Científicos definen las áreas en las que es necesario actuar para evitar un cambio climático irreversible
Las aguas de los océanos se están haciendo más ácidas debido al exceso de CO2, que amenaza a corales y moluscos

“Este mensaje debería tener implicaciones profundas en futuras negociaciones sobre cambio climático”, explica a Público Johan Rockström, investigador de la Universidad de Estocolmo (Suecia). Junto a un nutrido grupo de expertos medioambientales de tres continentes, Rockström señala que tres de estos límites ya se han cruzado: las emisiones de CO2, la extinción de especies y el equilibrio del ciclo del nitrógeno. Otros cuatro están a punto de caer, y afectan al uso de agua dulce, la acidificación de los océanos, la deforestación y la sobreproducción de fósforo. Junto a estos procesos, también es preciso contener los vertidos químicos al medio ambiente y los daños a la capa de ozono.
Los nueve puntos ponen las bases de un nuevo pacto con el planeta para que este mantenga las características que ha tenido durante los últimos 10.000 años. “No necesitamos un pacto global sobre cambio climático, sino sobre desarrollo sostenible”, detalla Rockström.
El nobel Paul Crutzen, uno de los firmantes del artículo, acuñó en 2000 el término Antropoceno para explicar que la actividad humana en la Tierra ha inaugurado una nueva era geológica en la que los procesos que gobiernan el planeta ya no están controlados por la naturaleza, sino por el hombre. El Antropoceno vendría a sustituir al Holoceno, un periodo de estabilidad ambiental que ha permitido al hombre nacer, multiplicarse y crear civilizaciones durante milenios. El uso de combustibles fósiles desde la Revolución Industrial y la expansión de la agricultura a gran escala amenazan ese equilibrio que ha hecho posible la vida. Esto puede traer consecuencias catastróficas para algunas partes del mundo, alertan los expertos. Para evitarlo, han identificado nueve áreas y han fijado límites exactos para siete de ellas. El problema, dicen, debe ser abordado de forma global.
1. Emisiones de C02 desbocadas
Las emisiones de CO2 deben reducirse a 350 partes por millón si no se quiere llegar a un punto de no retorno

Este límite permitiría asumir el margen de error de los actuales modelos climáticos, cuyas estimaciones de ascenso de las temperaturas en función de las emisiones podrían ser hasta dos grados menores que en la realidad. También permitirían conservar las dos placas polares y detener el retroceso del hielo en el ártico y en la Antártida.
En un comentario al artículo de Rockström, el físico de la Universidad de Oxford Myles Allen señala que fijar un límite de 350 ppm evita el verdadero problema: el ascenso de las temperaturas a 2º sobre el nivel preindustrial.
2. Aumenta la extinción de especies
La desaparición de seres vivos es entre 100 y 1.000 veces superior a la que existía antes de la Revolución Industrial

La pérdida de especies puede afectar al equilibrio global del planeta, destacan los expertos. Señalan que la reducción hace más vulnerables los ecosistemas en los que viven a otros cambios ambientales potenciados por el hombre. Se espera que este siglo el 30% de los mamíferos, aves y anfibios estén amenazados de extinción.
3. El ciclo de nitrógeno está desfasado
El hombre fija más nitrógeno que la Tierra, lo que aumenta el calentamiento y la contaminación de acuíferos y océanos

El nitrógeno es el elemento más abundante en el planeta y pasa de estado gaseoso en la atmósfera a estados sólidos en el suelo. El hombre ha aprovechado esta abundancia de nitrógeno para imitar ese proceso y generar derivados para fertilizar los campos. Como resultado se producen unos 120 millones de toneladas más de nitrógeno sólido, lo que supera la producción natural de la Tierra. Gran parte de los derivados del nitrógeno acaban contaminando acuíferos y produciendo gases que potencian el cambio climático. Los expertos proponen reducir la producción de nitrógeno un 75%.
4. Océanos demasiado ácidos
Las aguas de los océanos se están haciendo más ácidas debido al exceso de CO2, que amenaza a corales y moluscos

5. Una sed de agua dulce insaciable
El ser humano requiere 2.600 kilómetros cúbicos de agua cada año. El umbral de riesgo se sitúa en 4.000 km3

Según los expertos, la línea roja en el consumo de agua dulce se sitúa en los 4.000 kilómetros cúbicos al año. Actualmente, alcanza los 2.600 y va en aumento.
6. Cambios en la utilización de la tierra
Las tierras destinadas a la agricultura no deberían superar el 15% del total, y esa cifra está hoy cercana al 12%

El estudio apunta que los sistemas agrícolas que mejor imitan los procesos naturales podrían permitir una ampliación de este límite, aunque otros factores deberían controlarse. La degradación de la tierra, la pérdida de agua de riego, la competencia con el suelo urbano o la producción de biocombustibles son algunos de ellos. Reservar las tierras más productivas para la agricultura es una de sus principales recomendaciones.
7. El fósforo y la catástrofe en los mares
El abuso de fertilizantes en la agricultura ha provocado una sobredosis de fósforo en el mar que amenaza la vida oceánica

Este fenómeno, conocido como “evento anóxico oceánico”, se desencadena por el agotamiento del oxígeno en el agua marina a consecuencia de la sobredosis de fósforo. Los umbrales que provocarían la catástrofe ya se han superado en algunos estuarios y sistemas de agua dulce, pero los científicos creen que, si se mantienen los flujos de fósforo actuales, el riesgo se evitará durante el próximo milenio.
8. Reducción de la capa de ozono
El agujero en la capa de ozono sigue existiendo, por lo que se fija un límite para garantizar la recuperación

El nobel Mario Molina, que fue premiado por su trabajo sobre la capa de ozono, comenta en Nature que este límite es aceptable, pero que cruzarlo no ocasionaría un cambio irreversible.
9. Los aerosoles se duplican
Los autores no han fijado las umbrales para la contaminación ni la cantidad de partículas en suspensión
Producto de la actividad humana desde el comienzo de la era industrial, la concentración atmosférica de aerosoles se ha duplicado. Numerosos estudios vinculan la acumulación de partículas en suspensión con cambios en el clima, ya que reflejan la radiación solar incidente, así como con la formación de nubes, lo que afecta a los ciclos de precipitaciones. Además, los aerosoles afectan directamente a la salud de las personas. Sin embargo, la compleja naturaleza de las distintas partículas dificulta el establecimiento de un único valor límite.Algo similar ocurre con la contaminación química. En la actualidad hay cerca de 100.000 compuestos, cada uno con su particular grado de toxicidad. Su efecto acumulado es claro:afecta a la salud de los ecosistemas y altera los ciclos naturales.
Enlace artículo original en Nature (en inglés): A safe operating space for humanity
Otros enlaces: Stockholms universitet Stockholm Resilience Centre
Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio ClimáticoUnited Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC) Bella Center, Copenhagen, Denmark
The sessions (COP 15) of the United Nations Framework Convention on Climate Change
Fuente: Público