El cambio climático está provocando cambios y extremos inesperados en los océanos
Se podrían utilizar herramientas de gestión marina para ayudar a evitar los enredos de ballenas o la captura incidental de tortugas marinas hasta con un año de antelación, sugieren dos nuevos artículos científicos.
Los hallazgos demuestran que estas herramientas (que ya existen) podrían usarse para advertir sobre las condiciones del ecosistema durante los extremos climáticos, de manera similar a pronosticar el clima.
El cambio climático está perturbando los ecosistemas y la sociedad humana a escala global, y se necesitan con urgencia pronósticos ecológicos para apoyar la gestión de recursos y la toma de decisiones. Por ejemplo, los avances en los modelos del sistema terrestre pueden ayudar a predecir cómo afectarán las variaciones climáticas a los ecosistemas marinos, lo que puede utilizarse para anticipar y reducir el impacto en la pesca. Sin embargo, las aplicaciones actuales de las predicciones ecológicas son todavía limitadas.
Stephanie Brodie y sus colegas del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California Santa Cruz, demuestran la capacidad de los pronósticos ecológicos para prevenir las interacciones entre humanos y vida silvestre causadas por climas extremos.
Utilizaron herramientas de gestión que ya se utilizan en el ecosistema actual de California y que pueden identificar cuándo las aguas más frías utilizadas por las ballenas, como las jorobadas, son empujadas hacia la costa, poniendo a las ballenas en riesgo de enredarse en artes de pesca de cangrejos.
Imagen derecha: Las tortugas bobas pueden morir si quedan atrapadas en las redes de pesca. Crédito: Sebnem Coskun
Estas herramientas también pueden identificar cuándo se debe cerrar la pesca con redes de enmalle a la deriva para evitar la captura incidental de tortugas bobas, que también se basa en anomalías de temperatura.
La pesquería local de cangrejo utiliza actualmente las temperaturas de la superficie del mar del último mes en esta región para tomar decisiones mensuales sobre si la pesca de cangrejo puede continuar en función de si una corriente de agua fría y rica en nutrientes (que atrae a las ballenas) ha sido comprimida hacia la orilla.
Este fenómeno se cuantifica mediante una métrica llamada Índice de Compresión del Hábitat (HCI). Cuando este valor cae por debajo de cierto umbral, es probable que las ballenas se desplacen hacia la costa y los pescadores suspendan la pesca de cangrejos. Pero esto deja poco tiempo para que los pescadores se adapten a los impactos económicos de los cierres de pesca, dice Brodie.
El equipo descubrió que el uso de pronósticos de temperatura global para calcular el HCI para cada mes (durante una ola de calor de 33 meses en 2015) les permitió pronosticar con precisión cuándo el hábitat de la ballena se comprimiría hacia la costa con hasta 11,5 meses de anticipación.
Los autores muestran cómo estas herramientas pueden trasladarse a un sistema de pronóstico para proporcionar pronósticos hábiles con hasta 12 meses de anticipación. También demuestran cómo los pronósticos globales con una resolución relativamente baja podrían ser útiles, sin la necesidad de reducirlos a regiones. Esto podría permitir su aplicación en áreas que podrían carecer de los recursos necesarios para reducir la escala de los modelos, como en los países en desarrollo.
Los autores dicen que la alerta anticipada de potenciales amenazas es clave para desarrollar estrategias de gestión proactivas que puedan ayudar a reducir la incertidumbre frente a los desafíos del cambio global. Estos enfoques podrían ampliarse a muchos ecosistemas costeros de todo el mundo para ayudar a mejorar la gestión global de los recursos marinos, sugieren los autores.
Referencias:
• Ecological forecasts for marine resource management during climate extremes. Nature Communications
• Downscaled seasonal forecasts for the California Current System: Skill assessment and prospects for living marine resource applications. PLOS Climate