El plástico puede agravar el impacto de otros factores estresantes como la pesca y el cambio climático
Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Tasmania, CSIRO y la Universidad de Australia del Sur es el primero en encontrar una relación entre la basura plástica ingerida por las aves marinas y las concentraciones hepáticas de metales minerales, con posibles vínculos con la contaminación y la nutrición.
La investigación publicada en la revista Scientific Reports examinó el plástico ingerido y 11 metales y metaloides en dos especies de aves marinas y encontró significativas relaciones con las concentraciones de aluminio, manganeso, hierro, cobalto, cobre y zinc en los hígados de patos petrel picofino o priones picofino (Pachyptila belcheri) y en los patos-petrel piquicortos o petrel-paloma chico (Pachyptila turtur).
La autora principal, la Dra. Lauren Roman de CSIRO y el Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de UTAS, dijo que los efectos fueron pequeños, pero dado que las aves marinas ya experimentan múltiples desafíos en alta mar, como la escasez de presas y tormentas severas, el plástico puede agravar el impacto de otros factores estresantes como la pesca y el cambio climático.
"Nuestro estudio es el primero en mostrar una relación en las aves marinas y la contaminación plástica, que es cada vez más ubicua en nuestros océanos, y la concentración de nutrientes minerales en el hígado", dijo la Dra. Roman.
"Vincula la presencia de varias piezas de plástico en el intestino con posibles consecuencias para la nutrición de pequeñas aves marinas y otros animales marinos, ya que ya se han observado vínculos nutricionales similares en tortugas marinas que comen plástico. Si bien se necesitan más estudios para comprender mejor el vínculo entre el plástico en el intestino y la nutrición de las aves marinas, este es un hallazgo preocupante para millones de aves marinas que tienen plástico en el estómago. Un ave que tiene mucho plástico en el estómago puede estar en peores condiciones y, por lo tanto, es menos probable que sobreviva a la mayor frecuencia de tormentas o perturbaciones de la cadena alimentaria que se esperan en un clima cambiante", dijo la Dra. Roman.
El coautor, el Dr. Farzana Kastury de la Universidad de Australia del Sur, dijo que si bien algunos metales minerales son una parte esencial de la dieta de las aves, tanto los metales esenciales como los no esenciales pueden ser tóxicos según su tipo y concentración.
"Los elementos potencialmente tóxicos como el plomo y el arsénico pueden adsorberse y concentrarse en la superficie de los plásticos en el medio marino", dijo el Dr. Kastury.
"Dependiendo del estado nutricional de las aves marinas que consumen plásticos marinos, una fracción de estos elementos potencialmente tóxicos pueden ser absorbidos, afectando negativamente la salud de las aves", dijo.
La coautora, la profesora asociada Sophie Petit de la Universidad de Australia del Sur, dijo que es difícil determinar los efectos nutricionales y toxicológicos de los plásticos en las aves migratorias, como los priones, que tienen enormes rangos de alimentación.
"Sin embargo, esta nueva evidencia sugiere que incluso relativamente pocas piezas de plástico pueden tener un impacto en la salud de las aves", dijo la profesora asociada Petit.
"Es una preocupación porque, aunque las aves que muestreamos murieron como resultado de una tormenta, ¿qué sucede con las que ingieren muchas más piezas de plástico? Esta investigación es un primer paso importante hacia la evaluación de los impactos del plástico en las aves marinas silvestres", dijo la profesora asociada Petit.
Artículo científico: Plastic, nutrition and pollution; relationships between ingested plastic and metal concentrations in the livers of two Pachyptila seabirds
