Amenazado el mayor ecosistema marino de EEUU

aves costeras en Isla Breton, Lousiana

17.000 kilómetros cuadrados de aguas costeras cerradas a la pesca

El vertido en el Golfo golpea al atún rojo

Los accidentes causan sólo el 20% de los vertidos de hidrocarburos al océano

barrera de flotadores arrastrados a una playa Accidentes como la fuga en la plataforma petrolífera de BP en el Golfo de México atraen la atención mundial sobre un tipo de contaminación, los vertidos de hidrocarburo al mar, que afectan gravemente a los océanos del mundo. La fisura en una de las torres de extracción de la petrollera lleva desparramadas ya unas 10.000 mil toneladas de crudo.

Justo en los días en que deberían comenzar a faenar, los pescadores de la pequeña localidad de Venice, la última antes de la desembocadura del río Misisipi , se pasan las horas sentados en sus pequeños barcos. El Gobierno les ha prohibido trabajar. A día de hoy, Washington ha ordenado ya el cierre a la pesca de más de 17.000 kilómetros cuadrados de aguas costeras hasta el próximo día 12 de mayo, como mínimo.

Estos trabajadores llevan semanas preparándose para el inicio de la temporada de la gamba, que comienza a mediados de mayo y acaba en diciembre. Y ahora, su única opción de mantenerse a flote, ante el inmenso vertido de aceite de la plataforma Deepwater Horizon, que se extiende impredeciblemente por el Golfo de México, es participar en las labores de limpieza organizadas por la petrolera responsable, British Petroleum.

BP ha anunciado que, tal como le ha pedido el presidente Barack Obama, pagará todos los gastos de limpieza del vertido, que las previsiones más moderadas estiman en unas 600 toneladas diarias (aunque últimas informaciones casi duplican la cifra). A través de un comunicado, la dirección de la empresa ha revelado su intención de pagar compensaciones por daños personales y materiales y pérdidas comerciales a los ciudadanos de la zona afectada, que según las previsiones del Gobierno, podría abarcar los estados de Louisiana, Misisipi, Alabama y Florida.

La mancha aparece como una forma desigualmente gris inmediatamente al norte de un banco de nubes. La luz del sol rebotando en la superficie del océano da a la marea negra un reflejo como de espejo, fácilmente detectable por sensores satelitales.

imagen NASA petróleo Golfo de México, 4 de mayo 2010

Aunque el crudo visible en esta imagen del día 4 de mayo, parece bastante distante de la costa, NatureNews informó de que el borde occidental de la mancha se encontraba rozando con el delta del Mississippi desde el 30 de abril. Las predicciones del modelo ponían la mancha de petróleo cerca de la costa de Luisiana antes del 4 0 5 de mayo, pero los vientos cambiantes empujaron al petróleo más lejos de tierra el 4 de mayo. Los ecologistas siguen preocupados, sin embargo, de que el petróleo  podría derivar hacia el camino de la Corriente del Lazo, que transporta aguas cálidas de la Península de Yucatán a través del Golfo de México y hacia la Florida. Actualmente el potencial de propagación del petróleo puede llegar a las costas de Mississippi, Alabama, la costa este de Florida y los Cayos de la Florida.

La soga del petróleo amenaza con estrangular la vida en el mayor ecosistema marino de Estados Unidos. Salvando las distancias, el delta del Missisipí es a Norteamérica lo que Doñana es a Europa, en un clima rigurosamente tropical y a esa escala apabullante de la naturaleza a este lado del Atlántico.

La zona amenazada se extiende entre marismas y brazos inabarcables de agua a lo largo y ancho de 75.000 kilómetros cuadrados (de los que 12.000 km2 pertenecen estrictamente al delta). Por allí pasan cada primavera 500 millones de aves. Se estima que más de 400 especies –como la garza roja, el frailecillo blanco o el pelícano pardo, emblema del estado de Luisiana- se encuentran en grave peligro.


Pero el primer y más contundente impacto de la marea negra es el causado ya sobre la vida marina del Golfo de México. En los últimos días han aparecido decenas de tortugas muertas en las playas del estado de Missisipí. Aunque aún no está probada la relación del incidente con la mancha de petróleo que avanza hacia las costas, los expertos advierten que puede no ser más que el principio de un desastre ecológico de imprevisibles consecuencias.

La fuga de petróleo ha ocurrido en plena época de cría de los delfines en el Golfo de México, donde también reside una importante población de cachalotes y de atún de aleta azul. Por efecto de la 'bioacumulación', toda la fauna marina se verá irremisiblemente afectada.

un barco recoje crudo en el Golfo de México Aquí se produce el 40% de los mariscos que se consumen en Estados Unidos, principalmente gambas, ostras y cangrejos azules. Las autoridades locales decretaron el domingo la prohibición absoluta y por un tiempo indeterminado de toda la pesca al este del delta de Missisipí.

"Primero fue el huracán Katrina, luego vinieron el Rita y el Gustav, y finalmente el derrame de petróleo", se lamenta Wilma Subra, de la Red de Acción Ambiental de Luisiana. "Estamos hablando de un ecosistema muy frágil que estaba aún convaleciente por los últimos temporales. Ahora llega este desastre causado por el hombre... Vamos a estar pagando sus efectos durante décadas".

La noticia de las tortugas muertas entre el sábado y el domingo en las playas de los condados de Harrison y Hancock, en el estado de Missisipí, dispararon ayer las alertas. Moby Solangi, director del Instituto de Estudio de los Mamíferos Marinos, admitió ayer que es "demasiado pronto" para vincular el incidente con la marea negra, pero no descarta que sea la primera y agorera señal de lo que puede ocurrir en los próximos días en las costas.

"Las tortugas no tienen restos de petróleo, pero pueden haber ingerido peces contaminados o haber respirado el combustible en la superficie", asegura Solangi. "Los peces que entran en contacto con el petróleo serán los primeros en sufrir los daños en el sistema digestivo, y el problema irá creciendo a través de toda la cadena alimenticia".


A Solangi, como a otros expertos, le preocupa especialmente que la acumulación de petróleo en las marismas y en las zonas pantanosas y en las marismas genere "un círculo vicioso que altere por completo la vida silvestre durante años y años".

El Instituto de Estudios de los Mamíferos Marinos en Gulfport ha movilizado a decenas de voluntarios y tiene ya listas varias piscinas de 'rescate' para delfines y otras especies afectadas por la marea negra. La asociación Audubon, con una fuerte e histórica presencia en Nueva Orleans, ha puesto también en marcha un dispositivo de alerta y rescate.

"Estamos preparados para lo peor", admite Melanie Driscoll, directora de conservación de las aves de Audubon. "Tenemos localizadas las áreas más sensibles en el delta del Missisipí y estamos vigilando la situación minuto a minuto... El impacto sobre las aves aún no ha sido muy visible, pero estamos en una carrera contra el reloj para preservar un habitat único en el mundo".

Hasta el momento, media docena de aves han pasado por el centro de rescate establecido en Fort Jackson, a medio camino entre Nueva Orleans y Venice: el vértice del delta que visitó Obama el domingo y que es donde primero se ha sentido el impacto.

a un ave la limpian el petróleo "Estamos en compás de espera y nuestra capacidad de acción es muy limitada", admite por su parte Aaaron Viles, de la Red para la Restauración del Golfo. "La zona empezaba a recuperarse cinco años después del Katrina, aunque el deterioro ambiental viene de mucho antes. Todo intento de proteger la zona es inútil ante la presencia ubicua de las explotaciones petrolíferas".

"Las plataformas y las refinerías han sido siempre una amenaza permanente en la distancia; ahora estamos por fin conociendo el auténtico peligro", advierte Viles. "Este desastre ecológico va a dejar aún más desprotegidos a los dos millones de habitantes que viven entre Baton Rouge y Nueva Orleans y que se están quedando sin barreras naturales para protegerse contra las tormentas y los huracanes".

"El Gran Petróleo está a punto de adjudicarse una triste victoria sobre la Gran Naturaleza", sentencia por su parte Jeremy Symons, vicepresidente de la Federación Nacional de la Vida Silvestre. "Llevamos décadas trabajando por la conservación de este hábitat, con las plataformas en el horizonte, y temiendo que cualquier día pudiera pasar lo peor. Lo más lamentable es que nadie vio venir esto".

Symons acudió el domingo a supervisar las labores de protección de las marismas de Hopeland con barreras flotantes, pero perdió toda esperanza al comprobar que el mal tiempo ha dejando totalmente inservibles el 80% de las barreras desplegadas durante la última semana... "Mientras no cerremos el 'grifo' del petróleo no va a haber manera de protegerse contra esto. Estamos siendo testigos de cómo un sistema económico estrangula nuestro medioambiente. Esta tragedia tiene que servirnos de profunda reflexión sobre el futuro del planeta".


El Prestige, el más grave de los vertidos que ha afectado a España, supuso una mancha de 70.000 toneladas de fuel, pero los océanos mundiales reciben cada año 3 millones de toneladas de hidrocarburos por vertidos rutinarios.

"El 75% de los hidrocarburos que contaminan los océanos son vertidos crónicos y muchos ilegales de los que no dan cuenta los medios de comunicación", explica Ricardo Aguilar, director de investigación de Oceana Europa. Aguilar, que no quiere dejar de reconocer la gravedad de un vertido incontroldado como el del Golfo de México, "por lo letal de una marea negra tan concentrada sobre el ecosistema de la zona", asegura que si se lucha sólo por evitar los accidentes no se conseguirá mantener los oceános limpios.

petrolero en alta mar La mayoría de los vertidos oleosos contaminantes sigue siendo culpa del lavado de tanques de los buques en alta mar, de las gasolineras flotantes y de las boyas donde se carga y descarga el petróleo para ser conducido después a refinerías en tierra. Una de las zonas más vulnerables, en este sentido -apunta Aguilar- es precisamente el Estrecho de Gibraltar, donde además apenas se controlan los escapes que sufren a diario los buques que cargan y descargan petróleo.

"Hay muy poca vigilancia. Sobre todo en el Mediterráneo, un mar que es el más contaminado por hidrocarburos del planeta", dicen desde Oceana. "De los tres millones de toneladas vertidas en los mares del mundo, 600.000 afectan al Mediterráneo". La explicación, que es un mar con una alta densidad de tráfico de buques y el paso lógico hacia el Golfo Pérsico, principal productor de petróleo. "En el Golfo Pérsico no hay instalaciones portuarias específicas para limpiar los tanques de gasolina, por lo que los barcos los tiran al mar antes de pasar al canal de Suez", explica Aguilar.

Para Oceana, es imprescindible prestar más atención a la contaminación crónica de los mares, porque supone una degradación de a largo plazo del ecosistema marino y costero. Sólo los vertidos crónicos de la UE causan al año la muerte de 77.000 aves. "Sólo controlando los accidentes como el del Golfo de México no vale. Nos dejamos el 75% de los vertidos de hidrocarburos fuera", sostiene Aguilera. La normativa europea ya contempla desde 2009 penas de cárcel para los que realicen este tipo de vertidos ilegales, pero aún no hay ninguna condena firme.

El vertido en el Golfo golpea al atún rojo

Por Juan López de Uralde, de su columna en elmundo.es
Director de Greenpeace España

El atún rojo (Thunnus thynnus), una de las especies de peces más emblemática en nuestro país, se encuentra en grave peligro de extinción por la brutal presión pesquera. Si desaparece el atún rojo, con él se van prácticas pesqueras milenarias que todavía se mantienen en nuestro país, como las almadrabas. Lo que poca gente conoce, es que la población de atún rojo se distribuye por todo el Atlántico, y que una parte de ella no se reproduce en el Mediterráneo, sino en el extremo occidental del Golfo de Mëxico, exactamente en la zona afectada por el vertido.

Cuando los atunes abandonan el Mediterráneo se dirigen hacia el Atlántico. Algunos de estos atunes del este van en algún momento a reproducirse al oeste. Se desconoce qué proporción sigue ese camino: todavía hay grandes incógnitas sobre la reproducción de este magnífico animal. Como en otros casos, estamos destruyendo el recurso antes de conocerlo bien.

atún rojo, greenpeace
Ambos núcleos reproductores se han visto drasticamente reducidos, pero el atún rojo occidental está todavía más amenazado que el mediterráneo. El drama se cierne nuevamente sobre el atún rojo: la zona en la que se está produciendo el vertido de petróleo, cuyo origen es un pozo abierto por la plataforma de la petrolera BP Deepwater Horizon es exactamente el lugar de desove. Y lo que es peor, es ahora justamente esa temporada. Por si fueran pocos los problemas de esta especie, ahora se encuentra con sus lugares de puesta convertidos en un auténtico mar tóxico.

Muchas especies de peces se encuentran ahora desovando en ese área. Pero en estado larvario son especialmente sensibles a la contaminación por hidrocarburos. Las larvas no pueden huir. Son movidas por las corrientes, y por tanto viajarán junto al crudo hasta morir.

Por otro lado el próximo día 15 se abre la pesquería en el Mediterráneo y los pesqueros se preparan para ir a por el último atún rojo del Mare nostrum. Incapaz de conseguir que el Convenio Cites lo protegiera, la Unión Europea ha repartido las cuotas de pesca de este gran túnido. Tal vez en esta ocasión sean las últimas, no por su afán conservacionista, sino por la reducción de los stocks hasta su práctica extinción.

Enlaces:  Greeepeace    El Mundo

Etiquetas: Marea NegraPetróleoEE.UU.Golfo México

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