Muchos animales acuáticos son inteligentes, emocionales, curiosos y muy sociales
La industria acuícola mundial ha triplicado su tamaño desde el año 2000, y los productores crían una asombrosa diversidad de especies, desde algas y almejas hasta carpas, salmones y sepias. Muchas de estas criaturas no están domesticadas y en la naturaleza llevan vidas complejas y muy sociales.
El rápido crecimiento de la acuicultura significa que ahora se crían miles de millones de animales acuáticos sin información básica que pueda ayudar a garantizar incluso estándares mínimos de bienestar. Un estudio publicado recientemente muestra que estos riesgos para el bienestar no son uniformes: es probable que la acuicultura tenga graves efectos en el bienestar de algunas especies, pero insignificantes impactos en otras.
Siempre que los seres humanos manejan animales a gran escala, el bienestar se convierte en una preocupación. "Como expertos en animales acuáticos y su bienestar, creemos que tomar medidas proactivas para dar forma al crecimiento de la industria de la acuicultura será fundamental para su éxito a largo plazo", dicen las autoras Becca Franks, profesora adjunta de Estudios Ambientales y Chiawen Chiang, investigadora sobre comportamiento y bienestar de los peces y directora de laboratorio, ambas de la Universidad de Nueva York.
Vídeo: Una sepia afronta un desafío originalmente diseñado para niños humanos, demostrando los complejos procesos cognitivos de los cefalópodos.
Complejas vidas acuáticas
En una amplia revisión de la ciencia existente, se identificaron siete factores de riesgo en peces y otras criaturas marinas que serían difíciles o poco prácticos de alojar en cautiverio. Incluyen 1) comportamiento migratorio, 2) estructuras sociales solitarias, 3) larga vida, 4) hábitos alimentarios carnívoros, 5) canibalismo, 6) vivir a profundidades de 165 pies (50 metros) o más, y 7) elaborado cortejo o cuidado parental involucrado.
Los autores investigaron estas características para cada una de las más de 400 especies que se cultivan actualmente en acuicultura. El análisis descubrió que muchas especies de peces, reptiles y anfibios probablemente sufrirán en la acuicultura porque en condiciones de cultivo no podrán desarrollar sus comportamientos naturales. Lo mismo ocurre con los crustáceos, como las langostas, y con los cefalópodos, como las sepias.
Por el contrario, las plantas acuáticas y otros invertebrados como las ostras experimentarían menos diferencias entre su vida en la naturaleza y en un tanque, estanque u otro sistema de producción acuícola.
También descubrieron que las especies que corren mayor riesgo son las más caras del mercado pero las que menos contribuyen a la producción mundial. Al optar por especies cuyos comportamientos y hábitos de vida sean más compatibles con la acuicultura, la industria podría minimizar el riesgo para el bienestar animal y, al mismo tiempo, mantener los precios bajos y las cantidades de producción altas. En otras palabras, proteger el bienestar de los animales acuáticos es compatible con la producción de alimentos nutritivos y asequibles.
Bienestar animal en el agua
Las investigaciones demuestran que muchos animales acuáticos son inteligentes, emocionales, curiosos, muy sociales y tienen marcadas preferencias. Al igual que los animales terrestres, pueden sufrir si no se satisfacen sus necesidades.
Pensemos, por ejemplo, en el pez loro de cabeza jorobada (Bolbometopon muricatum), que actualmente se cría en acuicultura. Los peces de cabeza jorobada viven hasta 40 años y recorren varios kilómetros cada día en grandes grupos en busca de coral vivo. Durante las lunas llenas, se reúnen por cientos para desovar y participar en concursos rituales de golpes de cabeza entre los machos, como una versión acuática del bisonte.
Vídeo: Los buzos observan un banco de peces loro jorobados alimentándose en la Gran Barrera de Coral de Australia.
Sería muy difícil y costoso dar cabida a la larga vida de esta especie, su amplia distribución, su complejo comportamiento de alimentación y sus dinámicas relaciones sociales en los entornos altamente restrictivos y monótonos de la acuicultura.
Los investigadores también encontraron ejemplos de animales invertebrados con formas de vida igualmente elaboradas. Un ejemplo es el cangrejo de río rojo (Procambarus clarkii), un crustáceo comparativamente pequeño que construye complejos sistemas de túneles y cámaras bajo tierra. Las hembras cuidan atentamente a sus pequeñas crías, abanicándolas, limpiándolas y alimentándolas hasta cuatro meses después de la eclosión.
Por el contrario, las especies de plantas cultivadas en acuicultura, como las algas marinas y la espinaca de agua (Ipomoea aquatica), son alimentos nutritivos y ricos en proteínas que pueden criarse sin plantear problemas directos de bienestar animal.
Solo en 2021 se cultivaron por primera vez 56 especies. Al identificar especies que pueden adaptarse naturalmente mejor a la vida en cautiverio, los productores de acuicultura y los responsables de las políticas pueden orientar su industria hacia un futuro más humano.
Este enfoque ya cuenta con respaldo en Estados Unidos, donde Washington y California han prohibido la cría de pulpo. Los estados actuaron en parte como respuesta a investigaciones que mostraban que los pulpos son animales inteligentes, curiosos y sociales que pueden resolver problemas y reconocer a personas individuales, cualidades que son incompatibles con el hecho de ser criados en masa para consumo humano.
Se necesitan más investigaciones para comprender las vidas y los comportamientos de otras criaturas marinas que se crían actualmente o que se pretende criar en el futuro. La mayoría de estas especies siguen siendo poco estudiadas y misteriosas, lo que dificulta tomar decisiones informadas sobre si son aptas para la cría.
Unos datos mejores podrían contribuir a la formulación de políticas sobre acuicultura, además de impulsar la apreciación pública de la diversidad y la complejidad de la vida en un planeta que es 70% acuático.
La investigación ha sido publicada en Science Advances: Disaggregating animal welfare risks in aquaculture