El cambio climático ha entrado en una peligrosa fase en el Ártico

el buque Jan Mayen entre el hielo del Ártico

Una masa de agua cálida invade el Océano Ártico

Algunas especies planctónicas están desapareciendo por el calentamiento

El hielo del Océano Glacial Ártico es cada vez más escaso y El Ártico da síntomas de debilidad

hielo en el marUna masa de agua cálida atlántica está invadiendo gran parte del sector europeo del Océano Glaciar Ártico. Así lo ha constatado el equipo de científicos, con algunos españoles, que acaba de regresar de una campaña oceanográfica por esas latitudes. El fenómeno no hace más que acelerar los efectos ya esperados del aumento de temperaturas, como la fusión del hielo y el desplazamiento de especies hacia el norte.

Los investigadores, incluidos algunos del CSIC, realizaron una expedición al Ártico como parte del proyecto Arctic Tipping Points, que ha tenido como uno de los objetivos principales determinar la delgada línea que delimita el máximo de temperaturas que la actividad humana se puede permitir aumentar sin que se produzcan cambios bruscos en esta región del planeta, con posibles consecuencias en todo el globo.

Y los científicos han vuelto con la respuesta: si las temperaturas globales aumentan entre 3ºC y 5ºC sobre los niveles de referencia de 1990, se producirán alteraciones repentinas en torno al polo norte.

El Ártico es la zona del planeta donde más rápido está aumentando la temperatura, con una tasa de calentamiento tres veces mayor que el resto de la Tierra. De hecho, se espera un calentamiento en la zona de hasta 9ºC durante el siglo XXI.

Carlos Duarte«Las predicciones que hablaban de una rápida fusión del hielo se han visto sobrepasadas por las observaciones. En 2007 y 2008 ha tenido lugar una pérdida brusca de hielo en el Océano Glaciar Ártico que ha supuesto la disminución de la mitad de la superficie de hielo que quedaba normalmente al final del verano», señala Carlos Duarte, líder del equipo del CSIC en la expedición. La campaña, realizada a bordo del buque oceanográfico noruego Jan Mayen y recién finalizada, ha constituido la actividad inaugural del proyecto ATP, financiado por la Unión Europea y con la colaboración de la Fundación BBVA.

«La espectacular aceleración de la pérdida de hielo en el Ártico sugiere que el cambio climático ha entrado en una nueva fase en esta región, con posibles consecuencias globales. El Océano Ártico podría quedar libre de hielo en verano en dos décadas, o quizás antes», añade Duarte.

Mientras, las especies árticas desaparecen en un mar cada vez más cálido. Durante la expedición, los investigadores de la expedición advirtieron una eleveda tasa de mortalidad entre pequeños crustáceos ('Calanus glacialis') que hasta hace poco eran muy abundantes en esas aguas. El vacío que dejan ésta y otras especie de plancton hacen que el océano deje de ser un sumidero de CO2, como lo es ahora, para convertirse en fuente en sí mismo de calentamiento.

Por otro lado en un informe elaborado por la NASA y la Universidad de Seattle (EEUU), publicado en la revista Journal of Geographical Research Oceans, afirma que el hielo del Océano Glacial Ártico es cada vez más escaso. Los científicos que observan constantemente la evolución del casquete polar sólo extraen consecuencias negativas al analizar el comportamiento de los últimos años. La superficie que ocupa la masa helada se ha reducido, desde 2004 hasta 2008, en un tamaño similar al de Alaska, ha reducido su espesor en más de medio metro y, por si fuera poco, el hielo que sobrevive al verano es cada vez menor.

hielo en el Océano ÁrticoEs la primera vez que se realizan estimaciones de este tipo, gracias a los resultados que ha proporcionado el ICESat, el satélite de la NASA encargado de observar las nubes, el hielo y la superficie de la Tierra. En el caso particular del Ártico, existe una característica fundamental a la hora de afrontar el estudio: el volumen de hielo no es constante durante todo el año. En invierno, la ausencia de luz solar facilita un incremento sustancial de la capa de hielo, pero en verano, la llegada del sol, del viento y de las corrientes oceánicas provoca una pérdida por deshielo de gran importancia. Dentro de este proceso de contracción, se ha observado que las ganancias de hielo en invierno no están compensando las pérdidas en verano. De esta forma, el volumen total de hielo se ha reducido durante los últimos 4 años en 1,54 millones de kilómetros cuadrados (km2).

La pérdida de hielo no sólo se observa en el volumen total, sino también en el espesor de la capa helada. Las mediciones del ICESat estiman que, desde 2004 hasta 2008, el Ártico ha adelgazado 68 centímetros, a un ritmo de 17 centímetros al año. En este período, es la primera vez que el hielo nuevo es más abundante que el hielo antiguo. El hielo que consiguió sobrevivir al último verano es sólo el 32% del total, mientras el 68% se ha formado en el último invierno.

Los últimos informes del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de EEUU (NSIDC), publicados el 6 de julio, confirman esta tendencia. En junio, el Ártico ha perdido 2,05 millones de km2, a un ritmo de 68.300 km2 por día. De esta forma, cuando aún queda por delante la mitad de la temporada de deshielo, que finaliza en septiembre, el hielo que queda en el Ártico está por debajo de la media del periodo 1979-2000 y está sólo 337.000 km2 por encima de los datos de junio de 2007, el año en el que se batió el record de mínima superficie de hielo. El 16 de septiembre de ese año, el volumen se redujo hasta los 4,13 millones de km2.

En junio de 2009, las temperaturas más elevadas se han registrado en el mar de Laptev y en el de Beaufort, al norte de Rusia y Norteamérica, respectivamente. En cambio, las zonas atlánticas han marcado temperaturas algo más bajas de lo normal.

Las bajas presiones al norte de Rusia y el anticiclón al norte de Canadá ofrecen una configuración muy parecida a la observada en junio de 2007, el año del récord. Entonces el deshielo aceleró bruscamente en julio, algo que este año aún no se ha registrado.

Los investigadores atribuyen esta disminución del hielo al calentamiento global y a recientes cambios en la circulación oceánica.
El océano Glacial Ártico es un sistema que se retroalimenta. El hielo posee un elevado poder reflectante, de forma que la radiación solar que alcanza esta zona aporta muy poco calor. En cambio, la desaparición de masa helada favorece una mayor efectividad de los rayos del sol, que elevan la temperatura del agua del mar y provocan un mayor deshielo.

Enlaces: Universidad de Seattle Satélite ICESat  Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de EEUU (NSIDC)

Etiquetas: Cambio climáticoÁrticoDeshielo

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