WWF alerta de que este accidente podría producirse en la costa de Doñana
El transporte internacional de mercancías amenaza una de las zonas marinas más increíblemente diversas del Planeta
La fuga del barco granelero chino "Shen Neng I" que transporta 6.000 barriles de petróleo pesado y 60.000 toneladas de carbón sigue amenazando con destruir una de las zonas de mayor diversidad marina del Planeta, la Gran Barrera de Coral australiana. WWF denuncia que, tras el accidente, están la ausencia de control y seguridad en el transporte internacional de mercancías.El buque quedó inmovilizado a sólo 70 kilómetros de la costa de la turística isla Keppel, que alberga un Parque Nacional con el mismo nombre.
Ante este problema, WWF ha pedido mejoras urgentes en la gestión de la navegación en la Gran Barrera. No en vano, este es el último de una serie de accidentes marítimos a lo largo de la costa de Queensland durante la última década, que pone de relieve fallos en el actual sistema de gestión.
“La falta de seguridad en la navegación de la Gran Barrera de Coral es lo más parecido a jugar a la ruleta rusa con uno de los iconos naturales más valiosos del Planeta”, señaló la Directora de Conservación de WWF Australia, Dra Gilly Llewellyn.
El temor disparó todas las alarmas. La Gran Barrera es la mayor superficie de arrecife y su industria contribuye con más de 5.800 millones de dólares a la economía australiana, según los informes financieros del Parque Marino. Unos beneficios que no lograría si el turismo dejara de llegar para ver la belleza de la Gran Barrera formada a lo largo de 12.000 años por más de 350 tipos de coral, seis de las siete especies de tortugas marinas que hay, 215 especies de aves, 800 tipos de equinodermos, más de 1.500 especies de peces, entre 5.000 y 8.000 moluscos y miles de esponjas y crustáceos, así como más de 30 especies de mamíferos marinos.
«La suerte quiso que las tortugas marinas hubieran concluido ya la época de desove. El 30 de marzo dieron por cerrada esta época que dura todo el verano austral, unos cinco meses», explica José Luis García Varas, del Programa Marino de WWF. Una buena noticia, ya que seis de las siete especies de tortugas marinas están en peligro de extinción, según UICN.
Las aves, en cambio, aún estaban a «pleno rendimiento». «El 75 por ciento de la población de aves marinas de la Gran Barrera de Coral concentran entre octubre y abril su nidificación en un grupo de islas muy cercanas al sur de donde se produjo el vertido», dice García.
Pardela del Pacífico, gaviota plateada, tiñosa menuda, piquero pardo y charranes son algunas de las especies que hallan aquí cobijo. En total, alberga más del 25 por ciento de las poblaciones reproductoras tropicales de aves marinas de Australia y más del 50 por ciento de la población australiana de Anous minutus, según el Parque Marino de la Gran Barrera.
Y aunque la suerte quiso que del carguero salieran menos de cinco de las 950 toneladas de carburante que tenía cuando se dirigía a China tras zarpar del puerto de Gladstone, lo cierto es que el desastre podía haber sido mayúsculo. Las aves son una de las especies más sensibles a estos desastres, como relata García, ya que, cuando entran en contacto con el petróleo, pierden la película de grasa impermeable de las plumas, con lo que, al zambullirse al agua en búsqueda de alimento, se mojan y se contaminan al limpiarse. Por lo que en muchos casos hubiera impedido que regresaran y alimentaran a sus crías, que morirían de hambre.
Pero el coral (que ya lidia contra el blanqueo de los arrecifes al estar cada vez más expuesto a aguas más templadas por el cambio climático) es y hubiera sido el principal afectado del incidente. Y no es el primero. «En marzo de 2009 hubo otro accidente protagonizado por el buque Pacific Adventurer en una zona muy próxima, concretamente cerca de la isla de Moreton, contaminando esta zona y las playas del litoral de Queensland», como recuerda Manuel Moreu, decano del Colegio de Ingenieros Navales y Oceánicos. Tampoco es el primer incidente para la empresa. «La compañía propietaria del carguero tuvo ya problemas el año pasado en Noruega y también, tiempo atrás, en la bahía de San Francisco», denuncia García.
Podría haber sucedido un desastre ecológico, un mal que se habría evitado más aún si el carguero hubiera llevado el combustible separado del fondo, tal y como empiezan a diseñarse desde hace unos años los barcos. «Las medidas adoptadas por la Organización Marítima Internacional referentes a la necesidad de proteger con doble casco los tanques de combustible de los grandes buques de nueva construcción evitarán en el futuro estos desastres. Pero, los buques existentes, antes de la toma de esas medidas, seguirán pudiendo derramar el combustible en casos de varada, cuando el daño, como ha sucedido en esta ocasión, alcance el tanque», destaca Moreu.
Cabe recordar también que en noviembre de 2000 el contenedor malayo, Bunga Teratai Satu, embarrancó sobre Sudbury Reef, a 22 millas náuticas al sureste de Cairns. El buque dejó una cicatriz de 70 metros de largo en el arrecife y unos 2.000 m2 de coral fueron destrozados. Asimismo, en 2002, el carguero griego Doric Chariot encalló en Piper Reef, causando un daño grave sobre 3.500 m2 de coral.
Por otra parte, hace sólo hace un año, 250 toneladas de aceite se escaparon de un barco contenedor, el Pacific Adventurer, y manchó las playas de la costa oriental australiana de Sunshine Coast, así como las islas de Bribie y de Moreton.
“El tráfico marítimo va a aumentar de forma dramática en estas aguas durante los próximos años. El proyecto para instalar una planta de gas licuado en el puerto de Gladstone acrecentará las posibilidades de un desastre ambiental a gran escala en este lugar nombrado como Patrimonio de la Humanidad”, añadió la Dra. Llewellyn.
“El transporte internacional de mercancías amenaza una de las zonas marinas más increíblemente diversas del Planeta”, comentó José Luis García Varas, Responsable del Programa Marino de WWF España. “En España, al igual que en la costa oriental australiana, se va a incrementar el tráfico de grandes petroleros en el litoral de Huelva si se aprueba finalmente el proyecto de la refinería Balboa. Esto pondría en peligro una de las áreas más ricas y productivas de Europa, el frente de Doñana y la desembocadura del Guadalquivir. Lo ocurrido al otro lado del mundo debe prevenirnos de lo que ocurrirá en Doñana”, concluyó.
La Gran Barrera de Coral está situada en el trópico de Capricornio a lo largo de la costa oriental australiana. Con una extensión de 2.600 km, conforma uno de los sistemas de arrecifes más grandes del Planeta con ecosistemas de increíble diversidad y belleza. En sus aguas viven más de 1.900 especies de peces, 350 de coral o 400 de esponjas.
Los cayos de Capricornio, él área donde el barco está naufragando, es la principal zona de anidamiento de aves y tortugas marinas de la Gran Barrera. En la línea de costa, al norte, se encuentran los humedales de la Bahía de Shoalwater, designada como Ramsar. En el Este, destacan las Islas Keppel con playas tropicales paradisíacas y de aguas cristalinas, y al Sur, la Isla de Curtis, una importante zona de fanerógamas marinas y con playas de nidificación de tortugas marinas muy amenazadas.
“El barco está transportando más de 6.000 barriles de petróleo pesado. Está debilitado, con una grieta en el casco, sobre una barrera de coral y golpeado por el oleaje. Mientras que las autoridades deciden cómo van a rescatar el barco y ponerlo a salvo, el petróleo continúa a bordo. Desde WWF solicitamos que los sistemas de limpieza de superficie se destaquen en el lugar, así como barreras de contención y skimmers. De esta forma, cualquier derrame sobre la zona podrá ser controlado y extraído rápidamente”, apuntó la Dra. Llewellyn.
Según WWF, esta zona de máxima sensibilidad ambiental requiere que se extremen las medidas para mejorar la seguridad marítima. Los barcos de grandes dimensiones deben ser llevados por manos expertas cuando atraviesan la Gran Barrera de Coral, y esto significa que sólo pilotos locales con un buen conocimiento de la zona deberían hacerlo.
“Además de la obligación de tener pilotos con conocimiento de la zona para todos los grandes buques, se necesita tener en el área sistemas de seguimiento mucho mejores para que las autoridades marítimas conozcan en todo momento donde se encuentran”. Y apuntó: “Es una bomba de relojería ecológica en suspenso. Si los tanques de petróleo se abrieran, sería un desastre de enormes proporciones, sin mencionar el impacto económico que tal derrame tendría sobre el turismo o las pesquerías de la zona”.
“La Gran Barrera de Coral fue declarada Zona Marítima Especialmente Sensible por la Organización Marítima Internacional (OMI)”, añadió José Luis García Varas, debido a sus valores ambientales y a que el tráfico marítimo internacional era una amenaza real. Los barcos que transitan por la zona deben anunciar su presencia y se aprobaron medidas para que capitanes locales fueran al mando de los barcos en su tránsito por la zona. Dos décadas después, los problemas continúan y las medidas no parecen suficientes. OMI debe actuar”, concluyó.
En este sentido, y según afirmó este domingo el ministro australiano de Transporte, Anthony Albanese, los responsables del carguero chino 'Shen Neng 1', serán juzgados, ya que el carguero estaba claramente en una ruta ilegal y que se pedirá una compensación por el vertido de más de dos toneladas de combustible que se ha filtrado del barco.
"Está bastante claro que su barco navegó por una ruta que era ilegal", aseguró Albanese a los periodistas, según recoge la BBC. "El Gobierno australiano se asegurará que toda la fuerza de la ley recae sobre los responsables", añadió el ministro. "Y nos aseguraremos (...) de que se paga una compensación en relación al coste de la limpieza", aseveró.
Los expertos han estado sacando el combustible del barco. Debido a este tipo de incidentes, se ha logrado saber que los cargueros toman atajos a través de esta reserva marina para gastar menos tiempo y así ahorrar dinero. El Gobierno australiano ha prometido fortalecer sus leyes marítimas como consecuencia del último incidente.