Más de 100 especies de plantas ya han invadido la Antártida
Una pequeña semilla está atrapada entre grava suelta y gruesa arena. No hay vivo nada más a su alrededor. Todo lo que se puede ver es una pared de hielo que se eleva hasta 20 metros hacia el cielo. Hace frío. Es difícil sobrevivir por aquí. En invierno, está oscuro incluso durante el día. En verano, el sol calienta la tierra y la deja seca durante 24 horas.
La semilla fue dejada aquí por turistas hace varios años, que vinieron a ver las maravillas del último yermo que queda en el planeta Tierra: la Antártida.
La vida está cambiando. Las temperaturas más cálidas están derritiendo los glaciares y el agua derretida permite que las semillas comiencen a crecer. La Antártida está sufriendo uno de los cambios climáticos más rápidos del mundo. El derretimiento de su hielo podría contribuir a una subida del nivel del mar de hasta cinco metros. Allí donde el hielo desaparece, deja tras de sí un terreno estéril. Para finales de este siglo, podría aparecer bajo el hielo una superficie equivalente a la de un pequeño país.
Los organismos pioneros colonizan nuevas tierras en la Antártida. Los primeros en aparecer son las algas y las cianobacterias, organismos minúsculos lo suficientemente pequeños como para caber entre los granos de arena. Aquí, protegidas de los ardientes rayos del sol, las algas viven y mueren y, como suelen hacer, unen lentamente las partículas de arena para crear una superficie sobre la que pueden crecer otros organismos.
A continuación aparecen líquenes y musgos, de apenas unos centímetros de altura, pero comparados con otras formas de vida de las costas de la Antártida parecen gigantes. Una vez que los líquenes y los musgos se han instalado, pueden aparecer organismos aún más grandes y, con el tiempo, las plantas se afianzan. Sus semillas, si se colocan en un suave y húmedo cojín de musgo, proliferan y crecen.
Imagen: La vegetación de la Antártida está compuesta principalmente por líquenes y musgos, que se han especializado para sobrevivir a las duras condiciones del continente helado. Felix Grewe
Solo dos especies de plantas son nativas de la Antártida. Ambas esparcen sus semillas por medio del viento, lo que las hace independientes de los animales y los insectos, que no son necesarios para transportar el polen o las semillas a otra flor o a una nueva zona de tierra. El viento las arrastra hasta allí. Todo lo que estas plantas necesitan es un poco de musgo o liquen al que sujetarse para que no las arrastre el viento hacia el frío desierto de nieve y hielo.
Pero esta secuencia natural de establecimiento de las plantas se ha roto a medida que cambia el clima y las condiciones se vuelven más habitables. Más de 100 especies de plantas ya han invadido la Antártida. Las recién llegadas están prosperando. Por ejemplo, la Poa annua, una hierba oportunista de rápido crecimiento que se encuentra en los céspedes, se ha extendido rápidamente por las islas subantárticas, desde Georgia del Sur hasta la isla Livingston, y ahora se dirige hacia el sur, hacia la península Antártica.
Los investigadores se preguntan qué potencial hay para que prosperen nuevas especies vegetales en los suelos antárticos. ¿Cómo lucirá la Antártida dentro de 100 años? ¿Podría ser verde como los paisajes de tundra que conocemos del Ártico?
Un nuevo mapa
Imagen: Mapa de calor que muestra dónde se encuentra la vegetación en la vasta extensión del continente antártico. Andrew Gray
Claudia Colesie, profesora titular de ecología fisiológica de plantas de la Universidad de Edimburgo, es parte de un grupo de científicos que acaba de combinar datos satelitales con mediciones de campo para producir el primer mapa de vegetación verde en todo el continente antártico.
Detectaron 44,2 km² de vegetación en total, la mayor parte de ella ubicada en la Península Antártica y las islas vecinas cercanas. Esta zona de vegetación representa apenas el 0,12% del área total libre de hielo de la Antártida, lo que pone de relieve que la Antártida sigue siendo el continente helado dominado por la nieve y el hielo. Por ahora.
Vale la pena proteger un medio ambiente antártico intacto por su propio bien, pero también porque sirve a la humanidad. Los patrones climáticos y meteorológicos en todo el mundo están determinados por las inmensas masas de hielo del continente antártico. Su desaparición cambiaría nuestro planeta tal como lo conocemos.
"Mi colega Charlotte Walshaw, de la Universidad de Edimburgo, fue la científica principal de la reciente investigación que mapeó la vegetación en la Antártida. Señala que estos nuevos mapas proporcionan información clave a una escala que no se podía lograr en el pasado", dice Colesie. "Podemos utilizar estos mapas", dijo Walshaw, "para vigilar muy de cerca cualquier cambio a gran escala en los patrones de distribución de la vegetación".
La vegetación de la Antártida se enfrenta a las condiciones de vida más duras del planeta. Sólo los organismos más resistentes pueden prosperar allí, y aún no sabemos qué les deparará el futuro con el cambio climático. Ahora que sabemos dónde buscar estas plantas, podemos proporcionar medidas de conservación más precisas para salvaguardar su futuro.
La investigación ha sido publicada en Nature Geoscience: A satellite-derived baseline of photosynthetic life across Antarctica
