Los langostinos varían en tamaño desde unas pocas décimas de pulgada a tan grandes como la palma
Su sabor es una mezcla única de langosta y camarón dicen los amantes de los sabrosos crustáceos suramericanos llamados "langostinos". Aderezados con ajo, jugo de limón, pimiento y cebolla, los langostinos se disfrutan en platos que van desde la linguini a los tacos.
La investigadora del Smithsonian Patricia Cabezas y doctorada por la Universidad Autónoma de Madrid, conoce los langostinos por un nombre menos apetitoso: camarones (squat lobsters o langosta en cuclillas), crustáceos más estrechamente relacionados con los cangrejos ermitaños que con las conocidas langostas comestibles en los acuarios de los restaurantes. Los langostinos capturados y comidos por los seres humanos en América del Sur representan la punta del iceberg en términos de la notable diversidad de estos animales: son conocidas más de 1.000 especies en todo el mundo.
Prácticamente desconocidos para el público en general dado que los langostinos viven en el fondo del océano. "Ellos son muy llamativos y abundantes en las profundidades del mar y en las aguas superficiales y muestran un impresionante arco iris de colores", dice Cabezas. Su "cola" o abdomen, está escondido permanentemente por debajo de su cuerpo, de ahí su nombre (squat lobsters en inglés o langosta en cuclillas). Ellos viven en diferentes profundidades de los arrecifes de coral cerca de fuentes hidrotermales profundas.
En los últimos años Cabezas ha descubierto y nombrado dos nuevos géneros y 29 nuevas especies de langostinos, más recientemente el Paramunida haigae en el Océano Pacífico Central. Para nombrar una nueva especie Cabezas la mide cuidadosamente y compara una muestra de antenas, espinas en el caparazón y otras partes del cuerpo con las características corporales de especies conocidas. Luego, utilizando fotografías e ilustraciones, escribe una descripción detallada de la nueva especie que es revisada y publicada en una revista científica.
Su oficina en el Centro de Apoyo al Museo Smithsonian en Suitland, Md., está muy cerca de las colecciones húmedas del Departamento de Zoología de Invertebrados del Museo Nacional de Historia Natural, que tiene cientos de miles de ejemplares de crustáceos disponibles para el estudio.
Los langostinos varían en tamaño desde unas pocas décimas de pulgada a tan grandes como la palma y "son muy, muy desafiantes para estudiar porque sus diferencias morfológicas son muy sutiles. Es muy, muy difícil, describir y nombrar una nueva especie", explica Cabezas.
A pesar de la dificultad, los científicos nombran docenas de nuevas especies cada año y Cabezas cree que muchas especies no descritas aún acechan en las profundidades del océano. El conocido cangrejo yeti descubierto en el Pacífico Sur en 2005, con sus largos brazos peludos, por ejemplo, es un langostino.
"El descubrimiento Especies de langostinos será un cuento de nunca acabar", dice ella. "Hay tantos lugares que no han sido incluidos en la muestra. Están absolutamente en todas partes. El Océano Índico entre Indonesia y la India es un misterio", dice Cabezas. "Tan pronto como empecemos a recoger muestras de allí, te puedo decir que vamos a ver un montón más nuevas de especies de langostinos".
Muchas especies de langostinos son nativos de archipiélagos o zonas geográficas restringidas. La mayoría son carroñeros, comiendo cualquier cosa que flote por o caiga al fondo del océano. Algunos se alimentan de pequeños crustáceos y pulpos en la columna de agua.
Los langostinos se clasifican en dos grandes familias: Chirostyloidea y Galatheoidea. Los Chirostilidos son animales acuáticos principalmente profundos e incluyen especies que se caracterizan por apéndices delgados y alargados que se encuentran comúnmente encaramados en los corales. Los Galateidos constituyen aproximadamente el 75 por ciento de la diversidad de langostinos y se encuentran en los arrecifes tropicales de aguas poco profundas a profundidades abisales.
Recoger, encontrar y describir nuevas especies de langostinos es importante, agrega Cabezas, porque "hoy estamos destruyendo la biodiversidad, por lo que tenemos que describir nuevas especies tan rápido como nos sea posible o podemos destruir algo que nunca sepamos que existía". Una comprensión básica de la diversidad de la vida aumenta nuestras oportunidades de descubrimientos médicos, desarrollo económico y la capacidad para hacer frente a los retos ambientales como el cambio climático, dice Cabezas. "Mira las esponjas, por ejemplo. La investigación básica de las esponjas nos ha provisto de diferentes productos químicos nuevos que aparentemente nos pueden ayudar a combatir el cáncer".
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