Su voraz apetito altera el delicado equilibrio de la vida en los arrecifes de coral
Mientras el majestuoso pez león se desliza por el océano, sus dieciocho espinas se ondulan como pañuelos de seda movidos por la brisa. Este pez, el más llamativo, con sus ostentosas rayas marrones o rojizas y blancas, recorre el Golfo como un depredador superior, al igual que su gran felino homónimo gobierna la sabana. Sus hermosas aletas se abren en abanico alrededor de su cuerpo de la misma manera que una melena enmarca la cara de un león.