de realizar una prueba de cálculo o de desarmar un automóvil y volver a montarlo. La inteligencia comprende sofisticadas habilidades cognitivas que ayudan a un animal a medrar.
Esto puede incluir la capacidad de encontrar soluciones al problema de buscar alimentos, por ejemplo, o una habilidad para en el futuro planificar un reto. Los animales inteligentes no dependen de respuestas fijas para sobrevivir, pueden inventar nuevos comportamientos sobre la marcha.
Para medir la inteligencia animal, los científicos examinan criaturas en la naturaleza, observando a un delfín con una esponja pegada en el pico para evitar cortes de afiladas rocas y corales, por ejemplo. O llevan animales al laboratorio y les ofrecen rompecabezas para resolver, como recompensar a los cuervos cuando aprenden a rasgar papel en tiras del tamaño correcto
Solo unas pocas especies se destacan en estos estudios y, al compararlas, los científicos han identificado algunos factores compartidos. Los animales tienen un gran cerebro en relación con el tamaño de su cuerpo, viven mucho tiempo y pueden formar vínculos sociales duraderos.
Esas similitudes han llevado a algunas prometedoras explicaciones de cómo evolucionaron ciertos animales para ser inteligentes.
Una es conocida como la hipótesis de la inteligencia ecológica. Sostiene que la inteligencia evoluciona como una adaptación para encontrar comida. Mientras que algunos animales tienen un suministro de alimentos confiable, otros tienen que hacer frente a la imprevisibilidad.
"Si comes fruta, debes recordar dónde están los árboles frutales y cuando están maduros", dijo el Sr. Amadio. "Cognitivamente puede ser mucho más desafiante que comer hojas".
Las herramientas permiten que los animales lleguen a alimentos que de otra manera no podrían alcanzar. Y si pueden hacer planes para el futuro, tienen la posibilidad de almacenar comida para sobrevivir en tiempos difíciles.
Otros investigadores han defendido lo que se conoce como la hipótesis de la inteligencia social: los animales más inteligentes "cooperan y aprenden de otros miembros de la misma especie", dijo el Sr. Amadio.
Juntas, estas fuerzas parecen haber fomentado el desarrollo de más grandes y poderosos cerebros.
Los animales inteligentes también tienden a vivir por mucho tiempo, y es posible que cerebros más grandes favorezcan la evolución de la longevidad. A los jóvenes les lleva años desarrollar estos complejos órganos, durante los cuales necesitan la ayuda de los adultos para obtener suficiente alimento.
Los cefalópodos se comportan de maneras que ciertamente sugieren que son muy inteligentes. Un pulpo llamado Inky, por ejemplo, hizo recientemente una espectacular fuga en el Acuario Nacional de Nueva Zelanda, saliendo de su recinto y deslizándose por un desagüe del suelo y, aparentemente, hacia el mar.
Las sepias pueden asustar a los depredadores formando en sus cuerpos manchas oculares para parecerse a peces gigantes. Pero solo usan este truco contra los depredadores que dependen de la visión para encontrar presas. Si aparece un depredador que depende del olor, la sepia es lo suficientemente inteligente como para huir.
Los pulpos muestran la misma flexibilidad cuando los científicos los llevan a los laboratorios. En un estudio, investigadores de la Universidad Hebrea colocaron pulpos en una caja en forma de L con alimentos en su interior. Los animales descubrieron cómo empujar y jalar la comida a través de un pequeño agujero en la pared de su tanque.
Otra característica que los cefalópodos comparten con otros animales inteligentes es un cerebro relativamente grande. Pero ahí es donde parecen terminar las similitudes. La mayoría de las neuronas que hacen el cálculo, por ejemplo, están en los brazos del pulpo del pulpo.
Lo más sorprendente es que los cefalópodos mueren jóvenes. Algunos pueden vivir hasta dos años, mientras que otros solo duran unos pocos meses. Los cefalópodos tampoco forman vínculos sociales.
Se juntan para aparearserse, pero los machos y las hembras no se quedan juntos por mucho tiempo ni se preocupan por sus crías. Mientras que los chimpancés y los delfines pueden vivir en sociedades de docenas de otros individuos, los cefalópodos parecen ser solitarios.
El Sr. Amodio y sus colegas creen que la historia evolutiva de los cefalópodos puede explicar esta paradoja de la inteligencia. Hace aproximadamente medio billón de años, sus ancestros evolucionaron para usar sus conchas como un dispositivo de flotabilidad. Podrían cargar con gas cámaras en la concha para flotar arriba y abajo en el océano.
Otro cefalópodo, el nautilus, todavía vive de esta manera. Como el pulpo, tiene tentáculos. También tiene un cerebro algo más grande, aunque no parece tener tanta inteligencia como el pulpo.
Hace unos 275 millones de años, el antepasado de los otros cefalópodos perdió la concha externa. No está claro por qué, pero debe haber sido liberador. Ahora sin concha, los animales podrían comenzar a explorar lugares que habían estado fuera de los límites de sus antepasados. Los pulpos podrían introducirse en grietas rocosas, por ejemplo, para cazar presas.
Por otro lado, perder sus conchas dejó a los cefalópodos bastante vulnerables a los hambrientos depredadores. Esta amenaza puede haber llevado a los cefalópodos a convertirse en maestros del disfraz y la huida. Lo hicieron mediante la evolución de grandes cerebros, la capacidad de resolver nuevos problemas y quizás mirar hacia el futuro, sabiendo que, por ejemplo, pueden ser útiles las cáscaras de coco o las conchas de almejas.
Sin embargo, la inteligencia no es la solución perfecta para los cefalópodos, sugirió el Sr. Amodio. Tarde o temprano, se los comen. La selección natural los ha convertido en una paradoja: un animal de corta vida e inteligente.
El Sr. Amodio dijo que los científicos todavía necesitan aprender mucho más sobre los cefalópodos antes que puedan saber si esta hipótesis es sólida. Pero la investigación puede hacer más que iluminar a los pulpos y sus primos: podría darnos una comprensión más profunda de la inteligencia en general.
"No podemos dar por sentado que solo hay una forma de inteligencia", dijo Amodio. "Podría haber diferentes caminos".
Artículo cintífico: Grow Smart and Die Young: Why Did Cephalopods Evolve Intelligence?