Las bacterias no se limitan a comer cualquier tipo de lípido sino que son muy especializadas
El movimiento del dióxido de carbono (CO2) desde la superficie del océano, donde está en contacto activo con la atmósfera, hasta las profundidades del océano, donde puede quedar secuestrado durante décadas, siglos o más, depende de una serie de procesos aparentemente pequeños.
Uno de estos procesos clave a microescala son las preferencias dietéticas de las bacterias que se alimentan de moléculas orgánicas llamadas lípidos.