Cientos de miles de mamíferos marinos migran a través del hueco entre Rusia y Alaska
"Cuando trato de transmitir la inmensidad de la maravilla migratoria de los mamíferos marinos que pasan por el Estrecho de Bering - una estrecha corriente de agua que separa Alaska del Extremo Oriente ruso - no puedo dejar de recordar mi estancia en la ciudad de Nueva York", dice Martin Robards, coordinador regional del Ártico-Beringia de WCS (Wildlife Conservation Society).
Entre 2012 y 2014 viajaba frecuentemente desde Queens al zoológico del Bronx, donde estaba la Wildlife Conservation Society, a través del sistema de metro de la ciudad de Nueva York. Después de 25 años de vivir en Alaska, no estaba acostumbrado a la multitud de gente en la Gran Manzana. En su entrada al Metro de la calle 52 en Queens, se unía cada día a unos 7.000 pasajeros entrando en el tren 7.
Esa cohorte de la calle 52 era pequeña, sin embargo, en comparación con las multitudes más abajo de la línea. Aproximadamente 160.000 pasajeros pasan por la estación de Metro de la Grand Central Terminal, la segunda estación más concurrida del sistema de Nueva York. En Times Square, la zona más concurrida, se estima que 200.000 pasajeros inundan cada día la estación.
Para entender el trabajo que ha estado haciendo Robards en el Ártico, nos pide que olvidemos a estas personas en el abarrotado Metro y miremos a cada viajero no como un neoyorquino vestido con ropa oscura, sino como una arrogante ballena de Groenlandia de 40 toneladas, una de las 18.000 que viajan entre el mar de Bering y el océano ártico.
Y las ballenas barbadas no viajan solas. Uniéndose a ellas hay más de 100.000 morsas, unos cientos de miles de focas anilladas y barbudas, miles de ballenas belugas, más de 10.000 ballenas grises y un popurrí de ballenas - entre ellas la minke, la jorobada y la de aleta. En número de mamíferos marinos, eso es más que los neoyorquinos entrando en Times Square y Grand Central juntas.
Las ballenas son comparables a la biomasa de los mamíferos en la mayor migración terrestre del mundo, en el Serengeti. No se puede superar la enorme inmensidad de este movimiento de mamíferos marinos de un lado a otro a través de las aguas internacionales que separan Chukotka en la Federación de Rusia, de Alaska en los Estados Unidos. Si fuese visible en la superficie, esto sería realmente apreciado como una de las grandes maravillas de nuestro planeta.
Esta "hora punta" de los mamíferos marinos que pasan por el Estrecho de Bering no es una noticia en sí misma. Ha tenido lugar durante milenios. Las aldeas esquimales locales han cazado mamíferos marinos aquí durante unos miles de años, principalmente debido a su fiable flujo y reflujo desde el Ártico con el avance y la retirada del hielo marino de invierno.
El cambio más reciente en este importante centro migratorio para las ballenas y otros mamíferos marinos es el rápido aumento del impacto del cambio climático en el hielo marino, la columna vertebral de estos ecosistemas árticos. Los animales y las personas se ven obligados a adaptarse a uno de los ecosistemas más rápidos del planeta.
Además de los impactos climáticos y la pérdida de hielo marino, ahora se está moviendo la industria. Si bien es crítico tanto para la seguridad local como para la nacional, la afluencia de actividades comerciales vuelve a enfatizar las preocupaciones sobre cómo equilibrar los beneficios económicos de aquellos en centros urbanos lejanos con aquellos que permanecen y dependen de las zonas costeras del Ártico.
Al igual que en nuestros propios trayectos, que requieren de conductores de trenes, administradores de tránsito y regulaciones para mantenernos a salvo en nuestro camino hacia y desde el trabajo, necesitamos cada vez más manejar el tráfico de buques, nuevo resultante del derretimiento del hielo ártico para mantener a salvo las migraciones de ballenas, morsas y focas.
Las negociaciones para abordar el creciente desarrollo de petróleo y gas en alta mar han llevado a un acuerdo entre desarrolladores, cazadores indígenas y agencias que protegen a las personas y las ballenas. Del mismo modo, las empresas que navegan por el Ártico han adoptado proactivamente el Código Polar - un acuerdo internacional cuidadosamente negociado por las partes interesadas y la Organización Marítima Internacional, que ayudará a garantizar la seguridad de los marinos y el medio marino del Ártico, incluidos los que viven en él.
Aún así, los retos de asegurar que la vida silvestre y la gente del Ártico continúen floreciendo sigue siendo desalentador. Requiere trabajar juntos a través de culturas y fronteras políticas para tener éxito. Y requerirá involucrarse plenamente con las indicaciones documentales (fotográficas) y científicas de que un planeta en calentamiento afecta profundamente al Ártico.
"Ahora más que nunca, son necesarios organismos internacionales, organismos gubernamentales y entidades locales para ayudarnos a comprender y responder eficazmente a los muchos cambios que marcan un paisaje marino tan rico en biodiversidad, impregnado de cultura y central para el comercio y el transporte", concluye Robards.
