Tanto el lago Atitlán como el Amatitlán, en Guatemala, sufren severas contaminaciones
Hace ya diez años, 1999, que Edgar Leonel Arana Paredes, en un artículo titulado "Atitlán, un lago rescatable" (ganador ese año del Biodiversity Reporting Award (BDRA)(*2), ya denunciaba la grave contaminación que sufrian varios lagos guatelmatecos:
Sus aguas aún son cristalinas [del Atitlán (*1)], con todo y que sus dos únicos afluentes son ríos de aguas negras. Sin embargo, el deterioro ambiental amenaza con destruir su entorno, lo cual, de no detenerse, terminaría en un período no mayor de 10 años con la reserva de agua más grande del país.




El Instituto Español de Oceanografía (IEO) constata en su último informe sobre la contaminación en el Mediterráneo que el litoral de la Comunitat Valenciana es de los menos contaminados, si se compara los cinco puntos de muestro que existen en el litoral valenciano con los 21 que existen en el Mediterráneo.










