Es probable que el foco central sea un objetivo mucho más grande para el financiamiento climático
La reunión de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, conocida como COP29, ha comenzado en Bakú, Azerbaiyán. Estas reuniones anuales son las cumbres internacionales clave en los intentos del mundo de abordar la crisis climática en curso.
Las conversaciones de este año son cruciales en un momento en que el cambio climático se agrava. En los últimos años, una serie de desastres y fenómenos extremos provocados por el clima, desde los incendios forestales de Australia hasta las inundaciones de España, han causado estragos en todo el mundo.
Es más, la continua trayectoria ascendente de las emisiones de gases de efecto invernadero sugiere que está casi cerrada la ventana para limitar el calentamiento a 1,5°C. Y la reelección del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ensombrece la acción climática global.
Así pues, echemos un vistazo a la agenda de esta importante reunión de la COP y cómo podemos evaluar su éxito o fracaso.
Imagen: Las conversaciones de este año son cruciales.
La gran cuestión: la financiación climática
COP significa Conferencia de las Partes y se refiere a las casi 200 naciones que han firmado la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Al igual que la conferencia del año pasado en Dubai, es controvertida la elección de celebrar la reunión de este año en Bakú. Los críticos dicen que la condición de Azerbaiyán como "petroestado" con un historial cuestionable en materia de derechos humanos significa que no es un anfitrión adecuado.
Sin embargo, la reunión es crucial. La COP29 ha sido bautizada como la "COP de las finanzas". Es probable que el foco central sea un objetivo mucho más grande para el financiamiento climático, un mecanismo por el cual los países ricos proporcionan fondos para ayudar a los países más pobres en su transición hacia la energía limpia y fortalecer su resiliencia climática.
En las negociaciones de la COP de Copenhague de 2009, los países desarrollados se comprometieron a aportar colectivamente 100.000 millones de dólares al año para financiar la lucha contra el cambio climático. Se consideró que este era el gran resultado de unas negociaciones que, por lo demás, no habrían tenido éxito, pero esos objetivos no se están cumpliendo.
La reunión también representa una oportunidad para involucrar al sector privado para que desempeñe un papel más importante a la hora de impulsar la inversión en la transición a las energías renovables.
Pero quedan cuestiones controvertidas: ¿Quién debería dar dinero y quién debería recibirlo? ¿Y cómo podemos garantizar que los países ricos realmente cumplan sus compromisos?
El gran resultado de la COP del año pasado fue la creación de un fondo para las pérdidas y los daños inevitables que sufren los Estados vulnerables como consecuencia de los efectos del clima. Desde entonces hemos visto algunos avances en la aclaración de cómo funcionará.
Imagen: La financiación climática se centra en que los países ricos proporcionen fondos para ayudar a los países más pobres a medida que el clima cambia.
Pero los 700 millones de dólares comprometidos para el fondo son muy inferiores a lo que ya se necesita, y es seguro que la financiación necesaria aumentará con el tiempo. Una estimación indica que se necesitarán 580.000 millones de dólares para 2030 para cubrir las pérdidas y los daños provocados por el clima.
Junto con estas cuestiones, cabe esperar que en las conversaciones de Bakú se produzcan avances en materia de financiación para la adaptación, lo que permitirá obtener más fondos para aumentar la resiliencia climática en los países en desarrollo. Hasta la fecha, las contribuciones y los compromisos han estado muy por debajo del objetivo establecido en 2021.
Una última cuestión será cómo aclarar las reglas en torno a los mercados de carbono, especialmente en el controvertido tema de si las naciones pueden utilizar el comercio de carbono para cumplir sus objetivos de reducción de emisiones del Acuerdo de París.
Las conversaciones sobre este último tema llevan años estancadas. Algunos analistas consideran que el avance en los mercados de carbono es crucial para generar impulso para la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles.
Nubes de tormenta sobre Bakú
La mayor sombra sobre las negociaciones de Bakú es, con diferencia, la elección del republicano Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo climático en 2016 y ha declarado que el cambio climático es "una de las mayores estafas de todos los tiempos".
La reelección de Trump afectará significativamente la cooperación estadounidense en materia de cambio climático en un momento en el que lo que está en juego para el planeta es casi imposible.
Imagen: La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ensombrece las negociaciones sobre el clima de la COP29.
En términos más generales, las tensiones y los conflictos geopolíticos —desde Gaza hasta Ucrania— también corren el riesgo de desplazar la agenda internacional y socavar la posibilidad de cooperación entre actores clave.
Esto se aplica especialmente a Rusia y China, ambos países cruciales para los esfuerzos internacionales en materia climática.
En las COP anteriores, las difíciles situaciones geopolíticas en otros lugares no han sido fatales para la cooperación en materia de políticas climáticas, pero sí las han complicado. Por esta razón, Azerbaiyán ha pedido una "tregua" en los conflictos globales para que coincida con la conferencia.
Los compromisos nacionales cobran gran importancia en Bakú
Esta COP representa la última gran conversación sobre el clima antes de que los gobiernos nacionales tengan que declarar públicamente sus nuevos objetivos de reducción de emisiones (conocidos como "contribuciones determinadas a nivel nacional"), que deben cumplirse en febrero de 2025.
Algunos grandes actores, como Brasil, el Reino Unido y los Emiratos Árabes Unidos, ya han indicado que anunciarán sus nuevos objetivos en Bakú.
También habrá mucha presión sobre otras naciones para que aumenten sus objetivos, porque los compromisos existentes alejan al mundo de la meta acordada globalmente de limitar el calentamiento planetario a 1,5°C, un umbral más allá del cual se esperan daños climáticos devastadores.
El país anfitrión, Azerbaiyán, también está interesado en aumentar la transparencia en torno a las obligaciones de presentación de informes de los países, para facilitar el seguimiento del progreso hacia los objetivos de emisiones.
¿En qué consiste el éxito?
Azerbaiyán considera que el acuerdo sobre un nuevo objetivo cuantificado colectivo para la financiación climática es el resultado más importante de la conferencia.
Este y otros resultados financieros serán importantes para garantizar una distribución justa de los costos del impacto del cambio climático y la necesaria transición energética.
También sería un triunfo adoptar medidas para superar la cooperación en materia de comercio de carbono, que lleva mucho tiempo estancada, y que podrían impulsar la transición energética mundial.
Pero el verdadero éxito vendría en forma de nuevos objetivos de emisiones importantes y un respaldo explícito a la necesidad de abandonar los combustibles fósiles. Lamentablemente, esto último no ocupa un lugar destacado en la agenda de Bakú.
A la humanidad se le ha acabado el tiempo para prevenir el cambio climático y ya estamos viendo daños reales, pero aún queda una oportunidad para minimizar los daños futuros. Debemos adoptar medidas internacionales urgentes y sostenidas, independientemente de quién esté en la Casa Blanca.