En 1898 murió entre sus aguas un tal coronel McNeille, ahora mucha gente dice ver su fantasma cabalgando
Loughareema, también conocido como el Lago que Desaparece (Vanishing Lake), se encuentra junto a una carretera de la costa, a sólo unos kilómetros de la ciudad costera de Ballycastle, en Irlanda.
El lago se asienta sobre una base de creta agujereada con unos orificios que a menudo se atascan con turba causando que la depresión del Loughareema se llene, especialmente durante las fuertes lluvias. Cuando el tapón se despeja, el lago desagua rápidamente bajo tierra. Un transeúnte que no sea consciente del lago y su acto de desaparición, ni siquiera sabría de su existencia.
Curiosamente, la carretera hacia Ballycastle atraviesa el lago, aunque la carretera moderna se sitúa lo suficientemente alta como para evitar inundaciones, a diferencia del camino original. Es muy posible que incluso los ingenieros de caminos que construyeron la carretera fueran engañados por el lago "fantasma". Antiguamente la ruta estaba frecuentemente bajo el agua, a veces durante semanas, haciendo que su cruce fuera peligroso.
Fue en un muy mal estado por las inundaciones de 1898, que un tal coronel John Magee McNeille, deseoso de tomar el tren de las 3 pm de la ciudad, convenció a su cochero para conducir por el camino inundado a través del lago en un vehículo tirado por dos caballos. Cuando llegaron a la mitad del lago, el agua fría llegó a los vientres de los caballos que se pusieron nerviosos. El cochero utilizó el látigo, los caballos se alzaron sobre sus patas traseras y cayeron de costado. El coronel, con el cochero y los dos caballos, pronto sucumbieron a las traicioneras y frías aguas.
Desde ese fatídico día, mucha gente ha dicho haber visto en las orillas solitarias del Loughareema un carro fantasma tirado por dos caballos y montados por un militar.
La carretera moderna se ha elevado sobre el nivel de la máxima inundación y, por si acaso, se ha erigido un muro de piedra a cada lado, para que si el lago crece a nadie le pase jamás el mismo final aguado que la tarde del 30 de septiembre de 1898.