
La infraestructura humana puede obstaculizar la movilidad de los animales marinos
El océano parece infinito. Si empezaras a nadar desde la orilla, es fácil creer que, dejando de lado la condición física y el oxígeno, podrías continuar para siempre. Es una experiencia muy diferente a la de viajar por tierra, donde montañas, ríos y autopistas de seis carriles repletas de tráfico impiden el paso fácil.
Es igualmente fácil creer que los peces y otras criaturas marinas altamente móviles experimenten el océano de una manera tan desenfrenada. Estos animales, adaptados durante milenios para navegar en el océano, deben sortear fácilmente cualquier barrera que teóricamente puedan esquivar nadando. Sin embargo, esa suposición es errónea.