Los penachos de ácido clorhídrico pueden ser peligrosos cerca de la zona de contacto con el agua
Tras un parón de varias horas ayer por la tarde en la actividad eruptiva del volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma, el volcán reavivó con fuerza su emisión de gases, cenizas y lava, está última mucho más fluida y caliente que avanzó por el terreno a mucha más velocidad (100 y 200 metros por hora) que la antigua colada que en los últimos días estaba prácticamente parada, llegando al mar sobre las 23:00 hora en Canarias en los acantilados en la costa de Tazacorte, en la zona de la playa Nueva o de Los Guirres, donde ha provocado pequeñas nubes (penachos) de vapor de agua mezclada con ácido clorhídrico(*) como consecuencia del importante contenido de cloruro sódico (sal) en el agua de mar.
La colada que ha alcanzado el mar es la sur, que venía rodeando la montaña de Todoque por su vertiente más alejada de Tazacorte. La lava ha ido cayendo de forma lenta y lo único que se ha podido ver a lo lejos son piedras candentes que caen al mar, según la retransmisión de la Televisión Canaria desde un barco. Declaraciones de los tripulantes del buque oceanográfico de investigación Ramón Margalef afirman que la lava cae por el acantilado y forma montículos en la base que está generando un impresionante depósito de más de 50 m de altura y emitiendo pequeños penachos blancos.
Las consecuencias para la fauna y la flora de la costa pueden ser muy graves, ya que sepultará por completo toda la comunidad bentónica -la formada por los organismos que habitan el fondo de los ecosistemas acuáticos- que exista en la zona.
Las imágenes y vídeos de abajo han sido tomadas por los científicos a bordo del Ramón Margalef:
Video caída lava al mar #lapalma #RamonMargalef @IEOoceanografia @CSIC pic.twitter.com/iGspTjzSzn
— Eugenio Fraile (@EugenioFraile) September 28, 2021
La lava del volcán de #LaPalma llega al mar.
— CSIC (@CSIC) September 28, 2021
Imágenes captadas por investigadores del CSIC embarcados en el buque 'Ramon Margalef', del @IEOoceanografia, en la medianoche del 28 de septiembre de 2021. pic.twitter.com/PZ9XFwIqgY
La lava sigue formando una inmensa montaña bajo el acantilado según informa a las 12:15 hora Canaria Eugenio Fraile embarcado en el Ramón Margalef:
Lava sigue formando una inmensa montaña bajo el acantilado #Lapalmaerupcion @IEOoceanografia @CSIC pic.twitter.com/I9Ohdk4sgq
— Eugenio Fraile (@EugenioFraile) September 28, 2021
Se está generando un impresionante depósito de más de 50 m de altura. Si el depósito sigue acumulando rocas incandescentes, y dependiendo de la profundidad del agua en la costa, puede formarse un delta que en ocasiones colapsa peligrosamente.
Más imágenes de los primeros momentos en los que la lava del volcán de La Palma llega al océano cayendo por el acantilado.
La lava del volcán de #LaPalma llega al mar.
— CSIC (@CSIC) September 28, 2021
Imágenes captadas por investigadores del CSIC embarcados en el buque 'Ramon Margalef', del @IEOoceanografia, en la medianoche del 28 de septiembre de 2021. pic.twitter.com/PZ9XFwIqgY
En esta otra imagen de un poco más temprano se puede apreciar como la lava se acerca al mar por el acantilado:
Estas son las imágenes en directo de la Televisión Canaria:
El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) escribe en su página de Facebook: "estas columnas de vapor de agua, de un color blanquecino, también contienen a su vez diminutas partículas de vidrio volcánico como consecuencia de la reacción que se produce entre la lava y el agua de mar, representando un peligro local bien delimitado para las personas que visitan o se encuentran en la zona costera dónde se produce ese encuentro entre la lava y el mar".
El Involcan aclara: "No se trata de una columna o penacho volcánico tan energético como el que tiene lugar en el cono volcánico donde se está produciendo un jet de gases volcánicos ácidos que se inyectan a la atmósfera con tanta energía que llegan a alcanzar los 5 km de altura. Por lo tanto, las columnas de vapor generadas por el encuentro entre la lava y el mar son unos penachos volcánicos menos energéticos. El régimen de vientos en la zona dónde se producen estos penachos volcánicos costeros contribuye a la dispersión de estas columnas, pero el peligro que representan es muy local, en el entorno del área donde se produce el encuentro de la lava con el mar."
El Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (PEVOLCA) estableció hace días una zona de peligro con el confinamiento de los barrios de San Borondón, Marina Alta, Marina baja y La Condesa, en la localidad de Tazacorte. Además, la zona de exclusión a la navegación se mantiene en 2 millas náuticas desde la costa, pero se traslada desde La Bombilla hasta 0,2 millas al sur del puerto de Tazacorte
El buque oceanográfico Ramón Margalef, del Instituto Español Oceanográfico (IEO) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), llegó el sábado a La Palma para estudiar los procesos biológicos asociados a la posible llegada de la colada al océano, así como a la caída masiva de ceniza volcánica sobre las aguas del Atlántico. Otra de las líneas de investigación será la observación de posibles focos de emisión bajo el mar que pudieran emitir gases o lava simultáneamente al proceso en tierra.
Lluvia ácida
La lluvia no contaminada es ligeramente ácida (~ pH 5,6), debido a la disolución del dióxido de carbono atmosférico (CO2) que forma el ácido carbónico débil (H2CO3). Sin embargo, el término "lluvia ácida" se refiere a la lluvia que contiene ácidos fuertes. Estos pueden originarse tanto de fuentes naturales (especialmente emisiones volcánicas) como de fuentes antropogénicas (especialmente la combustión de combustibles fósiles). La lluvia de ácido volcánico (pH 2,5-5,0) está típicamente dominada por ácido clorhídrico (HCl) y ácido sulfúrico (H2SO4) que surgen de los gases de la pluma, HCl y dióxido de azufre (SO2).
El proceso de formación de lluvia ácida se muestra en este diagrama de gases y aerosoles:
Imagen: Diagrama que muestra la formación de componentes solubles en partículas de ceniza. Las erupciones volcánicas inyectan vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (SO2), ácido clorhídrico (HCl), ácido fluorhídrico (HF) y cenizas a la atmósfera. El HCl y el HF se disolverán en agua y caerán como lluvia ácida, mientras que la mayor parte del SO2 se convertirá lentamente en aerosoles de ácido sulfúrico (H2SO4). Las partículas de ceniza pueden cambiar la química del suelo y el agua y, por lo tanto, la calidad.
Algunos sistemas de tratamiento de agua pueden basarse en lluvias acidificadas por emisiones volcánicas.
Los granos de ceniza recién caídos comúnmente tienen recubrimientos superficiales de componentes solubles (sales) y/o humedad. Estos componentes pueden hacer que las cenizas sean levemente corrosivas y potencialmente conductoras. Los recubrimientos solubles se derivan de las interacciones en una columna de erupción entre partículas de ceniza y aerosoles de gas volcánico, que pueden estar compuestos de gotas de ácido sulfúrico y clorhídrico con sales de haluro absorbidas. La cantidad de aerosoles disponibles varía mucho entre erupciones de tamaño y volumen similares.
Penachos de ácido clorhídrico
(*) El ácido clorhídrico (también llamado ácido muriático, espíritu de sal, ácido marino, ácido de sal, ácido hidroclórico, agua fuerte o, en España, salfumán) es una disolución acuosa del gas cloruro de hidrógeno (HCl). Es muy corrosivo y ácido. A temperatura ambiente, el cloruro de hidrógeno es un gas ligeramente amarillo, corrosivo, no inflamable, más pesado que el aire, de olor fuertemente irritante. Cuando se expone al aire, el cloruro de hidrógeno forma vapores corrosivos densos de color blanco. El cloruro de hidrógeno puede ser liberado por volcanes.
El cloruro de hidrógeno es irritante y corrosivo para cualquier tejido con el que tenga contacto. La breve exposición a bajos niveles produce irritación de la garganta. La exposición a niveles más altos puede producir respiración jadeante, estrechamiento de los bronquiolos, coloración azul de la piel, acumulación de líquido en los pulmones e incluso la muerte. La exposición a niveles aún más altos puede producir hinchazón y espasmos de la garganta y asfixia. Algunas personas pueden sufrir una reacción inflamatoria debida al cloruro de hidrógeno. Esta condición es conocida como síndrome de mal funcionamiento reactivo de las vías respiratorias (en inglés, RADS), que es un tipo de asma causado por ciertas sustancias irritantes o corrosivas.
Dependiendo de la concentración, el cloruro de hidrógeno puede producir desde leve irritación hasta quemaduras graves en los ojos y la piel. La exposición prolongada a bajos niveles puede causar problemas respiratorios, irritación de los ojos, la piel y descoloramiento de los dientes.
Como curiosidad, los jugos gástricos del estómago humano contienen aproximadamente un 3 % de ácido clorhídrico. Allí ayuda a desnaturalizar las proteínas y desempeña un importante papel como coenzima de la pepsina en su digestión. También ayuda en la hidrólisis de los polisacáridos presentes en la comida. Es secretado por las células parietales. Estas contienen una extensiva red de secreción desde donde se secreta el HCl hacia el lumen del estómago.