Los neonicotinoides están entre los insecticidas más usados a nivel mundial
Un equipo de investigadores con miembros afiliados a varias instituciones de Japón ha encontrado lo que describen como evidencia convincente del colapso de dos pesquerías debido al uso de pesticidas neonicotinoides por los productores de arroz cercanos.
En su artículo publicado en la revista Science, el equipo describe su estudio de los datos de calidad del agua de la pesca durante dos décadas y lo que aprendieron de él. Olaf Jensen, de la Universidad de Rutgers, ha publicado un artículo en Perspectiva sobre el trabajo del equipo en el mismo número de la revista.
Como señala Jensen, es fácil probar la toxicidad de los productos químicos directamente en plantas o animales. Simplemente aplicándolos y observando lo que sucede, los investigadores saben el impacto que tienen. Mucho más difícil es determinar los efectos indirectos de los químicos como los que se usan en los pesticidas neonicotinoides. En este nuevo esfuerzo, los investigadores comenzaron con la idea de que era probable que el uso de tales pesticidas hubiera provocado el colapso repentino de la pesca en el lago Shinji, Japón.
En 1993 los pescadores que trabajaban en dos pesquerías en el lago descubrieron que los rendimientos habían caído dramáticamente. Se desconocía el motivo, pero muchos sospecharon que estaba relacionado con el uso de pesticidas neonicotinoides por parte de los agricultores cercanos, una nueva práctica. Para averiguar si ese era realmente el caso, los investigadores reunieron datos obtenidos por otros equipos que estudiaron el lago durante un período de diez años antes y después del colapso de las pesquerías.
Al observar los resultados, los investigadores encontraron que el año siguiente al primer uso de pesticidas neonicotinoides en el área local, disminuyó la cantidad de zooplancton en el lago.
Esto fue seguido por una caída muy rápida en la población de peces que se alimentaban del zooplancton. Más específicamente, encontraron que la biomasa de zooplancton se redujo en aproximadamente un 83 por ciento. Ese año, la cosecha de capellanes fue de solo 22 toneladas, una caída dramática de un promedio de 240 toneladas cada año.
Los investigadores señalan que también estudiaron otros factores que podrían haber llevado al colapso de las pesquerías, como el agotamiento de nutrientes o los cambios en las concentraciones de oxígeno o sal. Informan que no pudieron encontrar ninguna evidencia que demostrara que podría haber algo más que pesticidas que mataran los alimentos que comían los peces y los dejaron morir de hambre. Llegan a la conclusión de que la evidencia sugiere fuertemente que fue la introducción de pesticidas neonicotinoides en el ambiente del lago lo que condujo a la muerte.
Matt Shardlow, de la organización benéfica Buglife, dijo: "Japón ha tenido una trágica experiencia con insecticidas de agentes nerviosos. En los arrozales, donde una vez vibraba el aire con el ruido de miles de millones de alas de libélula, estos insecticidas han impuesto casi silencio".
"La aniquilación de las humildes moscas y los efectos en los peces sirven como un testimonio más de la terrible locura de los neonicotinoides", dijo. "Esperemos que este sea un llamado de atención para los países asiáticos y se muevan para prohibir rápidamente los productos químicos de los arrozales".
Artículo científico: Neonicotinoids disrupt aquatic food webs and decrease fishery yields