Los frentes océanicos ocasionan un serio confinamiento génetico
Son una barrera infranqueable para muchas especies del litoral
Un equipo de investigadores españoles ha constatado que los frentes oceánicos, originados al mezclarse aguas de diferente densidad, constituyen muros infranqueables que ni las larvas ni los peces adultos pueden atravesar. Paredes físicas insalvables que aíslan genéticamente a las poblaciones.Resulta pues que el ancho mar no es tan ancho. Resulta que el océano, demarcaciones nacionales aparte, tiene fronteras naturales incluso para los peces.
El trabajo lo firman científicos del CSIC y de la Universidad de Barcelona y lo publica la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense (PNAS). Sus conclusiones invalidan algunas teorías previas sobre las pautas de dispersión de los organismos marinos.
«Durante muchos años se ha asumido que operaba como un sistema abierto y que la fase dispersiva de las especies, sobre todo en el período larvario, permitía la colonización de amplias zonas de la costa», explica Ciro Rico, de la Estación Biológica de Doñana y coordinador del proyecto.
No es así. Las larvas apenas se alejan de su entorno y los adultos tampoco se aventuran más allá de 30 ó 40 kilómetros fuera del lugar donde nacen. Ni siquiera en especies con una apreciable capacidad viajera como las siete estudiadas del litoral mediterráneo: el salmonete, la mojarra, oblada, cabrilla, el salmonete real, el peto y la moma, elegidas por sus diferentes pautas reproductivas.