Se encuentran frente a la costa este de España pequeños dientes de Otodus megalodon
Los tiburones más grandes que jamás hayan vagado por los océanos protegían a sus crías en viveros de aguas cálidas y poco profundas donde la comida era abundante y los depredadores escaseaban hasta que podían asumir su título de reyes y reinas del mar.
Pero a medida que el nivel del mar descendió en un mundo que en enfriamiento, es posible que el brutal megapredador, Otodus megalodon, haya encontrado cada vez menos zonas costeras de refugio seguro donde sus crías podrían llegar a la edad adulta sin peligro.
De hecho, según una nueva investigación, la dependencia del megalodon de los viveros puede haber contribuido al final de su reinado de 20 millones de años.
Otodus megalodon, a veces clasificado como Carcharocles megalodon, tardaba 25 años en convertirse en adulto, "una madurez sexual extremadamente retrasada", dijeron los autores en el artículo de investigación.
Pero una vez que crecía por completo, el tiburón podía alcanzar hasta 18 metros, tres veces el tamaño del gran tiburón blanco más grande, que se hizo famoso por la exitosa película Tiburón de 1975.
Como depredador ápice, y hasta su extinción hace unos tres millones de años, el megalodon adulto no tenía rivales entre otros cazadores oceánicos y se alimentaba de tiburones más pequeños e incluso ballenas. Pero sus crías eran vulnerables a los ataques de otros depredadores, a menudo otros tiburones de afilados dientes.
Los viveros en plataformas continentales poco profundas con una gran cantidad de peces más pequeños para alimentarse y pocos depredadores competidores les dieron el espacio ideal para alcanzar su impresionante tamaño.
"Nuestros resultados revelan, por primera vez, que el O. megalodon usaba comúnmente áreas de cría en grandes escalas temporales y espaciales", señala el líder del estudio Carlos Martínez-Pérez, un paleobiólogo de la Universidad de Valencia.
'Lugar perfecto para crecer'
El equipo de investigación descubrió una zona de cría frente a la costa este de España en la provincia de Tarragona después de visitar un museo y observar una colección de dientes de megalodon.
"Muchos de ellos eran bastante pequeños para un animal tan grande", dijeron a la AFP los autores de la Universidad Británica de Bristol, Carlos Martínez-Pérez y Humberto Ferrón. A juzgar por el tamaño de los dientes, supusieron que el área había sido el hogar de jóvenes megalodones.
El vivero español podría describirse como "un lugar perfecto para crecer", dijeron los autores.
Habría sido una "zona poco profunda de la bahía de aguas cálidas, conectada al mar y con extensos arrecifes de coral y abundantes invertebrados, especies de peces, mamíferos marinos y otros tiburones y rayas".
Los investigadores analizaron otros ocho conjuntos de dientes de tiburón que se habían recolectado previamente, distribuidos en Estados Unidos, Perú, Panamá y Chile. Llegaron a la conclusión de que cuatro de ellos —dos en Estados Unidos y dos en Panamá— habían pertenecido a tiburones más jóvenes.
Como resultado, los autores sugieren que estas cuatro áreas donde se encontraron los dientes también podrían haber sido viveros.
"Las cuatro formaciones restantes demuestran estructuras de clases de tamaño típicas de poblaciones dominadas por adultos, lo que sugiere que estas regiones podrían corresponder a áreas de alimentación o apareamiento", dice el estudio.
Los tiburones mudan sus dientes continuamente a lo largo de su vida y los criaderos son zonas con una gran abundancia de tiburones. "Como consecuencia, se pueden desprender una gran cantidad de dientes, lo que aumenta las posibilidades de posteriores descubrimientos de fósiles", dijeron los autores.
Los megalodones disfrutaron de las aguas cálidas y templadas del período Mioceno que se extendió desde hace unos cinco millones a 23 millones de años. Pero el período más frío del Plioceno les convenía mucho menos.
A medida que sus presas se adaptaban y se dirigían hacia aguas más frías, el megalodon permanecía donde los océanos seguían calientes.
La comida restante también fue favorecida para los grandes tiburones blancos, aumentando la competencia con el depredador más pequeño, pero más ágil.
La gran reducción de los viveros de aguas poco profundas debido a la caída del nivel del mar, causada por un clima más frío, también puede haber contribuido a la eventual extinción del megalodon.
Los investigadores informaron de sus hallazgos el miércoles en la revista Biology Letters de The Royal Society: Use of nursery areas by the extinct megatooth shark Otodus megalodon (Chondrichthyes: Lamniformes)