Una nueva investigación muestra que en algunos lugares las olas se harán más grandes y fuertes
Para los surfistas que buscan montarlas y los habitantes de las costas bajas con la esperanza de evitarlas, las olas son mejores cuando son predecibles. Si bien ha sido posible pronosticar el oleaje por unos días, proyectar cómo afectará el cambio climático el comportamiento de las olas en las próximas décadas ha sido mucho más difícil, hasta ahora.
Una nueva investigación realizada por científicos del Proyecto Coordinado sobre el Clima de las Olas Oceánicas (COWCLIP, por sus siglas en inglés) reduce parte de esta incertidumbre y muestra que, si no se controla, el cambio climático alterará significativamente cómo y dónde rompen las olas, con consecuencias potencialmente catastróficas.
Desde la década de 1990 los científicos han estado proyectando cambios en el nivel global del mar, pero no han podido predecir con precisión las tendencias de las olas. Joao Morim, científico ambiental de la Universidad Griffith en Australia, y el equipo del COWCLIP, sin embargo, han integrado más de 150 modelos de olas y clima para crear el primer modelo de olas unificado que cubre todo el planeta.
El modelo mejorado descubrió que si el clima se calienta más allá de los 2°C, el tamaño, la intensidad y la dirección de las olas en la mitad de los océanos del mundo cambiarán drásticamente para fines de siglo.
En algunas partes del hemisferio norte, como la costa este de los Estados Unidos, las olas se harán más pequeñas y más débiles. En otras áreas, como en la costa sur de Australia, las olas se harán más grandes y más poderosas. Si los países no logran controlar las emisiones de carbono, las olas que rompen en el sur de Australia serán un 15 por ciento más grandes para 2100.
En algunos lugares, estos cambios ya están sucediendo. Desde la década de 1980, se han erosionado 28.000 kilómetros cuadrados de costa debido en parte a la subida del nivel del mar, mientras que las grandes olas han provocado importantes inundaciones en algunas islas del Pacífico. Para 2100 las inundaciones en las zonas costeras podrían causar hasta 14 billones de dólares en daños anuales.
Morim dice que los cambios en el comportamiento de las olas se debe en gran parte al efecto que el calentamiento tiene en los sistemas climáticos globales, como el movimiento del cinturón de viento que rodea la Antártida. Al influir en la latitud de esta corriente circular, los aumentos en los gases de efecto invernadero atmosféricos se han relacionado con períodos más frecuentes de baja presión atmosférica sobre la Antártida, lo que conduce a un fortalecimiento de los vientos generadores de olas. Si no se frena el cambio climático, esta tendencia se verá reforzada en las próximas décadas.
Combinar olas más grandes con la subida del nivel del mar podría ser desastroso para las comunidades costeras, dice Morim. Los niveles más altos del mar podrían "conducir a que se lleve más energía de las olas a la costa, lo que significa una erosión más rápida y tormentas peligrosas".
Stephen Flood, un investigador de adaptación costera del Centro MaREI para Energía Marina y Renovable en Irlanda que no participó en el estudio, está de acuerdo en que cambiar el comportamiento de las olas tiene peligrosas consecuencias para las áreas costeras. "Cualquier aumento en la altura media de las olas ciertamente podría hacer que las comunidades costeras sean más vulnerables".
Artículo científico: Robustness and uncertainties in global multivariate wind-wave climate projections