La contaminación plástica es un problema enorme, por lo que tenemos que encontrar nuevas y creativas formas de avanzar
Las verduras utilizadas como espesantes en guisos y sopas podrían ayudarnos pronto a eliminar los microplásticos de las aguas residuales. Según un nuevo estudio, una sustancia pegajosa hecha de vegetales como la okra y el fenogreco es tan efectiva para extraer microplásticos del agua como un equipo especializado, y mucho más económica.
Estás perdonado si no reconoces a estos como vegetales corrientes. La okra (Abelmoschus esculentus) aún es desconocida en muchas cocinas de Europa y Estados Unidos, pero es muy popular en los países donde se cultiva, especialmente en África, India, Medio Oriente y América del Sur. La okra mide entre 5 y 10 centímetros de largo, se parece a un chile verde y se consume en muchos platos diferentes. Pero esta no es una historia de cocina, es una historia de microplásticos.
Un grupo de investigadores ha creado una sustancia pegajosa a partir de okra y otras plantas (incluidos el aloe, el cactus y el psyllium) que puede limpiar el agua y las aguas residuales de los microplásticos. Si se desarrolla más, la sustancia pegajosa podría ser una alternativa no tóxica y sostenible para eliminar la contaminación por microplásticos.
Las amenazas de los microplásticos
Las pequeñas y grandes partículas de plástico se pueden encontrar ahora prácticamente en todas partes de nuestro planeta. El plástico está presente en océanos, mares, suelos terrestres e incluso en el aire. Millones de toneladas de residuos plásticos acaban cada año en el medio acuático. Tirar basura puede dañar la flora y la fauna y causar pérdidas económicas en el turismo y las industrias marítimas.
La aparición de microplásticos, piezas de plástico de 5 mm o menos, ha suscitado especial preocupación, ya que es muy difícil eliminar estos desechos una vez que se liberan en el agua. Su tamaño es tan pequeño que pueden transferirse a las nubes durante la evaporación y descender en forma de lluvia, y luego regresar al océano a través de los ríos.
Los microplásticos pueden ser primarios, que se originan a partir de productos o materiales que contienen plásticos, como la pasta de dientes, o secundarios, que se originan a partir de desechos plásticos y plásticos mal gestionados que ingresan al medio ambiente. Desde la vida marina hasta los humanos, todos consumimos cada año decenas de miles de microplásticos.
Realmente no sabemos qué tan malos son los microplásticos, pero ya podrían estar causando un daño significativo, ya sea directa o indirectamente.
"Creemos que los microplásticos por sí mismos pueden no ser un gran peligro para la salud, pero cualquier cosa en la que entren o cualquier tipo de sustancia tóxica que se adhiera a estos plásticos podría ingresar a nuestros cuerpos y causar problemas", dijo en un comunicado Rajani Srinivasan, el investigador principal del proyecto de la Universidad Estatal de Tarleton.
Eliminar los microplásticos del agua nunca es una tarea fácil, pero los estudios han destacado que el tratamiento de aguas residuales es un paso clave en este proceso. Es un proceso de dos pasos: primero, los plásticos que flotan se retiran de la parte superior del agua. Luego, el resto debe eliminarse agregando productos químicos pegajosos que atraen los microplásticos y logran que formen grandes grumos, que luego se hunden en el fondo del agua.
Pero hay una trampa. Algunas de las sustancias utilizadas para eliminar los microplásticos son potencialmente dañinas, como la poliacrilamida, un gel a base de combustibles fósiles que puede convertirse en sustancias químicas tóxicas bajo ciertas condiciones. Esto significa que a medida que limpiamos el agua de los microplásticos, podríamos terminar agregando más sustancias tóxicas, explicó Srinivasan. Así que necesitamos mejores opciones.
Un nuevo enfoque
Srinivasan lleva mucho tiempo investigando alternativas no tóxicas con su equipo. Primero se centraron en los extractos de plantas de calidad alimentaria como un enfoque no tóxico para eliminar los contaminantes de las aguas residuales originadas en la industria textil. En los extractos usaron polisacáridos (el carbohidrato más abundante que se encuentra en los alimentos), ya que tienen las propiedades adecuadas para atraer y capturar contaminantes como los colorantes.
En algún momento del camino, comenzaron a preguntarse si este enfoque no podría extenderse a los microplásticos. Utilizaron extractos de polisacáridos de okra, cactus, aloe vera, tamarindo y fenogreco como floculantes para capturar microplásticos. Usaron compuestos de plantas individuales y también los probaron en diferentes combinaciones.
En sus experimentos, agregaron los extractos a diferentes fuentes de agua que contenían microplásticos y luego observaron imágenes de microscopio de los grumos de floculante antes y después del tratamiento, contando los microplásticos para ver cuántos se habían eliminado. Resulta que todo fue un éxito, eliminando los microplásticos del agua.
La combinación de okra con fenogreco fue la que mejor funcionó para eliminar los microplásticos del agua del océano, mientras que la combinación de okra con tamarindo funcionó mejor para las muestras de agua dulce. En general, el uso de polisacáridos de origen vegetal funcionó mejor que los enfoques convencionales para eliminar los microplásticos, según la combinación utilizada.
"Se descubrió que la combinación de polisacáridos tuvo éxito en la eliminación del 90% de los microplásticos a 1 g/l en comparación con el 81% de la poliacrilamida", señalan los investigadores en el resumen.
Los floculantes de origen vegetal se pueden utilizar en los procesos de tratamiento de agua existentes, ya que utiliza la misma infraestructura. "No tenemos que construir algo nuevo para incorporar estos materiales para el tratamiento del agua", dijo Srinivasan. Esto abre un nuevo conjunto de posibilidades para abordar la contaminación por microplásticos, pero se requerirán más estudios.
Los investigadores continuarán buscando diferentes combinaciones de floculantes de origen vegetal para mejorar la eliminación de microplásticos de diferentes fuentes de agua, incluidas el agua del océano, el agua dulce y el agua subterránea. Quieren ampliar el proceso en estudios de campo fuera del laboratorio y eventualmente comercializar este método para que pueda usarse a escala industrial.
En los últimos años han salido a la luz otros enfoques, pero también deben estudiarse más a fondo. Las bacterias tienden a agruparse y adherirse a las superficies, creando una sustancia adhesiva llamada biopelícula. Un grupo de microbiólogos sugirió el año pasado usar esta propiedad pegajosa de las bacterias para crear redes que capturen microplásticos en agua contaminada para formar una burbuja reciclable.
El estudio aún no ha sido revisado por pares y se presentó en la reunión de primavera de la American Chemical Society (ACS): Investigating the use of plant-derived polymers on the reduction of microplastics in freshwater samples