Ha desarrollado una proteína sanguínea que sirve como anticongelante
Nombre: Faneca oceánica (Zoarces americanus)
Dónde vive: Océano Atlántico occidental, desde Labrador en Canadá hasta Carolina del Norte, en aguas cercanas a la costa hasta profundidades de casi 400 metros (1.300 pies).
Qué come: crustáceos como cangrejos y anfípodos, equinodermos como estrellas de mar, dólares de arena y erizos de mar, así como gusanos poliquetos y ascidias. Actualmente no se sabe del todo si principalmente succionan alimento del fondo marino o emboscan a sus presas.
Por qué es asombrosa:
La faneca oceánica (Ocean pout en inglés, o puchero del océano) puede parecer una nueva tendencia cosmética de TikTok, tal vez un sucesor del mermaidcore, pero la faneca oceánica en realidad está mucho más cerca de ser una de las anguilas de Ursula en la película La Sirenita.
Con una piel con manchas que van del marrón oxidado al verde grisáceo y un cuerpo alargado que mide hasta 4 pies (1,2 m) de largo, se adapta perfectamente a su estilo de vida que habita en el fondo. Arrastrándose por el fondo marino en busca de presas invertebradas, atrapa rápidamente a sus víctimas utilizando un conjunto de dientes en forma de clavija.
La especie pone sus huevos en grietas o incluso en la basura humana (en un caso, una bota de goma desechada). La hembra guarda los huevos hasta por tres meses, después de lo cual las larvas de pez deben valerse por sí mismas. Las crías son presa de una amplia gama de especies, desde calamares hasta rayas. Los tiburones, el bacalao y la lubina pueden comerse a los adultos.
Debido a que habita en aguas frías y profundas, la especie ha desarrollado una proteína en su sangre que sirve como anticongelante, protegiendo su cuerpo del daño causado por los cristales de hielo incluso en las aguas más frías.
Esta proteína ha demostrado ser sorprendentemente útil para los humanos, a pesar de que la faneca oceánica está protegida de la pesca comercial.
Los genetistas han unido el promotor del gen que codifica la proteína anticongelante a un gen de la hormona del crecimiento del salmón real o Chinook (Oncorhynchus tshawytscha) para crear salmón del Atlántico genéticamente modificado (Salmo salar) que crece más rápidamente que sus homólogos no transgénicos.
El gen de la proteína anticongelante promueve el gen de la hormona del crecimiento de los salmones, lo que hace que los salmones maduren dos veces más rápido y requieran menos alimento. Los activistas se han opuesto a la venta de productos animales genéticamente modificados, pero la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) aprobó la venta del pescado en 2015. El primer salmón genéticamente modificado se vendió en 2021.
Ese mismo gen anticongelante también se modificó en la levadura, y la proteína resultante se utiliza para evitar que el hielo cristalice en helados bajos en grasa. Ha sido aprobado para su consumo en muchos países.