El atún rojo, máximo exponente de la crisis mundial de la pesca

antigua pesca de la almadraba en Barbate, 1950

La flota atunera del Mediterráneo ha estado capturando el doble de las cantidades establecidas en su cuota anual legal

Si los barcos de todos los países respetaran las normativas, el atún no escasearía

Los océanos deben ser gestionados como ecosistemas, y no como meras despensas de las que la industria pesquera puede sacar proteínas a su antojo

banco de atunes La historia del atún rojo comenzó con una abundancia incalculable, cuando los peces cruzaban el estrecho de Gibraltar en primavera y se dispersaban por el Mediterráneo para desovar. A lo largo de miles de años, los pescadores han desarrollado un método que consistía en extender las redes desde las costas para interceptar a los peces y conducirlos hacia unas cámaras, donde los mataban. A mediados del siglo XIX, un centenar de trampas para atunes conocidas como tonnara en Italia y almadrabas en España capturaban hasta 13.600 toneladas al año de atún rojo. La pesca era sostenible y daba de comer a miles de trabajadores y a sus familias.

En la actualidad, no queda más que una docena de estas trampas, principalmente porque escasean los atunes, pero también debido a la urbanización de las costas y a la contaminación. Una de las pocas que quedan es la conocida tonnara en la isla de Favignana, frente a las costas de Sicilia. En 1864, los pescadores de Favignana capturaron la cifra récord de 14.020 atunes rojos, cuyo peso medio era de 195 kilos. El año pasado, pescaron tan pocos ejemplares (unos 100, cuyo peso medio era de 30 kilos) que Favignana sólo celebró una mattanza, momento en que los atunes son conducidos hacia una red e izados a la superficie por pescadores para matarlos con arpones. Un signo de la decadencia de la tonnara de Favignana es el plan diseñado por su actual directora, la ejecutiva de marketing romana Chiara Zarlocco, de vestir a los pescadores con trajes tradicionales para representar la mattanza para los turistas.

antigua pesca de almadraba, Sancti Petri, 1949

El gran problema del atún rojo comenzó a mediados de la década de 1990. Para entonces, las reservas de atún del sur (que junto con el atún del Pacífico y el atún rojo, es una de las tres especies de atún del mundo, apreciadas especialmente para la preparación del sushi) habían quedado reducidas a entre un 6 y un 12% de las poblaciones originales del océano Pacífico Sur y el océano índico. Cuando los japoneses comenzaron a buscar nuevos caladeros, centraron su atención en el Mediterráneo, donde las reservas de atún rojo aún eran abundantes.

En 1996, unos croatas que habían desarrollado técnicas de engorde del atún del sur en Australia establecieron la primera granja de atunes del Mediterráneo en el Adriático. El proceso es simple. Los atunes rojos recién capturados son transferidos a las jaulas instaladas en las costas, donde son alimentado durante meses e incluso años con peces grasos como anchoas o sardinas para que su carne adquiera el alto contenido en grasa que la hace tan apreciada en Japón.

Sea Shepherd, campaña Atún Mediterráneo 2010 La posibilidad de producir un suministro continuado (y tremendamente rentable) de atún rojo del Mediterráneo engordado generó una serie de acontecimientos que resultaron catastróficos. La flota del Mediterráneo ha triplicado su actividad pesquera, y los buques atuneros ascienden en la actualidad a 1.700, incluidos 314 barcos de cerco. La aparición de granjas de atún complicó el problema e hizo más difícil para la Unión Europea y para los gobiernos nacionales la vigilancia del cumplimiento de las cuotas. La captura de los atunes rojos en las redes se lleva a cabo en el mar, al igual que el proceso de engordarlos y matarlos; después, se congelan inmediatamente en barcos japoneses. Según me explicó Masanori Miyahara, de la Agencia de Pesca de Japón, y antiguo presidente de la CICAA: «La gente no conoce los detalles del proceso de engorde.»

El incremento de las granjas de atún provoca el exterminio del atún rojo en todas las etapas de su ciclo vital. En Croacia, por ejemplo, la industria se basa casi por completo en engordar a los ejemplares juveniles durante dos o tres años, lo que significa que los matan antes de que desoven. En otros sitios, como las islas Baleares, están acabando con hembras de gran tamaño, capaces de producir 40 millones de huevos. En solo diez años, las poblaciones de atún rojo han sufrido una importante disminución.

«Está ocurriendo algo parecido a lo que sucedió con el bacalao -comenta Jean-Marc Fromentin, un biólogo marino y especialista en atunes rojos del IFREMER, el Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar-. «No percibimos la disminución de forma inmediata porque había una acumulación enorme de biomasa. Pero es como tener una cuenta bancaria de la que sacas mucho más de lo que metes.»

En el corazón de la actividad pesquera se encuentran Francisco Fuentes y su empresa con sede en Cartagena, Ricardo Fuentes e Hijos, que según los expertos del sector controla el 60% del negocio de las granjas de atún rojo en el Mediterráneo y genera unos beneficios de más de 170 millones de euros al año, según fuentes del sector. (Un portavoz de A. Fuentes declaró que los beneficios ascienden a aproximadamente la mitad de esa cantidad.) En asociación con los gigantes japoneses Mitsui, Mitsubishi y Maruha, el Grupo Fuentes, con ayuda de las subvenciones de la Unión Europea y de España, ha adquirido las jaulas, los remolcadores y los barcos de apoyo necesarios para las actividades de engorde a gran escala. Asimismo, Fuentes e Hijos se asoció con empresas francesas y españolas propietarias de 20 barcos de cerco, unos buques de 4 millones de dólares equipados con potentes sistemas de sónar y redes que pueden cercar 3.000 atunes rojos adultos.

Buque atunero Alpine Rose

Con el Grupo Fuentes y sus socios al frente, la flota atunera explotó metódicamente zonas de desove del atún rojo cercanas a Europa, y después centró su atención en zonas intactas. La mayor de estas reservas no declaradas era la del golfo de Sidra, en Libia. «Era el acuario de atún del Mediterráneo -recordó Roberto Mielgo Bregazzi, asesor de granjas de atún que visitó el golfo de Sidra por primera vez hace seis años. Nunca he visto nada así. El peso medio de los atunes rojos era de más de 270 kilos. Era uno de los últimos paraísos de los atunes.»

Mielgo Bregazzi, un español que antes era submarinista profesional y que en la actualidad ostenta el cargo de director en Advanced Tuna Ranching Technologies, ha denunciado las actividades de la pesca IINR (ilegal, incontrolada y no regulada) del atún rojo. Gracias a una extensa red de fuentes internas del sector y a información publicada, ha redactado informes muy detallados sobre el negocio de la pesca IINR del atún rojo. Usando información reservada como la capacidad y el calendario de los buques congeladores japoneses, ha demostrado que la flota atunera del Mediterráneo ha estado capturando el doble de las cantidades establecidas en su cuota anual legal.

atunero turco

Según explicó Mielgo Bregazzi, Ricardo Fuentes e Hijos y un socio francés han colaborado con una empresa libia, Ras el Hillal, para capturar atunes rojos en aguas libias. Mielgo Bregazzi afirmó que Seif el Islam Gaddafi, el hijo del líder libio Moamar el-Gaddafi, ha colaborado con la empresa Ras el Hillal y ha ganado millones de dólares con la pesca del atún rojo. Mielgo Bregazzi calcula que, durante los últimos cuatro años, las flotas atuneras han capturado más de 9.000 toneladas de atún rojo al año en aguas libias. Parte de esas capturas son legales según las cuotas marcadas para los barcos libios, españoles y franceses, pero parece ser que un gran cantidad ha sido capturada de forma ilegal.

David Martínez Cañabate, subdirector del Grupo Fuentes, dijo que la compañía no tenía la más "mínima" conexión con la familia Gaddafi y que el atún rojo que captura, compra o engorda ha sido capturado de forma legal y ha sido debidamente registrado antes la CICAA y las autoridades españolas. Reconoció que el atún rojo ha sido sobreexplotado, principalmente por empresas que no engordan el atún sino que lo venden poco después de haberlo capturado. Señaló que las flotas de otros países también pescan atunes rojos sin una cuota estipulada por la CICAA y los engordan ilegalmente. Precisó que gran parte de la información de Mielgo Bregazzi es «incorrecta o incluso peor, malintencionada» y que el Grupo Fuentes ha apoyado medidas de conservación más estrictas. «Somos los más interesados en el futuro del atún -añadió David Martínez-. Vivimos de este recurso.»

jaulas engorde de atún rojo En realidad, el atún rojo libio y de otras zonas del Mediterráneo ha inundado hasta tal punto el mercado, que las empresas japonesas han almacenado 18.000 toneladas en congeladores gigantes. En los últimos años, el exceso de oferta ha reducido a la mitad los precios que reciben los pescadores, entre 3 y 4 dólares por kilo. Aún así, el precio del atún rojo capturado anualmente en Libia y que luego es engordado durante varios meses, es de 400 millones de dólares aproximadamente en el mercado japonés.

«Lo están exterminando todo, -señaló Mielgo Bregazzi-. Los peces no tienen ninguna oportunidad.»

El constante incumplimiento de la normativa por parte de las flotas atuneras se hizo evidente durante una visita a la isla italiana de Lampedusa, al sur de Sicilia. Para dar un respiro al atún durante los principales días de la temporada de desove, las normas de la Unión Europea y de la CICAA prohíben volar a los aviones detectores en junio. A menudo no se cumplen estas normas.

Una mañana de junio volé con Eduardo Domaniewicz, piloto estadounidense de origen argentino que desde 2003 ha buscado atunes para los barcos de cerco franceses e italianos. Alfonso Consiglio era el copiloto y localizador de Domaniewicz. Estaban inspeccionando las aguas entre Lampedusa y Túnez, aunque no estaban solos: Otros tres aviones detectores estaban volando ilegalmente y transmitían los datos a otros 20 barcos de cerco situados abajo. Transcurridas dos horas, debido a los fuertes vientos y a las aguas revueltas que dificultaban la visibilidad y que en el caso de los primeros también dificultaban las capturas, los aviones se vieron obligados a regresar a Lampedusa y Malta.

jaula de transporte de atún rojo acosada por Greenpeace Domaniewicz tenía un conflicto. Le encantaba volar y le pagaban bien. Creía que los vuelos que realiza en junio eran legales porque Italia nunca había ratificado la prohibición. Pero después de haber pasado tres años señalando el emplazamiento de atunes rojos, estaba harto de la pesca descontrolada. Justo antes de que yo llegara a Lampedusa, vio cómo dos flotas de barcos de cerco pescaban 380.000 kilos de atún rojo y se repartían más de dos millones de dólares en beneficios.

«Los peces no tienen posibilidad de escapatoria; todo es alta tecnología», advirtió Domaniewicz. Hablando de los pescadores de un barco de cerco francés para los que trabajó en Libia, añadió: «Soy un conservacionista y no podía soportar la forma en que pescaban sin ningún respeto por las cuotas. Vi a esta gente llevárselo todo. Capturan todo lo que les da la gana. Para ellos el mar es sólo dinero. No piensan en lo que habrá dentro de diez años.»

Alfonso Consiglio, cuya familia es propietaria de una flota de barcos de cerco, también tiene sentimientos divididos. «El precio es bajo porque cada vez se capturan más atunes -explicó-. Mi única salida es capturar más peces. Es un círculo vicioso. Si capturo mi cuota de mil atunes, no tengo suficiente porque los precios están muy bajos. Quiero respetar la cuota, pero no puedo porque tengo que ganarme la vida. Si los barcos de todos los países respetaran las normativas, el atún no escasearía. Si sólo unos pocos países respetan las normas y los demás no lo hacen, el pescador que sí las respeta está acabado.»

¿Cómo podemos poner fin a este interminable ciclo de sobreexplotación? ¿Cómo podemos evitar que las flotas pesqueras del mundo no cometan un suicidio ecológico y económico al agotar las reservas mundiales de atún rojo, tiburones, bacalao, eglefino, lubina, merluza, pargo rojo, pez reloj, mero, granadero, esturión, platija, rocote, raya y de otras especies?

Los expertos coinciden en que, en primer lugar, los océanos deben ser gestionados como ecosistemas, y no como meras despensas de las que la industria pesquera puede sacar proteínas a su antojo. Además, los organismos que supervisan las pesquerías, como la CICAA, que desde hace mucho tiempo han estado dominados por los intereses comerciales de la industria pesquera, deben compartir el poder con científicos y conservacionistas.

antigua pesca de la almadraba, Sancti Petri - 1949

Además, los gobiernos deben reducir los 4 millones de buques pesqueros que existen en el mundo (casi el doble de los necesarios para explotar las aguas de forma sostenible) y recortar los 25.000 millones de dólares en subsidios que recibe anualmente la industria pesquera.

Además, las autoridades pesqueras tendrán que imponer cuotas más estrictas y garantizar su cumplimiento. En el caso del atún rojo del Mediterráneo, esto puede implicar la prohibición de la pesca durante la temporada de desove y un aumento significativo del peso mínimo permitido para las capturas. La CICAA no ha logrado recientemente reducir las cuotas de forma significativa ni prohibir la pesca durante la temporada de desove, aunque sí ha aumentado a 30 kilos el peso mínimo permitido para la captura en casi todas las áreas y ha prohibido la pesca con aviones detectores. Pero sin vigilancia ni cumplimiento, las nuevas normas de la comisión tendrán tan poco valor como las anteriores.

Otra medida crucial, tanto en el Mediterráneo como en el resto del mundo, sería la creación de grandes zonas marinas protegidas. También son importantes las campañas llevadas a cabo por grupos como el Marine Stewardship Council, que trabaja con consumidores y con los gigantes de la distribución para promover la pesca sostenible en la industria.

No todas las noticias procedentes de las pesquerías son desalentadoras. En los sitios donde existe una gestión adecuada de la pesca, las poblaciones de peces, así como la industria pesquera, gozan de buena salud. Un notable ejemplo es Alaska, donde las reservas de salmón del Pacífico y de abadejo son abundantes. La pesca de bacalao en Islandia también prospera porque se rige por una regla fundamental para la conservación: limitar el número de embarcaciones que pueden pescar.

Pero todos coinciden en que la reforma fundamental que debe llevarse a cabo antes que ninguna otra no es un cambio en la normativa sino un cambio de mentalidad. El hombre debe comenzar a mirar a las criaturas que viven en el mar de la misma forma que a las que viven en tierra. Sólo cuando consideremos a los peces como animales salvajes dignos de protección, sólo cuando el atún rojo del Mediterráneo sea considerado tan fascinante como el grizzly o el leopardo africano, se acabará con la sobreexplotación de los océanos del planeta.

tres atunes rojos en primer plano

No hay pez más extraordinario en todos los océanos del mundo que el atún rojo. Puede alcanzar los 3,7 metros de longitud y un peso de 680 kilos, y puede vivir hasta los 30 años. En el pasado, millones de atunes rojos migraban a través de la cuenca del Atlántico y del mar Mediterráneo, y su carne era tan importante para los pueblos de la antigüedad que pintaron su imagen en las cuevas y la inmortalizaron en sus monedas.

El atún rojo o atún de aleta azul posee otro extraordinario atributo, uno que puede su perdición: Su ventresca, veteada con abundantes capas de grasa, se considera una de las mejores del mundo para preparar sushi. A lo largo de la última década, una flota dotada de la más avanzada tecnología y guiada a menudo por aviones de detección, ha perseguido al atún rojo de un extremo a otro del Mediterráneo, capturando cada año decenas de miles de ejemplares, muchos de ellos de forma ilegal Los atunes rojos son engordados en jaulas a lo largo de la costa antes de matarlos a tiros y despiezarlos para abastecer a los mercados de sushi y ventresca de Japón, América y Europa. Se han capturado tantos ejemplares de atún rojo en el Mediterráneo que su población está en peligro de desaparecer. Entre tanto, las autoridades europeas y del norte de áfrica han hecho poco por poner fin a esta matanza.

«Me preocupa mucho que sea demasiado tarde», señala Sergi Tudela, biólogo marino español del Fondo Mundial para la Naturaleza, organización que ha encabezado la lucha para frenar la pesca del atún rojo. «Tengo una imagen muy gráfica en la mente: la de la migración de grandes manadas de bisontes en el Oeste americano a comienzos del siglo XIX. Lo mismo sucedió con el atún rojo en el Mediterráneo; hubo una migración masiva de estos peces. Estamos presenciando con el atún rojo el mismo fenómeno que vimos con el bisonte americano. Lo estamos viendo con nuestros propios ojos.»

El exterminio del atún rojo es un símbolo de los graves problemas de las pesquerías en la actualidad: el enorme aumento de la capacidad para matar de las nuevas tecnologías pesqueras, la turbia red internacional de empresas que obtienen enormes beneficios con este comercio, la negligencia en la gestión de las pesquerías y en el cumplimiento de las leyes, y la indiferencia de los consumidores respecto al futuro de los peces que consumen.

descartes por pesca de langostino Los océanos del planeta son sólo una sombra de lo que una vez fueron. Con algunas excepciones, como la excelente gestión de las pesquerías de Alaska, Islandia y Nueva Zelanda, el número de ejemplares en los mares es sólo una fracción de lo que eran hace un siglo. Los biólogos marinos difieren respecto a la magnitud del declive. Algunos opinan que las poblaciones de muchos grandes peces marinos han disminuido entre un 80 y un 90 %, mientras que otros afirman que la disminución no ha sido tan pronunciada. Pero todos coinciden en que, en la mayoría de los casos, hay demasiados barcos para tan pocos peces.

Las especies más populares, como el bacalao, han caído en picado desde el Mar del Norte hasta el banco Georges, frente a las costas de Nueva Inglaterra. En el Mediterráneo, 12 especie de tiburones se han extinguido desde el punto de vista comercial, y el pez espada, que debería alcanzar el grosor de un poste telefónico, se captura cuando aún es alevín y se come con un grosor inferior al de un bate de béisbol. Con muchas aguas del hemisferio Norte agotadas, las flotas comerciales se han dirigido al sur, sobreexplotando caladeros que antaño eran abundantes. Frente a las costas de áfrica occidental, las poco reguladas flotas locales y extranjeras están agotando las reservas de las aguas productivas de la plataforma continental, privando de su principal fuente de proteínas a las familias de los pescadores que practican la pesca de subsistencia en Senegal, Ghana, Angola y otros países. En Asia, se han esquilmado tanto las aguas del golfo de Tailandia y del mar de Java, que sus reservas están a punto de desaparecer. «Los océanos están sufriendo por muchos motivos, pero el principal es la pesca», señala Joshua S. Reichert, de Pew Charitable Trusts. «Y a menos que tomemos medidas con respecto a la extracción de peces y de recursos marinos, perderemos muchas de las reservas que quedan en el mar.»

pescadores de atún, Cádiz Puede parecer duro calificar de «cruel» el viejo oficio de la pesca (si bien es cierto que este calificativo no es aplicable a todos los que la ejercen), pero, ¿de qué otra forma podríamos calificar a los pescadores de tiburones de todo el mundo, que capturan decenas de millones de ejemplares al año, y a muchos, mientras aún están vivos, les cortan las aletas con las que se prepara la sopa de aleta de tiburón y después dejan que se hundan al fondo del mar y mueran?» ¿De qué otra forma se puede describir el incalculable número de peces y de otros animales marinos capturados en las redes, a los que dejan asfixiarse y que son arrojados por la borda como captura accesoria inservible? ¿O la pesca de palangre, cuyas larguísimas líneas de anzuelos atraen, y ahogan, a animales como la tortuga boba o al albatros viajero?

¿Permitimos estas pérdidas porque los peces viven en un mundo que no vemos? ¿Sería distinto si, como ha fantaseado un conservacionista, los peces gritaran mientras los sacamos del agua metidos en redes? Si el atún rojo viviera en tierra, su tamaño, velocidad y migraciones épicas le garantizarían la categoría de leyenda y los turistas acudirían en masa para fotografiarlo en los parques nacionales. Pero como vive en el mar, su majestuosidad, comparable a la de un león, nos es desconocida.

Una de las ironías, y tragedias, de la pesca del atún rojo mediterráneo es que el mero acto de procreación lo coloca a merced de las flotas. En primavera y en verano, cuando la temperatura del agua se eleva, los bancos de atunes rojos suben a la superficie para desovar. Mientras surca el mar, nadando de costado y mostrando sus robustos flancos plateados, cada una de las grandes hembras expulsa decenas de millones de huevos y los machos emiten nubes de esperma. Desde el aire, en un día despejado, esta turbulenta reproducción (los peces de vibrantes colores, el mar agitado y las manchas de huevos y esperma) puede verse a kilómetros de distancia desde aviones detectores, que avisan a la flota pesquera...

Imágenes: Brian Skerry | NOAA

Autor: Fen Montaigne (Extracto de National Geographic)

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Etiquetas: Atún RojoMediterráneoPescaSostenible

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