Los tiburones comparten con los humanos receptores de sustancias amargas
Un equipo de investigación de la Universidad de Colonia, en colaboración con colegas del Instituto Leibniz de Biología de Sistemas Alimentarios (LSB) de Freising, ha descubierto un receptor del sabor amargo en doce diferentes peces cartilaginosos (tiburones y rayas).
El receptor pertenece a los llamados receptores gustativos tipo 2 (T2R), que también hacen que el ser humano perciba alimentos amargos y potencialmente tóxicos. Hasta ahora se suponía que tales receptores sólo se encontraban en los vertebrados óseos.
En el pasado, la investigación molecular tenía limitada información sobre los tiburones, ya que sus genomas suelen ser relativamente grandes. Por lo tanto, la secuenciación suele ser más compleja y lleva más tiempo que con muchos otros animales. Sin embargo, las técnicas están más avanzadas hoy en día y proporcionan cada vez más información sobre las secuencias genéticas de muchos peces cartilaginosos.
Esto permitió a los neurobiólogos (Privatdozent) Dr. Maik Behrens y Tatjana Lang del Instituto Leibniz de Biología de Sistemas Alimentarios y al profesor Dr. Sigrun Korsching del Instituto de Genética de la Universidad de Colonia buscar específicamente receptores de sabor amargo en peces cartilaginosos.
Doce de los diecisiete genomas de peces cartilaginosos estudiados contenían genes para los receptores gustativos tipo 2, con sólo un gen T2R presente en cada especie. Los investigadores denominaron a este único gen T2R1. El hecho de que solo se haya encontrado un gen T2R sugiere que se trata de la forma original de estos receptores del sabor amargo, que no fue alterada por la duplicación genética y la posterior especialización diferente de los receptores resultantes.
Imagen: Nuevos datos genéticos muestran que los humanos y los tiburones comparten receptores del sabor amargo, a pesar de que sus vías evolutivas se separaron hace casi 500 millones de años
"Estos hallazgos nos brindan nuevos conocimientos sobre la evolución de estos receptores: podemos mirar hacia atrás casi 500 millones de años y descubrir el origen molecular y funcional de toda una familia de receptores del sabor amargo. Porque esa es la edad del último ancestro común de los cartílagos y los peces óseos", afirma Sigrun Korsching.
Los autores también han introducido el gen T2R1 del tiburón bambú (C. plagiosum) y del tiburón gato (S. canicula) en líneas celulares inmortalizadas. Los resultados demostraron que ambos tiburones pueden saborear sustancias amargas que también perciben los humanos, como la colchicina o los ácidos biliares. Un examen de noventa y cuatro sustancias amargas humanas identificó once sustancias que también podrían activar los receptores de los tiburones.
Algunas de estas once sustancias también activan los receptores del sabor amargo del "fósil viviente" celacanto (Latimeria chalumnae), una antigua especie de pez óseo, como han demostrado los autores en un estudio anterior.
Sigrun Korsching resume que "es sorprendente hasta qué punto se ha conservado esta función, es decir, a lo largo de toda la evolución de los vertebrados".
El trabajo fue publicado con el título "A singular shark bitter taste receptor provides insights into the evolution of bitter taste perception" en Proceedings of the National Academy of Sciences.