
Han provocado un aumento de la contaminación del agua por metales pesados
A principios de 2020, los habitantes de las ciudades portuarias de todo el mundo empezaron a respirar un poco más tranquilos gracias a las nuevas regulaciones de la Organización Marítima Internacional (OMI), el organismo supervisor del transporte marítimo internacional, que restringieron la cantidad de contaminación por óxido de azufre que los barcos podían tener en sus gases de escape.
Los óxidos de azufre, también conocidos como gases SOX, pueden provocar una serie de efectos nocivos, como enfermedades cardíacas y pulmonares y asma. En todo el mundo, la contaminación por azufre está vinculada a unas 400.000 muertes prematuras y 14 millones de nuevos casos de asma infantil cada año.