La erupción de Cumbre Vieja podría ayudar a desvelar la incógnita acerca del colapso de los volcanes
La erupción del volcán de Cumbre Vieja de 2021 comenzó el 19 de septiembre de 2021 y finalizó después de 85 días y 8 horas, convirtiéndose en la erupción más larga y voluminosa de La Palma (más de 200 millones de m3 ) en tiempos históricos.
Debido al buen esfuerzo de monitoreo, esta erupción permitirá la prueba de una amplia gama de ideas científicas, desde la importancia de un posible superciclo de 436 años de erupciones de duración decreciente hasta el uso de observaciones geofísicas para comprender cómo se almacena el magma y migra dentro de un manto superior extendido verticalmente y un sistema magmático de la corteza. Estos tipos de información magmática y vulcanológica transformarán la evaluación del riesgo de erupción volcánica y la planificación a largo plazo.
Además, una pregunta clave de investigación sigue siendo por qué esta erupción no creó un colapso catastrófico del flanco del volcán como quizás se esperaba. La respuesta puede estar ligada a sus distintas características volcánicas-tectónicas y, en particular, a un inesperado sistema de fisuras que se abrió durante la última fase de la erupción, como cuenta en El País el el vulcanólogo Pablo J. González del CSIC.
Imagen: Fisuras en la ladera del volcán de Cumbre Vieja
La reactivación volcánica en La Palma ha vuelto a suscitar el debatido tema sobre la estabilidad del flanco oeste de la isla y, en particular, del edificio volcánico de Cumbre Vieja, cuestión recurrente desde hace décadas, creando preocupación en la sociedad.
Una reciente publicación (6 de mayo de 2022) de los investigadores Mercedes Ferrer, Investigadora Senior del IGME-CSIC y Luís González de Vallejo, Catedrático Honorífico de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Director del Área de Riesgos Volcánicos del Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN) en la prestigiosa revista Science refleja que el edificio Cumbre Vieja es mecánicamente estable a largo plazo, más allá de la escala humana, independientemente de las características volcano-estructurales asociadas con la reciente erupción de Cumbre Vieja de 2021.
"Muchos volcanes en islas oceánicas crecen a tasas extraordinariamente veloces, en términos geológicos. Este crecimiento rápido de los volcanes los hace vulnerables al efecto de la gravedad y terminan colapsando. Afortunadamente para los habitantes de las islas, estos fenómenos colosales sólo ocurren de forma muy espaciada en el tiempo, cada varias decenas a centenares de miles de años", dice Pablo J. González.
"Sin embargo, se trata de un peligro geológico real. Otros colapsos, aunque de menor tamaño, tienen lugar con mayor frecuencia y pueden causar víctimas mortales. Sin irnos a un pasado remoto, es posible señalar casos significativos durante la erupción del volcán Santa Helena en 1980, o en diciembre de 2018 en el volcán Anak Krakatau en Indonesia. Por tanto, conocer su origen, cómo se desencadenan, y qué indicadores podríamos identificar como precursores para su pronóstico son retos científicos que hay que abordar".
Entre los volcanes de todo el mundo, Cumbre Vieja ha sido identificado desde hace tiempo como candidato a un futuro colapso. Aun así, no existe una opinión unánime entre la comunidad científica respecto al impacto que generaría. Se ha simulado un gran número de escenarios modelo, que indicarían desde futuros catastróficos a efectos muy locales. Esta disparidad de opiniones es indicativa de la gran falta de conocimientos con los que refinar estos pronósticos. González apunta que el único remedio es realizar investigación rigurosa y de carácter multidisciplinar.
Artículo científico: The instability of the island of La Palma: a long debate based on uncertain hypotheses