Los griegos y los romanos introdujeron diversas medidas para prevenir o reducir la contaminación
Hoy en día, el peligroso estado del medio ambiente aparece a menudo en las noticias. Muchas historias describen cómo los seres humanos están dañando la Tierra y analizan formas de evitarlo.
Estas preocupaciones no son nuevas. Hace milenios, los habitantes de la antigua Grecia y Roma ya sabían que los seres humanos estaban dañando el mundo natural. La literatura de esos tiempos antiguos contiene muchas referencias al medio ambiente y al daño que sufre.
Muchas de estas ideas siguen siendo válidas hoy en día. La contaminación del suelo que cultivamos, el aire que respiramos y el agua que bebemos tiene claras repercusiones. Solo podemos degradar el medio ambiente durante un tiempo determinado antes de que se vuelva en nuestra contra.
Así que, exploremos lo que pueden enseñarnos los antiguos griegos y romanos sobre la naturaleza y nuestro lugar en el mundo.
Un agente de destrucción
Imagen derecha: Retrato imaginario de Plinio el Viejo del siglo XIX. Artista desconocido. Wikimedia Commons
El antiguo escritor romano Plinio el Viejo, que vivió en el siglo I d. C., estaba preocupado por el maltrato que los seres humanos hacían a la Tierra. En su obra titulada "Historia natural", escribió: "Contaminamos los ríos y los elementos de la naturaleza, y el aire mismo, que es el principal soporte de la vida, lo convertimos en un medio para la destrucción de la vida".
Pensaba en el planeta como algo que la humanidad debía proteger en lugar de dañar, porque debemos nuestra existencia a la madre Tierra: "Es mi grato deber, en primer lugar, defender la causa de la Tierra y apoyarla como madre de todas las cosas".
Dos milenios después, las palabras de Plinio parecen tener una relevancia directa para nosotros.
En el mundo moderno, las preocupaciones por la salud del medio ambiente se han convertido en uno de los temas políticos más candentes.
Por ejemplo, una encuesta realizada el año pasado a casi 20.000 jóvenes en Australia mostró que el 44% piensa que el medio ambiente es el problema más importante de nuestro tiempo.
Una comprensión cada vez mayor
Los escritores romanos observaron que sus soldados eventualmente envenenaron el agua y el aire alrededor de sus campamentos. El escritor militar Flavio Renato Vegecio, que vivió alrededor de los siglos IV y V d.C., observó: "Si un ejército numeroso permanece mucho tiempo en un lugar en verano o en otoño, las aguas se corrompen y el aire se infecta, de donde proceden enfermedades malignas y fatales, que sólo el cambio frecuente de campamentos puede prevenir".
Imagen: Campamento romano en la Germania celta, según lo describe Tácito, en 'Le Costume Ancien et Moderne' de Jules Ferrario, publicado c.1820-1830 por Vittorio Raineri.
Los escritores romanos también tuvieron mucho que decir sobre la contaminación del río Tíber, que atraviesa Roma.
El biógrafo Suetonio, que nació alrededor del año 70 d.C., nos dice que el río había sido "lleno de basura y estrechado por edificios salientes" antes de que el emperador Augusto (63 a.C.-14 d.C.) tomara medidas para limpiarlo.
Las malas políticas habían contaminado las aguas del río. Por ejemplo, el emperador Nerón (37-68 d. C.) arrojó al río enormes cantidades de grano podrido.
El poeta romano Juvenal (siglos I y II d. C.) se refirió al Tíber como una "cloaca que brota a borbotones". Y el médico Galeno (129-216 d. C.) dijo que el Tíber estaba tan contaminado que el pescado que allí se pescaba no era seguro para el consumo.
Medidas para proteger el medio ambiente
Los griegos y los romanos introdujeron diversas medidas para prevenir o reducir el daño ambiental.
En el año 420 a. C., por ejemplo, los atenienses introdujeron una ley para proteger el río Iliso: "Está prohibido remojar los pelajes [de los animales] en el Iliso, sobre el santuario de Hércules, y curtirlos. Está prohibido arrojar los residuos del lavado al río".
Los investigadores modernos creen que esta medida podría haber ayudado a que el río Iliso se mantuviera limpio, ya que los autores que escribieron en el siglo IV a. C. (después de la promulgación de la ley) describen el río Iliso como un río puro y hermoso.
Imagen: El río Ilissus era un símbolo de salud en el siglo XIX. Edward Dodwell, Wikimedia Commons
Otras medidas para reducir la contaminación incluyeron la prohibición de defecar y orinar en público. También eran comunes las prohibiciones de lavar la ropa o arrojar basura a los ríos, pero es poco probable que la población cumpliera estas restricciones todo el tiempo.
Algunos gobernantes también intentaron realizar obras públicas, como la construcción de alcantarillas y acueductos, para limpiar la contaminación.
Por ejemplo, el emperador Nerva, que gobernó entre el 96 y el 98 d. C., emprendió una serie de proyectos de construcción para que Roma fuera un lugar más limpio y saludable.
Sexto Julio Frontino (35-103 d. C.), administrador de los acueductos de Roma, nos cuenta que gracias a Nerva, "el aspecto de la ciudad está limpio y cambiado; el aire es más puro; y las causas de la atmósfera insalubre, que tan mala fama daba al aire de la ciudad en tiempos pasados, han desaparecido".
Dañar el medio ambiente perjudica nuestra salud
En algún momento entre finales del siglo I o principios del II d. C., el aristócrata y abogado romano Plinio el Joven (61/62–112 d. C.) escribió una carta al emperador Trajano, que gobernó entre el 98 y el 117 d. C. Se quejó de un problema de salud pública en la ciudad de Amastris, en la actual Turquía: "Entre las principales características de Amastris, señor, hay una larga calle de gran belleza. A lo largo de todo el camino corre lo que se llama un arroyo, pero en realidad es una sucia cloaca, un espantajo que despide un hedor repugnante. La salud y la apariencia de la ciudad se beneficiarán si se le cubre, y con su permiso se hará".
El emperador respondió que estaba contento de que así se hiciera: "Hay muchas razones, mi querido Plinio, para cubrir el agua que, según dices, fluye a través de la ciudad de Amastris, si es un peligro para la salud mientras permanece descubierta".
Imagen: Ruinas de Amastris. Las ciudad debe su nombre a Amastris, la sobrina del último rey persa Darío III, que fue esposa de Dionisio, tirano de Heraclea, y después de su muerte esposa de Lisímaco.
Esta historia demuestra que los antiguos eran conscientes de que la salud de la tierra, el aire y el agua está entrelazada con la salud humana. Por lo tanto, cuando el medio ambiente se encuentra en un estado insalubre, esto también es perjudicial para nuestra salud y bienestar.
El mundo moderno puede aprender de la antigüedad
El mensaje de los antiguos griegos y romanos es tan válido para nosotros hoy como lo fue para ellos. Mientras la humanidad se enfrenta a múltiples crisis ambientales, vale la pena reflexionar sobre este conocimiento milenario.
La conclusión es que mantener el planeta en un estado saludable es bueno no sólo para el medio ambiente, sino también para nosotros mismos.
En un mundo moderno donde las historias sobre la contaminación y los problemas ambientales relacionados aparecen con frecuencia en las noticias, vale la pena recordar este mensaje de los antiguos.