La atmósfera del Chiado es una de las más elegantes y sofisticadas de la ciudad
Para conocer la ciudad de las siete colinas, hay que descubrir la auténtica cultura de los cafés: por calles empinadas, avenidas y bellas plazas, se suceden terrazas, cafeterías y pastelerías históricas que forman parte del alma de la capital portuguesa, siendo un elemento fundamental para entender su espíritu, su arte, su atmósfera.
En rua Garret, en el histórico barrio del Chiado, se encuentra uno de los antiguos cafés más conocidos de la ciudad: A Brasileira es una etapa obligada para cualquiera que visite Lisboa, aunque parece que se haya convertido en un lugar demasiado turístico (lo que siempre afecta la calidad del servicio), no se puede visitar la ciudad sin hacer una parada en este café, por lo menos para admirar el interior, de estilo Art Nouveau, y la estatua de bronce de Pessoa, que nos recuerda la historia del local, uno de los más amados y frecuentados por intelectuales y escritores a comienzos del siglo XX.
La atmósfera del Chiado, zona entre el Barrio Alto y la Baixa, es una de las más elegantes y sofisticadas de la ciudad: siendo un lugar que conserva su memoria de centro de la vida intelectual de la capital, entre librerías, teatros, cafeterías y tiendas exclusivas, el Chiado puede ser la zona ideal donde buscar un apartamento. Puede ser que no sea una de las zonas más económicas de la ciudad, pero hay varias páginas web, como HouseTrip, que se han convertido en herramientas muy populares para encontrar apartamentos de vacaciones, puesto que se pueden encontrar alojamientos acogedores en las zonas más sugestivas de una ciudad, aprovechando tarifas convenientes incluso para breves estancias.
El café siempre se acompaña con una auténtica institución de Lisboa - su deliciosa pastelería. Obviamente, los más famosos son los Pastéis de Belém: para probar los originales, hay que ir a la Antiga Confeitaria de Belem, conocida como Pastéis de Belém, y ubicada al oeste del centro. Desde 1837 produce los renombrados pasteles de nata que se han convertido en un símbolo de la ciudad, y cuya receta sigue siendo un secreto. Los Pastéis de Belém constituyen una deliciosa parada durante la visita del barrio de Belem, donde se encuentran algunos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, relacionados con la época de los descubrimientos, como la famosa Torre y el Monasterio de los Jerónimos.
En cuanto a pastelería, es obligatorio mencionar otra institución de la ciudad: la Confeitaria Nacional, creada en 1829, antiguamente era la pastelería oficial de la familia real. Entre sus especialidades está el famoso Bolo Rei, originario de Francia, y que el hijo del fundador de la Confeitaria Nacional trajo a Portugal por primera vez a medianos del siglo XIX. El Bolo Rei se ha convertido en el tradicional pastel de Navidad, una verdadera institución en todo el país.
Este viaje por las delicias más golosas no puede terminar sin la Pastelaria Versailles, fundada en 1922 en Avenida da República. Aunque no es la pastelería histórica más antigua, es una de las más famosas del país: sus pasteis de nata no serán los "originales†de la Antiga Confeitaria, pero son deliciosos y hay alguien que no duda en definirlos los mejores en absoluto… Y no son la única especialidad que se puede probar en este local, declarado Patrimonio Nacional.