Son parcelas de tierra que no fueron devastadas por la lava
A veces, cuando un volcán entra en erupción y los subsiguientes flujos de lava engullen la ladera de la montaña y el terreno circundante, algunas partes de la tierra, debido a su elevación, se salvan de la destrucción.
Estas parcelas de tierra que no fueron devastadas por la lava se convierten en islas para plantas, animales y pájaros que se refugian en un inhóspito entorno. Se llaman kīpuka, una palabra que se originó en el idioma hawaiano y significa "agujero" o "abertura".
Los kīpukas son una característica común en Hawái, donde juegan un importante papel como reservorios biológicos para plantas y animales, a partir de los cuales la tierra cubierta puede recolonizarse más tarde. También pueden proteger especies nativas de las recientes invasoras. Rodeados de ásperos terrenos, las plantas y los animales nativos pueden ser inaccesibles para las nuevas especies que los desplazarían.
Este aislamiento también fomenta la especificación: la formación de nuevas y diferentes especies. Una vez que se forma una kīpuka, quedan atrapados las plantas y los animales que no pueden viajar largas distancias por sí mismos. Los organismos dentro de la aislada kīpuka tienen un acervo genético limitado. Y con el tiempo, sin una población más grande con la que reproducirse, diferentes genes pueden volverse dominantes. Los organismos pueden evolucionar significativamente, posiblemente en especies completamente nuevas.
Uno de los kīpuka más prominentes en Hawái es Kīpukapuaulu en Big Island, que ha sobrevivido a muchos flujos de lava del volcán Mauna Loa y ahora es uno de los bosques con mayor diversidad biológica de Hawái con más especies de árboles nativos por acre que cualquier otro bosque en el Parque Nacional de los Volcanes de Hawái.