Una nueva trampa para peces utiliza inteligencia artificial para atraer al pez león
María y Bob Hickerson vieron su primer pez león en un viaje de buceo en Jamaica en 2009. Cuando lo vieron, se apresuraron antes de que este espécimen desconocido pudiera nadar lejos. Pero en vez de eso, el pez parecía detenerse.
"Se pavoneaba como un pavo real", dice María.
Le tomaron fotografías y preguntaron al operador de buceo sobre el pez. Él pidió detalles sobre dónde lo vieron.
"Nos dijo: 'Voy a enviar mis chicos para acabar con él'", dice Bob. "Esa fue nuestra llamada de atención".
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos especula que propietarios de acuarios caseros tiraron a peces león no deseados frente a la costa del Atlántico hace alrededor de 30 años, a partir de eso se ha convertido en una invasión que sigue creciendo.
Nativo de la región Indo-Pacífico, el espinoso pez se ha extendido desde Carolina del Norte hasta el Golfo de México, a través del Caribe, y a lo largo de la costa brasileña. Sin depredadores naturales, una amplia dieta y rápidas tasas de reproducción, el pez león está a punto de invadir todos los ecosistemas y socavar las industrias del turismo y la pesca.
No mucho después de la inmersión en el año 2009, los Hickersons iniciaron la detección de peces león en la costa este de Florida, donde viven. Decididos a hacer algo, los Hickersons, que trabajaban como contratista general e instructor de buceo, se involucraron en la lucha contra la invasión. Desarrollaron herramientas, comenzando con la Frapper, una pequeña lanza compacta que ambos utilizan y venden. Ellos decidieron que una trampa, una que pudiese contener muchos peces león e ir más profundo que los buzos, sería una buena adición a su arsenal.
Esa idea se convirtió en la Trampa Frapper. Los Hickersons probaron múltiples formas y tamaños para hacer su trampa una vivienda atractiva para el pez león. Pero el verdadero avance vino del padre de María, el informático Gonzalo de la Peña Casares, quien sugirió agregar inteligencia artificial a la mezcla.
Lo que se le ocurrió a de la Peña Casares fue un algoritmo de visión por ordenador, un subconjunto de aprendizaje mecánico e inteligencia artificial. El trío desarrolló una computadora del tamaño de una tarjeta de crédito metida dentro de una carcasa impermeable unida a la trampa, que ahora tenía un diseño de dos partes. Cuando la vida marina nada en la primera sección de la trampa, una puerta se cierra detrás de ella. Una cámara toma varias fotos, que el ordenador compara contra las imágenes de peces león y otras especies marinas. Si el cautivo no es un pez león, la puerta se vuelve a abrir y puede nadar lejos. Si se trata de un pez león, se abre una puerta diferente que conduce al recinto principal. Impulsado por el aprendizaje automático, el algoritmo mejora el reconocimiento del pez león con cada encuentro.
La inteligencia artificial ya se está utilizando en todo, desde teléfonos móviles a coches, y los conservacionistas están probando lo que puede hacer por ellos. Otros proyectos han utilizado el reconocimiento facial para categorizar las ballenas y realizar un seguimiento de las poblaciones de peces.
A diferencia de Google y Facebook, los conservacionistas no siempre tienen acceso a los enormes conjuntos de datos que a menudo se requieren para conducir eficazmente la inteligencia artificial y el aprendizaje automático. De la Peña Casares, sin embargo, construyó el algoritmo para reconocer la silueta de un pez león con poco más de 800 imágenes, una pequeña cantidad en comparación con los miles o millones de puntos de datos utilizados con frecuencia. La Trampa Frapper trabaja con datos tan limitados por que sólo hay pocos tipos de vida marina que ocupan el mismo espacio y la región que el pez león, por lo que el algoritmo no necesita conocer todos los peces en el mar. Bob dice que la única preocupación fue que la langosta espinosa, que se asemeja al pez león, podría darle al algoritmo algunos problemas, pero hasta ahora no ha tenido problemas para diferenciar a los dos.
Otras organizaciones que luchan contra el pez león han estado ansiosas por participar. Los Hickersons tiene una subvención de dos años del Servicio Geológico de los Estados Unidos para poner a prueba la trampa por primera vez en un tanque de agua salada y luego en aguas abiertas. Carole Baldwin, zoóloga de investigación en el Smithsonian, se llevó dos prototipos en un viaje de trabajo de campo en la costa de Curazao. Esos ensayos se han centrado en el propio compartimento de la trampa, mientras que las pruebas de campo de la electrónica y el algoritmo de selección vendrán más adelante.
El Departamento de Medio Ambiente de Islas Caimán está también interesado en probar la Trampa Frapper en su área marina protegida y la Nature Foundation St. Maarten está explorando trabajar con la tecnología de la trampa. Ellos quieren encontrar una manera de añadir la tecnología en las trampas de los pescadores, y luego pagarles para capturar el pez león en su temporada baja.
El principal impedimento es la financiación, que los Hickersons están tratando de resolver con una recaudación de fondos en línea. Una vez que tengan el dinero, el pez león podría encontrarse ante un nuevo depredador: la inteligencia artificial.