Los bordes rocosos de las algas ofrecen nueva evidencia del pasado sísmico
En 1667, un apocalíptico terremoto casi destruyó Dubrovnik, una de las ciudades medievales más bellas del Mediterráneo. En aquel entonces centro de una república independiente, la ciudad, situada en la costa oriental del mar Adriático, era un activo centro marítimo y hogar de más de 30.000 personas.
El temblor derribó edificios, abrió grietas en la tierra y provocó que enormes piedras cayeran desde las cercanas colinas. Los testigos hablan del tsunami que siguió y de los incendios forestales que ardieron durante días. En total, los registros históricos afirman que en el multifacético desastre murieron 3.000 personas.
Varios siglos después de relativa paz tectónica, Dubrovnik, hoy una ciudad en Croacia, es uno de los lugares turísticos más populares de Europa y recibe a más de 1,2 millones de visitantes cada año. Pero, como en cualquier zona con un destructivo historial sísmico, siempre queda una pregunta: ¿Cuáles son las probabilidades de que se produzca otro gran terremoto en un futuro próximo?
Si bien los científicos no pueden predecir cuándo ocurrirá un gran terremoto, contar con datos más precisos sobre desastres históricos puede mejorar sus estimaciones. Sin embargo, puede ser difícil encontrar pruebas confiables de antiguos terremotos.
Afortunadamente, la geomorfóloga Sanja Faivre y su equipo de la Universidad de Zagreb en Croacia han desarrollado una nueva técnica para detectar antiguos terremotos, que se basa en un aliado muy inesperado: las algas. Durante largos períodos, estas algas pueden crecer juntas y producir una estructura rocosa conocida como borde de algas.
Lithophyllum byssoides, un alga coralina roja común en el Mediterráneo, incorpora carbonato de calcio en su tejido. Durante largos períodos, estas algas pueden crecer juntas y producir una estructura rocosa conocida como borde de algas. Como explica Faivre, los bordes de algas tienden a desarrollarse cuando el nivel del mar se mantiene estable o aumenta lentamente a lo largo de unos pocos cientos de años.
Imagen: Un borde de algas de color púrpura formado por el alga coralina Lithophyllum byssoides crece a lo largo de la costa del Adriático. Foto cortesía de Sanja Faivre
Los bordes de algas se van acumulando capa por capa, lo que los convierte en un útil indicador de los cambios históricos en el nivel del mar. Pero también pueden hacer algo más. En un nuevo estudio, Faivre y sus colegas muestran que los bordes de algas también pueden ayudar a identificar terremotos históricos.
Faivre dice que hicieron su descubrimiento casi por accidente después de pasar más de una década estudiando el cambio del nivel del mar a lo largo de la costa croata. Fue durante este proceso de análisis de los bordes de algas que encontraron algo realmente emocionante.
"En muchos lugares vimos bordes de algas sobre la superficie del mar. Sabíamos que esto probablemente significa una sola cosa: evidencia de un gran terremoto", afirma. La clave es que, como ocurrió en Dubrovnik, los terremotos que golpean la costa pueden provocar que el nivel del mar local cambie repentina y dramáticamente. El fuerte levantamiento empuja los bordes de algas existentes muy por encima del nivel del mar, mientras que otros nuevos y más jóvenes se desarrollan por debajo. La comparación de las edades de ambos puede indicar cuándo se produjo el terremoto.
Los científicos propusieron por primera vez utilizar L. byssoides como indicador del pasado cambio del nivel del mar en la década de 1980, pero confirmarlo en la práctica requirió resolver un arduo desafío.
En su trabajo anterior, Faivre y sus colegas buscaron varios bancos de algas alrededor de la costa del Adriático. Para determinar su edad, los científicos utilizaron la datación por radiocarbono, pero había un problema: las estimaciones de la edad por radiocarbono de las especies marinas tienden a estar distorsionadas en comparación con las muestras terrestres. Esto se llama efecto reservorio marino, y el grado en el que afecta las estimaciones de datación puede depender incluso de la especie analizada.
Imagen: Procesos impulsores del cambio relativo del nivel del mar en el Adriático durante los dos últimos milenios: desde los movimientos tectónicos locales en el archipiélago de Dubrovnik (islas de Jakljan y Šipan) hasta las contribuciones globales al nivel medio del mar (Mediterráneo central) revisando los bordes de algas.
Para ello, Faivre necesitaba aprender cuán grande sería este error para L. byssoides en particular. Y como las pruebas de armas nucleares de mediados del siglo XX distorsionaron la concentración mundial de radiocarbono, necesitaba muestras de algas anteriores a la era atómica.
Finalmente, Faivre consiguió muestras antiguas de L. byssoides en museos de toda Europa. "No fue fácil conseguirlas", afirma, porque habría que destruirlas durante el análisis. Pero la dura experiencia proporcionó a los científicos lo que necesitaban para utilizar la datación por radiocarbono de L. byssoides para rastrear los cambios en el nivel del mar Mediterráneo a lo largo de cientos de años.
Una vez establecido su método, Faivre y su equipo demostraron que su análisis del borde de algas no sólo podía confirmar el bien documentado terremoto de 1667 que devastó Dubrovnik, sino que también revelaba evidencia de desastres anteriores y menos conocidos.
"Nuestros datos confirmaron fuertes terremotos vagamente mencionados en la literatura de 1395 y 1520", dice Faivre. También encontraron señales de varios terremotos que afectaron la región entre los siglos IV y VI d.C.
Para los sismólogos, este tipo de evidencia es sumamente valiosa. Hasta hace poco, con el desarrollo de esta y otras medidas indirectas, el conocimiento de los antiguos terremotos se basaba principalmente en escasas descripciones en notas históricas.
"Ahora sabemos que los fuertes terremotos en esta zona ocurrieron con una frecuencia ligeramente mayor de lo que pensábamos", dice Josip Stipčević, un sismólogo de la Universidad de Zagreb que no participó en la reciente investigación de Faivre. Cada nueva información sobre la incidencia e intensidad de los terremotos históricos, añade, nos ayuda a estar más preparados para futuros desastres.
El estudio se ha publicado en la revista Geomorphology: Impact of coseismic uplifting on relative sea level change in the Southern Adriatic during the past 4.500 years – New evidence from Dubrovnik epicentral area based on analysis of algal rims and tidal notches