Un vídeo muestra por primera vez un festín de isópodos gigantes
Hace sesenta y cinco millones de años, el planeta Tierra fue golpeado por una gran extinción que dejó pocos organismos marinos vivos.
Ahora los científicos están tratando de observar en las profundidades lo que queda de aquellas criaturas y sacarlas a la luz, persiguiendo a algunos antiguos animales como una rara delicadeza del pasado.
Un repugnante, pero fascinante, nuevo vídeo muestra a una tropa de artrópodos de aguas profundas alimentándose del cadáver de un caimán, que investigadores del Consorcio Marino de Universidades de Louisiana (LUMCON) dejaron caer en el Golfo de México a dos kilómetros (1.2 millas) de profundidad.
Después de 24 horas, los invertebrados gigantes habían olfateado la rara comida de alguna manera, y se atiborraron hasta el punto en que básicamente se quedaron "inmóviles" o "estupefactos", a veces cayendo al suelo.
"Me sorprendió que ya existieran isópodos gigantes por todos lados", explica en el vídeo Craig McCLain, del equipo de LUMCON. Pensé que les tomaría un tiempo recoger las señales químicas que les permitiría localizar una caída de alimento como un caimán".
Suena absurdo, y parece, si es posible, aún más. Las rosadas 'chinches' o cochinillas marinas del tamaño de una pelota de fútbol se llaman isópodos gigantes (Bathynomus giganteus), y se cree que algunos grupos tienen un antiguo origen en las profundidades marinas, que se remonta a 200 o 300 millones de años.
Como explican los investigadores en su vídeo, estas misteriosas criaturas están estrechamente relacionadas con las cochinillas, excepto que son enormes. Se encuentran entre las criaturas más extrañas que habitan en las profundidades marinas, y la resistencia es algo muy suyo: los isópodos gigantes pueden quedarse sin comida durante meses, a veces incluso años.
Enterrados profundamente bajo de la superficie del océano, a leguas de una fuente de luz, deben buscar el carbono donde sea que puedan obtenerlo. Esto significa que cuando una ballena o un gran pez muere y se hunde, su cuerpo se convierte en un festín de comida en un paisaje que de otra manera estaría desierto.
Los caimanes, dicen los investigadores, pueden ser el último recurso para algunos de los invertebrados más antiguos.
"Antes de la existencia de las ballenas", escribe McClain, "quizás grandes reptiles marinos como ictiosaurios, mosasaurios y plesiosaurios hospedaron en cádaveres hundidos comunidades de invertebrados endémicos y diversos".
Hay un montón de investigaciones fósiles que sugieren que este podría haber sido el caso. De hecho, probablemente todavía lo sea.
Ríadas importantes, tormentas tropicales e incluso huracanes han jugado un papel para llevar caimanes al Golfo, a veces hasta 25 kilómetros (15 millas) de la costa, como fue el caso durante el huracán Katrina.
Gracias a lo que es notablemente la primera "caída de reptiles" registrada, ahora sabemos que si estas criaturas se hunden, sus cadáveres no se perderán. Y es poco probable que los isópodos sean los únicos carroñeros que lo visiten.
Una vez que las chinches marinas han atravesado el cadáver y se lo están comiendo desde dentro, podrían aparecer organismos más pequeños y probar sus posibilidades con los restos.
Los investigadores predicen que la mitad del cadáver desaparecerá en dos meses, cuando el equipo regrese al sitio.