Una nueva investigación australiana revela cómo eso está favoreciendo el cambio climático
Los océanos cada vez más ácidos ponen en riesgo las algas, amenazando la base de toda la red alimentaria marina.
La investigación sobre los efectos de los cambios inducidos por el CO₂ en las algas oceánicas microscópicas, llamadas fitoplancton, se publicó en Nature Climate Change, y ha descubierto una amenaza previamente no reconocida por la acidificación del océano.
En el estudio los investigadores descubrieron que el aumento de la acidez del agua de mar redujo la capacidad del fitoplancton antártico para construir paredes celulares fuertes, haciéndolos más pequeños y menos efectivos para almacenar carbono. A las tasas actuales de acidificación del agua de mar, podríamos ver este efecto antes de fin de siglo.
¿Qué es la acidificación del océano?
Las emisiones de dióxido de carbono no solo están alterando nuestra atmósfera. Más del 40% del CO₂ emitido por el hombre es absorbido por nuestros océanos.
Si bien reducir el CO₂ en nuestra atmósfera generalmente es algo bueno, la peor consecuencia es que este proceso hace que el agua de mar sea más ácida. Así como colocar un diente en una jarra de cola (eventualmente) lo disolverá, el agua de mar cada vez más ácida tiene un devastador efecto en los organismos que construyen sus cuerpos con calcio, como los corales y los mariscos.
Por lo tanto, muchos estudios hasta la fecha han dado el paso perfectamente lógico de estudiar los efectos de la acidificación del agua de mar en estas criaturas "calcificantes". Sin embargo, habría que saber si están en riesgo otras especies no calcificantes.
Diatomeas en nuestros océanos
El fitoplancton usa la fotosíntesis para convertir el carbono en la atmósfera en carbono en sus cuerpos. Los científicos observron las diatomeas, un grupo clave de fitoplancton responsable del 40% de este proceso en el océano. No solo eliminan grandes cantidades de carbono, sino que también alimentan redes alimenticias marinas enteras.
Las diatomeas usan sílice disuelta para construir las paredes de sus células. Estas densas estructuras, parecidas al vidrio, significan que las diatomeas se hunden más rápidamente que otros fitoplancton y, por lo tanto, aumentan la transferencia de carbono al fondo del mar, donde puede almacenarse durante milenios.
Esto convierte a las diatomeas en importantes protagonistas en el ciclo global del carbono. Es por eso que el equipo decidió analizar cómo podría afectar este proceso la acidificación del océano impulsada por el cambio climático.
Expusieron una comunidad natural de fitoplancton antártico a niveles crecientes de acidez. Luego midieron la tasa a la que toda la comunidad usaba sílice disuelta para construir sus células, así como las tasas de especies individuales dentro de la comunidad.
Más ácido significa menos sílice
Cuanto más ácida es el agua de mar, más se componen las comunidades de diatomeas de especies más pequeñas, lo que reduce la cantidad total de sílice que producen. Menos sílice significa que las diatomeas no son lo suficientemente pesadas como para hundirse rápidamente, lo que reduce la velocidad a la que caen hacia el lecho marino, almacenando de forma segura el carbono lejos de la atmósfera.
Al examinar las células individuales, encontraron que muchas de las especies eran altamente sensibles al aumento de la acidez, reduciendo sus tasas de silicificación individuales en un 35-80%. Estos resultados revelaron que no solo están cambiando las comunidades, sino que las especies que permanecen en la comunidad están construyendo paredes celulares menos densas.
Lo más alarmante es que muchas de las especies se vieron afectadas a los niveles de pH del océano previstos para el final de este siglo, lo que se suma a un creciente cuerpo de evidencia que muestra importantes implicaciones ecológicas del cambio climático que entrarán en vigencia mucho antes de lo previsto.
La diversidad marina está en declive
Estas pérdidas en la producción de sílice podrían tener consecuencias de largo alcance para la biología y la química de nuestros océanos.
Muchas especies afectadas también son un importante componente de la dieta del krill antártico, que es fundamental para la red alimentaria marina antártica.
Menos diatomeas hundiéndose en el fondo del océano significa cambios significativos en el ciclo del silicio y el entierro de carbono. En un momento en que el carbono arrastrado por nuestro océano es crucial para ayudar a mantener nuestros sistemas atmosféricos, cualquier pérdida de este proceso exacerbará la contaminación por CO₂.
La nueva investigación agrega otro grupo de organismos a la lista de víctimas del cambio climático. Hace hincapié en la urgente necesidad de reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
El único curso de acción para prevenir el cambio climático catastrófico es dejar de emitir CO₂. Necesitamos reducir nuestras emisiones pronto, si esperamos evitar que nuestros océanos se vuelvan demasiado ácidos para mantener ecosistemas marinos saludables.
Artículo científico: Acidification diminishes diatom silica production in the Southern Ocean