Nuevo estudio insta a la urgente reconexión de hábitats para cumplir los objetivos climáticos y de biodiversidad
Los científicos advierten que el futuro de nuestros océanos y los objetivos climáticos dependen de reconectar los hilos ecológicos que mantienen unidos los hábitats costeros.
Un nuevo estudio, presentado en el II Simposio Internacional de Paisajes Marinos en la ZSL (Sociedad Zoológica de Londres) y publicado para coincidir con la Conferencia del Decenio de los Océanos de las Naciones Unidas, representa dos años de trabajo de un equipo internacional dirigido por la Universidad de Portsmouth, con el apoyo de la ZSL y la Universidad de Edimburgo.
Ofrece el informe más completo hasta la fecha sobre cómo los hábitats costeros en las regiones templadas funcionan no de forma aislada, sino como sistemas interconectados, un concepto conocido como conectividad ecológica.
"Los hábitats costeros, como los arrecifes de ostras, las marismas, los bosques de algas y las praderas marinas, suelen tratarse como entidades separadas en las políticas y la restauración, pero en realidad están estrechamente vinculados por los flujos de agua, vida y energía", afirmó la autora principal, la profesora Joanne Preston, del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Portsmouth. "Para alcanzar nuestros objetivos globales en materia de clima y biodiversidad, necesitamos restaurar todo el paisaje marino".
Publicado en npj Ocean Sustainability para coincidir con el Día Mundial de los Océanos y el punto medio del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, el documento sostiene que reconectar estos hábitats es fundamental para reparar el daño causado por siglos de degradación y para alcanzar los objetivos internacionales en el marco del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
"La conectividad ecológica permite que organismos, nutrientes, sedimentos y energía se desplacen entre diferentes hábitats marinos. Estos intercambios impulsan servicios ecosistémicos cruciales, desde el almacenamiento de carbono hasta la filtración de agua, la protección costera y la productividad pesquera" dijo la Dra. Philine zu Ermgassen, del Grupo Changing Oceans de la Universidad de Edimburgo.
Imagen: Figura esquemática que ilustra la relación entre la conectividad estructural, la conectividad funcional, los mecanismos y la prestación de servicios ecosistémicos. Los ejemplos de conectividad estructural se indican con flechas y fuente azules, la conectividad funcional con flechas y fuente naranjas, y los mecanismos con flechas y fuente verdes. Los íconos azul claro muestran ejemplos de la prestación de servicios ecosistémicos mejorada por la conectividad entre hábitats marinos. Crédito: npj Ocean Sustainability (2025). DOI: 10.1038/s44183-025-00128-3
La investigación recopila evidencia de regiones templadas globales que demuestra que la coubicación del hábitat mejora consistentemente la prestación de servicios ecosistémicos. En California, por ejemplo, las praderas marinas crecen con mayor vigor junto a arrecifes de ostras. En la costa este de EE. UU., en la región de la bahía de Chesapeake, los bancos de ostras aumentan drásticamente la claridad del agua y la absorción de nutrientes. Además, en Nueva Zelanda, el carbono derivado de las algas marinas impulsa las poblaciones de peces en los fiordos.
"Los hábitats conectados son más productivos, más resilientes y más beneficiosos para las personas", afirmó la coautora Alison Debney, directora del Programa de Estuarios y Humedales de la ZSL. "Restaurar áreas aisladas no es suficiente. Necesitamos pensar como el mar —fluido, conectado, dinámico— y actuar a gran escala".
En respuesta, los autores proponen una definición formal de restauración del paisaje marino: la restauración simultánea o secuencial de múltiples hábitats para reconstruir ecosistemas marinos funcionales, resilientes y conectados.
Exigen un cambio de enfoques de conservación basados en características hacia una planificación holística basada en la conectividad. Esto incluye la actualización de los marcos de las áreas marinas protegidas (AMP), las políticas de desarrollo y los criterios de financiación para la restauración, a fin de considerar el valor de los vínculos ecológicos entre los hábitats.
"Nos encontramos en un momento crítico", afirmó al profesora Preston. "El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas y el Decenio de las Ciencias Oceánicas nos brindan las herramientas y el impulso necesarios. Pero a menos que restauremos el paisaje marino en su conjunto —el mosaico completo de hábitats y sus conexiones—, corremos el riesgo de no alcanzar los objetivos establecidos por los responsables políticos".
Imagen: Ilustración del papel de la conectividad en la modulación de la prestación de servicios ecosistémicos en el paisaje marino costero. Las flechas se relacionan con iconos del mismo color; la punta de flecha indica el hábitat donde el servicio ecosistémico se potencia mediante la conectividad con el hábitat de origen. Crédito: npj Ocean Sustainability (2025). DOI: 10.1038/s44183-025-00128-3
El estudio presenta recomendaciones claras para los responsables políticos, entre ellas:
• Integrar la conectividad del paisaje marino en las políticas climáticas y de biodiversidad
• Integración de los objetivos de restauración en las interfaces tierra-mar
• Reconocimiento del papel de la conectividad en la mitigación y adaptación al cambio climático
• Actualización de las evaluaciones ambientales para evaluar la prestación de servicios ecosistémicos a escala del paisaje marino
"Necesitamos considerar los hábitats costeros como sistemas interconectados", afirmó la coautora Rosalie Wright, de la Fundación Blue Marine. "Nuestros enfoques fragmentados de políticas y regulaciones deben transformarse en un enfoque holístico a escala del paisaje marino. Abordar estas barreras permitirá la urgente recuperación de nuestras costas".
Este trabajo apoya directamente el Objetivo 2 del Marco de Trabajo Mundial de Biodiversidad, que exige que al menos el 30% de los ecosistemas costeros y marinos degradados estén bajo restauración efectiva para 2030, mejorando específicamente la conectividad y la función ecológica.
Los hallazgos surgen en medio de una creciente preocupación por el colapso de los hábitats marinos en las zonas templadas. En los últimos dos siglos, solo el Reino Unido ha perdido hasta el 95 % de sus arrecifes de ostras, el 90 % de sus praderas marinas y vastas extensiones de marismas. Estas pérdidas ponen en peligro no solo la biodiversidad, sino también el almacenamiento de carbono, las poblaciones de peces y la protección costera.
Restaurar a escala y de un modo que refleje las realidades ecológicas de la costa ofrece una poderosa solución basada en la naturaleza a las crisis interrelacionadas del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
A medida que el mundo cobra impulso en torno a la recuperación de los océanos, el mensaje de la ciencia es inequívoco: la restauración a escala del paisaje marino no es opcional. Es esencial.
El estudio se ha publicado en npj Ocean Sustainability: Seascape connectivity: evidence, knowledge gaps and implications for temperate coastal ecosystem restoration practice and policy
