La contaminación acústica subacuática está causando daños medibles a las capacidades de las ballenas para reproducirse y navegar. Un equipo de investigadores propone zonas de silencio como una solución.
El océano es un mundo de sonido, y si alguna vez has hecho submarinismo en la costa puedes entender por qué.
La visibilidad en el mar de Salish, la frígida vía fluvial que conecta Seattle y Vancouver en el Pacífico, es a menudo pobre. Así que las 85 orcas en peligro de extinción meticulosamente rastreadas que llaman a estas aguas su hogar viven una vida de acústica.