Los peces se alimentarán a la moda, con probióticos

pez y yogourt

Las universidades de Almería y Málaga han desarrollado un método de producción de alimentos con probióticos destinados al cultivo de peces marinos en cautividad

tanque investigación probiótico lenguado Senegal Los probióticos [1] son microorganismos que se agregan a la comida y que permanecen vivos en el tracto digestivo contribuyendo a mantener su salud. Alimentos probióticos, como el yogourt, se llevan usando desde hace miles de años. Por ejemplo, ya en la antigua Babilonia se utilizaba la leche amarga para aliviar problemas gastrointestinales.

Ahora, y en el ámbito de la acuicultura, para incorporar una nueva especie a las piscifactorías industriales, se deben optimizar aspectos tales como son la reproducción, la alimentación y el control de patologías. En este contexto, investigadores de las universidades de Almería y Málaga acaban de concluir un estudio, iniciado en el año 2006, con la intención de buscar una solución al control de enfermedades en cultivos acuícolas.

Para ello, los expertos plantearon incorporar bacterias probióticas en la dieta del Lenguado Senegalés de criadero. En piscicultura, un microorganismo probiótico es un organismo vivo que ejerce un efecto beneficioso en el pez mediante la modificación de su comunidad microbiana, es decir, mejora su sistema inmunológico y/o incrementa el aprovechamiento nutritivo de los piensos.

Después de tres años de investigación, los científicos han creado el primer sistema de encapsulación de dichos microorganismos para poder emplearlos como complementos alimenticios. Asimismo, y de forma paralela, mediante el diseño de microcápsulas han incorporado estas bacterias a los actuales piensos con el fin de optimizar su aprovechamiento nutritivo e incorporar nuevos beneficios a los mismos.

capsulas de alginato con probióticos para peces marinos "El problema del uso de probióticos en el cultivo de especies marinas radica en su administración, ya que en el medio acuático éstos pueden diluirse o no ser ingeridos por los peces", subraya Francisco Javier Alarcón López, responsable del estudio y miembro del grupo Nutrición y Alimentación Animal de la UAL. Dicho estudio ha sido financiado por el Ministerio de Innovación y Ciencia en la convocatoria TRACE, la cual está destinada a estimular la transmisión de conocimientos a la empresa.

Mientras que el Departamento de Microbiología de la UMA ha sido el encargado de seleccionar una bacteria de origen marino, del género Shewanella, como la más idónea para alcanzar el objetivo propuesto. El método de encapsulación ha sido diseñado por el equipo de Alarcón. "Hemos elegido el alginato sódico para crear las esferas porque se trata de una sustancia de naturaleza no tóxica, muy económica y fácil de producir", expone Francisco J. Alarcón.

Según Alarcón, este método está especialmente recomendado para los microorganismos más sensibles, es decir, aquéllos en los que la viabilidad disminuye en el proceso de fabricación de piensos. Este pionero desarrollo tecnológico coincide con la primera autorización, participada por el Comité Permanente de la Cadena Alimentaria y de Sanidad Animal (SCFCAH) de la Unión Europea, sobre el uso de un probiótico en acuicultura. Concretamente, se trata de una bacteria ácido-láctica destinada a la alimentación de salmónidos y crustáceos registrada bajo el nombre Bactocell® (Pediococcus acidilactici MA 18/5M).

detalle del intestino de un pez Los expertos han probado la eficacia de este nuevo alimento mediante el análisis de múltiples factores, como por ejemplo, la eficiencia en el crecimiento, la capacidad de absorción de nutrientes o un estudio sobre la mucosa y la flora intestinal en juveniles de lenguado senegalés. Asimismo, han demostrado que las bacterias se mantienen estables en estas nuevas esferas, con una eficacia del 90%, durante más de un mes, si se conservan refrigeradas. También pueden almacenarse a temperatura ambiente durante un periodo de tiempo considerable manteniendo su eficacia al 70%.

Como ventajas añadidas, se puede señalar que un par de dosis suponen la cantidad diaria de probiótico recomendada y que al tratarse de macroesferas -con diámetros de dos milímetros- son visibles para los peces, hecho que facilita su ingesta. No obstante, para hacerlas aún más apetecibles, los investigadores han incorporado sustancias olorosas y colorantes naturales que serán específicas para cada especie de pez.

La segunda línea de investigación del proyecto se ha basado en el diseño de un método de producción industrial que permite incorporar estos organismos probióticos a los propios piensos y optimizar sus propiedades nutritivas. Para ello, se han diseñado microesferas, con diámetros de 0,2 milímetros, que incluyen bacterias más resistentes, como por ejemplo, las ácido-lácticas o levaduras.

Los investigadores ensayaron la viabilidad de la cepa de Shewanella, tanto en su forma libre como encapsulada en micro y macroesferas, en medios que simulan las condiciones gástricas de los peces. "Los resultados son más que esperanzadores, ya que mediante el proceso de encapsulación las bacterias mantienen una viabilidad del 100% en el estómago mientras que, en estado libre, este porcentaje se reduce drásticamente", asegura Alarcón. Por último, se observó que más del 80% de bacterias son viables durante su paso por el intestino. Ambos resultados se alcanzan bajo las condiciones más agresivas que pueden darse en la digestión de peces marinos, es decir, con valores de pH de 4 en el estómago y de 10 en el intestino.

Actualmente, los investigadores del Departamento de Biología Aplicada de la UAL están desarrollando un segundo proyecto donde diseñarán y evaluarán piensos específicos para peces planos con estos probióticos. Dicho estudio está financiado por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y coordinado por el Centro IFAPA Agua del Pino (Huelva).

[1] Prebiótico, probiótico y simbiótico:

La adicción de cierto tipo de bacterias contribuye al mantenimiento de un determinado tipo de flora intetstinal; con esta base nace el concepto de probiótico: “Microorganismo vivo, componente de los alimentos que cuando se ingiere tiene un efecto beneficioso sobre el individuo mejorando el equilibrio de su flora intestinal”. Dado que la adicción de bacterias vivas a los alimentos tiene problemas tecnológicos han surgido los prebióticos que son componentes no digeribles de un alimento que al ingerirse promueven el crecimiento y establecimiento de gérmenes beneficiosos de la flora intestinal. El mejor ejemplo de prebiótico es la leche materna. La presencia de probióticos y prebióticos en un mismo alimento constituyen los simbióticos. Las especies bacterianas utilizadas en la alimentación humana son: los Lactobacillus (Acidophilus, Casei-Rhamonusen-GG, Bulgaricus), Bifidobacteria (Bifidum, longun, breve, infantum, animalis), Strectoccocus thermophilus y Saccharomyces boulardii.

Fuente: Rocío Gómez Rogríguez (Andalucía Investiga)

Enlaces: Nutrición y Alimentación Animal (Universidad de Almería)  Departamento de Microbiología (Universidad de Málaga)

Etiquetas: PezProbióticoAcuiculturaBacteria

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