"Ciudades esponja", en lugar de usar hormigón, trabajarían con la naturaleza para absorber, limpiar y usar el agua
Muchas de las personas más pobres del mundo viven en las regiones más susceptibles a las inundaciones. En el noreste de India, algunos residentes se han visto obligados a reconstruir sus casas al menos ocho veces en la última década. En África, la ciudad más grande del continente, Lagos en Nigeria, puede volverse inhabitable debido a las graves inundaciones, mientras que una reciente inundación provocada por la tormenta tropical Ana afectó a cientos de miles de personas en el sur del continente.
Se espera que la situación empeore en las próximas décadas, especialmente para muchas de las ciudades más grandes del mundo en países de bajos y medianos ingresos de África, Asia y América Latina. Este siglo, se prevé que su población aumente sustancialmente. Lagos, por ejemplo, podría alcanzar una población de 88 millones para 2100 según una estimación académica.
Estas ciudades ya están mejorando su infraestructura. Pero la mayor parte del enfoque sigue estando en grandes soluciones de ingeniería (como muros y terraplenes contra inundaciones) en lugar de planes más holísticos que involucrarían a todos los niveles de la sociedad. Como ha argumentado recientemente una investigación, estas ciudades deben convertirse en verdaderas "sociedades resilientes", antes de que sea demasiado tarde.
Infraestructura azul-verde
Ha habido algunos intentos de ir más allá de un simple enfoque en la ingeniería. Por ejemplo, un enfoque es implementar la llamada infraestructura azul-verde, que utiliza el sistema de planificación para integrar ríos, canales o humedales (el azul) con árboles, césped, parques o bosques (el verde). Esto puede implicar cualquier cosa, desde "jardines de lluvia" a pequeña escala que permiten que el agua se drene naturalmente a través del suelo, hasta humedales o estanques artificiales a una escala mucho mayor.
Imagen: "Corredor ecológico" de humedales artificiales en Ningbo, una ciudad costera de varios millones de habitantes. Crédito: Lei Li, proporcionado por el autor
Las "ciudades esponja", un enfoque introducido por primera vez en China en 2013, son un buen ejemplo de esto en la práctica. La idea de una ciudad esponja es que en lugar de usar hormigón para canalizar el agua de lluvia, es mejor trabajar con la naturaleza para absorber, limpiar y usar el agua. Entonces, al igual que una esponja, las ciudades están diseñadas para absorber el exceso de aguas pluviales sin saturarse demasiado.
Por ejemplo, la ciudad portuaria de Ningbo, donde uno de los investigadores tiene su sede, transformó una franja de 3 km de zonas industriales abandonadas en un corredor ecológico y un parque público.
Shanghái también ha convertido su nuevo parque "Land of Starry Sky" (llamado así porque se encuentra junto a un museo de astronomía) en una instalación esponja, utilizando materiales permeables para absorber el agua de lluvia. El gobierno chino reconoció que las ciudades esponja pueden lograr más objetivos de sostenibilidad que confiar únicamente en las estructuras de ingeniería tradicionales.
Por el contrario, hay un escenario más preocupante en Lagos y otras ciudades costeras que dependen en gran medida de sistemas de ingeniería insuficientes para protegerse de las inundaciones.
Imagen: Inundaciones después de una semana lluviosa en Lagos. Crédito: Mikayleigh Haarhoff/Shutterstock
Necesitamos ciudades resilientes
En la nueva investigación, se han estudiado las prácticas existentes e identificado como el principal problema la falta de compromiso adecuado con las partes interesadas clave (como la industria local, las pequeñas empresas y las comunidades). El compromiso con partes interesadas como estas es clave para mejorar los resultados de la infraestructura azul-verde, y dicho compromiso es más fácil que nunca gracias al uso generalizado de tecnologías móviles y digitales. Idealmente, las infraestructuras resilientes al clima deberían considerarse una coproducción de todos estos diversos grupos.
Por ejemplo, las ciudades esponja han integrado con éxito soluciones basadas en la naturaleza con la ingeniería tradicional. Sin embargo, estas ciudades a menudo tienen dificultades para involucrar a todos en la reflexión proactiva sobre el riesgo de inundaciones. Los investigadores argumentan que la clave para una gestión resiliente de inundaciones radica en lograr que toda la sociedad se involucre en la prevención de inundaciones cuando sea posible, en adaptarse a sus peores impactos y en garantizar un regreso oportuno al estado anterior al desastre.
La ausencia de este compromiso social exacerba los impactos de las inundaciones, especialmente en las partes más pobres y vulnerables del mundo. Esta nueva investigación enfatiza que cualquier ciudad verdaderamente resiliente debe tener un plan de gestión de inundaciones que integre los sistemas naturales, de ingeniería y sociales.
El artículo científico se publicó en Nature Reviews Earth & Environment: Transformation towards resilient sponge cities in China
Imagen de cabecera: Un nuevo humedal artificial recorre la ciudad de Ningbo, China. Wang961201 / Shutterstock