Desarrollan en Australia un sistema de alerta temprana en función de los vientos
Para ser una pequeña criatura de pocos milímetros como la medusa Irukandji (Carukia barnesi, en la foto) tiene una picadura descomunal. Un contacto con el transparente animal marino provoca un severo dolor muscular, vómitos, aumento en la presión arterial y el ritmo cardíaco, que pueden llegar a matar.
Los salvavidas en áreas de Australia que son propensas a las floraciones de Irukandji cierran de inmediato las playas cuando se informa de una sola picadura.
Ahora, los científicos han desarrollado un sistema de alerta temprana para las mortales medusas, que podría prevenir las picaduras, el cierre innecesario de playas y el golpe resultante para la industria turística.
Cuando los investigadores analizaron en la Gran Barrera de Coral todos los ataques documentados de Irukandji desde 1985 hasta 2012, así como los patrones climáticos locales, se encontraron con que las picaduras se produjeron más a menudo después de una calma de los vientos alisios del sureste.
El cambio en los vientos, piensan, altera las corrientes, sacando a las criaturas de aguas profundas de la alta mar a aguas menos profundas. Si se cierran las playas donde se han calmado esos vientos, calculan, podrían disminuir el número de días con picaduras de medusas en un 61%.
La nueva investigación, publicada en línea en el Journal of the Royal Society Interface, no sólo podría ayudar a centrar el cierre de playas, sino que también podría conducir a nuevas formas de informar a los bañistas sobre estas alertas, por ejemplo, con avisos telefónicos inteligentes en lugar de carteles de última hora.
Artículo científico: Dangerous jellyfish blooms are predictable