
Es un popular estilo de salto acuático entre los maoríes de Nueva Zelanda que se centra en crear grandes salpicaduras
Ya sea saltando desde muelles, lanzándose a cañonazos a lagos o saltando desde un alto trampolín, no hay nada como la alegría de saltar al agua.
Los saltadores olímpicos convirtieron este acto natural en una sofisticada ciencia, con el objetivo de lograr una salpicadura lo más pequeña posible. Pero otro deporte busca justo lo contrario: la salpicadura máxima, tan alta, amplia y ruidosa como sea posible.