El Chorisochismus dentex tiene unas mandíbulas que hacen palanca en los moluscos
No es difícil ver por qué esta imagen de lo que parece ser un híbrido de mejillón, pez y squig ha sido compartida miles de veces en las redes sociales - nosotros hoy la volvemos a revivir. Pero, como es el caso de la mayoría de los encuentros cercanos del tipo raro, hay una explicación lógica para el aspecto "extraterrestre" de esta criatura.
La primera vez que se informó de este animal rojo cobalto fue en 2014 cuando la turista Leandra Vissr pasó sobre su cadáver en una playa cerca de Ciudad del Cabo, África del Sur. Perpleja por su hallazgo, publicó una foto en Facebook para obtener algunas respuestas. Aunque en el momento muchos comentaristas dudaron de la autenticidad de la imagen, lo que estás viendo es un animal real: un pejesapo conocido como rocksucker rojo - que puede traducirse como mamón o chupador de roca - (Chorisochismus dentex).
Vivos, los rocksuckers son en realidad bastante lindos, con esa dentición temible escondida detrás de un par de labios carnosos. Pero, como es el caso de casi todos los animales (incluidos los humanos), el sol tiene una manera de convertir la blanda piel exterior en un cuero color langosta cocida.
Nativos de aguas africanas, los rocksucker rojos se encuentran comúnmente en charcas de marea (charcas de roca) de la costa de Naibia y en dirección al extremo norte de la sudafricana KwaZulu-Natal. Cuando quedan varados muertos, el sol abrasador afecta sus escamas en primer lugar. Debido a que se deshidratan, la "piel" comienza a encogerse. Esta desecación continúa hasta que, con el tiempo, los labios se mueven hacia atrás lo suficiente para exponer las mandíbulas que una vez que se ajustaban cómodamente dentro de ellos.
En esencia, el pez se momifica de afuera hacia adentro, esto:
El pez se alimenta principalmente de lapas - caracoles acuáticos que utilizan un poderoso "pie" muscular para adherirse a las rocas - y sus impresionantes dientes son las herramientas perfectas para apalancar en los moluscos y soltarlos.
"Es un pez especializado muy fascinante", dice el ictiólogo Robin E. Stobbs, que trabajaba para documentar el comportamiento de alimentación de estos animales utilizando tecnología de rayos X.
Las lapas son tan fuertes que es muy difícil despegar una de la roca. La clave para hacerlo, en primer lugar, es impedir la creación de aspiración, una hazaña que los rocksuckers logran en cuestión de segundos, explica Stobbs.
"Después que un rocksucker ha descubierto una lapa a punto de moverse, se posiciona frente al molusco", dice. "Luego de ver la lapa durante unos segundos, salta hacia adelante y hacia arriba, se sumerge en el caparazón con la boca abierta, inserta sus dientes superiores debajo de él y con el impulso hacia adelante como resultado del salto, apalanca la lapa del sustrato y la traga inmediatamente".
Y esas palancas incorporadas no se detienen en los caracoles de mar. Durante un estudio realizado en 1980, Stobbs encontró que aproximadamente el 12 por ciento de la dieta de los rocksuckers se compone de erizos de mar espinosos.
Como se puede imaginar, las partes duras como conchas y exoesqueletos de erizo son difíciles de digerir, por lo que el pez elimina - todo - rodeándolo de cápsulas mucosas.
Entonces ahí lo tienes amigo. Podríamos estar tratando con un mutante extraterrestre, pero este pez con los dientes al descubierto que excrementa conchas es sólo un ejemplo más de la increíble vida que se esconde debajo de las olas.
Si no es suficiente para ti un rocksucker desecado, estoy seguro que esta imagen te convencerá: