Dos años después de la erupción del Cumbre Vieja en Canarias, se han reconstruido algunas carreteras
Un astronauta a bordo de la Estación Espacial Internacional tomó estas fotografías de la isla de La Palma mientras estaba en órbita sobre el Océano Atlántico Norte. La Palma es parte de las Islas Canarias de España, ubicadas a unos 480 kilómetros (300 millas) de la costa de Marruecos y el Sáhara Occidental.
La isla es un volcán en escudo basáltico que se compone de dos centros volcánicos: la más antigua y colapsada Caldera de Taburiente y la más joven y activa Cumbre Vieja.
De septiembre a diciembre de 2021, una fuerte erupción en el flanco suroeste de Cumbre Vieja produjo flujos de lava, fuentes de lava y nubes de ceniza. La actividad duró unos 85 días y brindó a los astronautas a bordo de la estación espacial la oportunidad de tomar fotografías de columnas de ceniza y brillantes flujos de lava nocturnos.
En total, los flujos de lava y cenizas cubrieron más de 12 kilómetros cuadrados (5 millas cuadradas) de La Palma, extendiéndose 5 kilómetros (3 millas) desde la fisura hasta la costa. Las cenizas y la lava dañaron más de 3.000 edificios y varias plantaciones de plátanos, y provocaron el amarillamiento de los pinares.
Estas fotografías, tomadas en febrero de 2016 (arriba) y agosto de 2023 (abajo), muestran el paisaje varios años antes y después de la erupción. En los dos años transcurridos desde la erupción, se han reconstruido algunas carreteras, visibles como finas líneas de colores claros que atraviesan el flujo de lava. Las carreteras reconectan las localidades de Los Llanos de Aridane con Puerto Naos y otras comunidades cercanas. La fisura de la erupción es evidente en esta fotografía como una característica lineal más brillante a medio camino del flanco volcánico.
Aunque no se nota en la resolución espacial de estas imágenes, los escasos árboles y arbustos continúan creciendo en medio de la ceniza depositada, incluido el pino canario (Pinus canariensis). Esta conífera serotinosa resistente al fuego, endémica de las Islas Canarias, depende del calor del fuego para derretir la resina que encierra sus piñas y producir semillas viables.