Un análisis del uso del agua en Europa apunta a la urgente necesidad de reformar los hábitos alimentarios
Cambiar de una dieta cargada de carne a una llena de verduras y pescado reducirá sustancialmente el consumo de agua, al menos si mucha gente lo hace, según una investigación realizada por miembros del Centro de Investigación Conjunta de la Comisión Europea, con sede en Italia.
En un documento publicado en la revista Nature Sustainability, Davy Vanham y sus colegas informan los resultados de un análisis del uso del agua en 44.000 pequeñas regiones administrativas en el Reino Unido, Francia y Alemania.
La investigación parte del concepto de "huella hídrica", definida como la medida del agua utilizada para sostener la producción de bienes y servicios, incluidos los alimentos. Los investigadores dividen el consumo de agua en dos fuentes: "azul", que es agua contenida en lagos, ríos y arroyos, y "verde", que es agua retenida en el suelo y emitida por la lluvia.
Vanham y sus colegas analizaron la cantidad de agua consumida en la producción de alimentos en cada una de las unidades administrativas, y luego modelaron cuánto cambió ese nivel si se suponía que los consumidores comían una dieta saludable centrada en la carne, una dieta saludable centrada en el pescado o una dieta vegetariana.
Aunque los resultados difirieron según las características socioeconómicas de cada región, en todos los casos el cambio a dietas basadas en dietas saludables redujo la cantidad de agua requerida para alimentar a la población.
El modelo de dieta saludable basada en carne resultó en una caída en el consumo de agua de entre un 11 y un 35%. Las dietas pescetarianas ampliaron el rango, mostrando caídas de entre un 33 y un 55%, y los regímenes vegetarianos produjeron una disminución ligeramente mayor de entre le 35 y el 55%.
"Pasar a una dieta saludable no solo es bueno para la salud humana, sino que también reduce sustancialmente el consumo de recursos hídricos, de forma consistente para todas las entidades geográficas de los tres países", concluyeron los investigadores.
Según la mayoría de los modelos globales, según afirman los autores, el agua se considera un recurso escaso y cada vez más a medida que aumenta la población mundial y comienza a afectar el cambio climático. Dicen también que es crucial el cambio de la forma en que se usa.
"Para lograr la seguridad global de alimentos, agua y energía, son necesarios cambios a lo largo de toda la cadena de suministro del producto; es decir, desde el lado de la producción al lado del consumo", escriben.
Reconocen, sin embargo, que no es sencillo "estimular y lograr estos cambios dietéticos".
Artículo científico: The water footprint of different diets within European sub-national geographical entities