Copépodos parásitos gigantes hacen autostop en su lomo
He aquí lo último en moda de aguas profundas: un desafortunado pez que luce copépodos parásitos como coletas.
Un equipo internacional de científicos afiliado al Instituto Oceanográfico Schmidt y al Instituto Oceanográfico Woods Hole detectó las criaturas durante una reciente expedición a las Islas Sandwich del Sur, en un remoto tramo del Océano Atlántico frente a las costas de América del Sur y la Antártida.
En inquietantes imágenes filmadas a unos 489 metros bajo el mar, las cámaras observaron los tubulares crustáceos adheridos al lomo del pez. Aunque la presencia de parásitos puede provocar náuseas, en realidad son una señal de que el ecosistema submarino está funcionando como debería.
"Los ecosistemas diversos, funcionales y saludables en realidad tienen una mayor diversidad y abundancia de parásitos", afirmó Lauren Dykman, ecóloga bentónica, en un artículo anterior de Woods Hole sobre estas criaturas.
La expedición detectó por casualidad el pez plagado de parásitos, como parte de una misión centrada en catalogar la biodiversidad en las profundidades del océano y detectar riesgos geológicos como deslizamientos submarinos o actividad hidrotermal.
Un comunicado en Facebook del Instituto Oceanográfico Schmidt señaló que los parásitos mantienen bajo control la población del ecosistema, regulan la red alimentaria y aumentan la biodiversidad del océano.
Pero los investigadores también tienen la vista puesta en un objetivo mayor: investigar la Corriente Circumpolar Antártica (el flujo oceánico que rodea la Antártida) y su papel en la configuración de hábitats como el que habitan este pez granadero y sus copépodos.
La corriente oceánica actúa como un muro de contención acuático, creando diferencias de temperatura que influyen en el lugar donde viven, migran y se reproducen los animales. Los científicos sospechan que podría actuar como una frontera biogeográfica, separando ecosistemas e impulsando adaptaciones únicas a ambos lados.
Como se sabe tan poco sobre esta parte aislada de las profundidades marinas, cada viscoso copépodo y cada serpenteante pez se convierte en una pista sobre cómo cambia la biodiversidad a través de las fronteras submarinas.
La expedición a las Islas Sandwich del Sur es uno de los muchos proyectos que contribuyen a la creciente comprensión de que esos remotos ecosistemas (con parásitos y todo) están llenos de sorpresas y son esenciales para comprender el pasado de nuestro planeta, sus cambios actuales y cómo podría ser en el futuro. Los parásitos que adornan a este pez son más que un simple peinado: son un indicador de un próspero ecosistema, moldeado por las condiciones únicas de las profundidades marinas.