Las buzos haenyeo contribuyen a la economía de la rocosa isla de Jeju, en Corea del Sur
Frente a la costa meridional de Corea del Sur, la isla de Jeju es el hogar de las mujeres buceadoras llamadas haenyeo o "mujeres del mar". Durante siglos, las haenyeo han nadado en las heladas aguas del estrecho de Corea y se han zambullido en el fondo del mar sin la ayuda de equipos de respiración, con el fin de cosechar abulón (u orejas de mar), caracol y pulpo.
Tradicionalmente, eran el sostén de sus familias. Pero ahora más del 80 por ciento de ellas son mayores de 60 años, escribe Sofía Salazar-Rubio para Food First, un grupo de reflexión que se centra en los sistemas alimentarios.
Para el trabajo, las haenyeo portan gafas, aletas y trajes de neopreno - una vez hechos de algodón blanco, ahora de neopreno. "Ellas se zambullen bajo el agua más de 100 veces al día, recolectando las criaturas marinas con las manos desnudas o, a veces, con un arpón", escribe Choe Sang-Hun para el New York Times. "Volviendo a la superficie un minuto más tarde, hacen un silbido quejumbroso mientras exhalan, para luego depositar sus capturas en un saco atado a un flotador".
La práctica convirtió la sociedad de la isla, en gran parte patriarcal, a un matriarcado, pero tiene raíces en la miseria. Jeju es rocosa y ventosa, no es un buen lugar para los cultivos. En el siglo XVII los hombres comenzaron a pescar en alta mar o se enrolaron en buques de guerra, por lo que el buceo fue responsabilidad de las mujeres. Sang-Hun escribe:
Un documento del siglo XVIII registra que los funcionarios azotaban las mujeres, e incluso a sus padres o esposos, cuando dejaban de pagar altos impuestos por la recogida del abulón, un manjar muy apreciado entre la élite de Corea, lo que obligó a las mujeres a bucear en aguas frías, incluso durante el embarazo.
El trabajo siempre ha sido peligroso. Las mujeres trabajan largas horas en agua helada a una profundidad de 40 pies. Viejas baladas haenyeo hablan de "bucear con un ataúd en la cabeza" o "trabajando duro en el inframundo para que nuestra familia pueda vivir en éste". Las buzos rezan a diosas marinas para que las protejan, ofreciéndoles regularmente arroz, fruta y una imitación de papel moneda.
Ahora la economía de la isla se mantiene a flote más el turismo que por las capturas de las haenyeo. Hoy trabajan casi 4.500 haenyeo, en comparación con 26.000 en 1960, señala para Food First Salazar-Rubio. Este documental de hace de 12 años echa una ojeada al mundo submarino de las haenyeo durante su apogeo:
Un documental más reciente (abajo) muestra que las mujeres de 80 años de edad todavía bucean. En 2014, Corea del Sur solicitó que las haenyo se añadieran a la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Tienen la esperanza de que la designación ayudará a proteger esta forma de vida e inspirar a las mujeres más jóvenes a asumir la tradición.