En la isla de Martinica murieron más de 27.000 personas en el año 1902
Antiguos objetos de la terrorífica erupción volcánica del Mt. Pelée ahora en exposición
Fue justo a la hora del desayuno el 14 de mayo de 1902 cuando una nube de ardiente ceniza atravesó la ciudad de Saint-Pierre. Un volcán cercano, el Mt. Pelée, había entrado en erupción momentos antes y la explosión arrasó la ciudad, matando a casi todo el mundo, más de 27.000 personas.
A las pocas semanas, el Museo Americano de Historia Natural envió al geólogo Edmund Hovey para investigar. Los objetos y fotografías que trajo se ofrecen en nueva exposición del museo, "Nature’s Fury: The Science of Natural Disasters (Furia de la naturaleza: La ciencia de los desastres naturales)".
Cada lugar en la Tierra es vulnerable a algún tipo de desastre natural. Terremotos, tsunamis, huracanes, e incluso las erupciones volcánicas son todas extensiones de los sistemas naturales que hacen de nuestro planeta habitable. La exposición explora no solo los mecanismos científicos que impulsan los desastres, sino también muestra cómo estamos mejorando en la protección de nosotros mismos.
Antes de que fuera destruido, Saint-Pierre fue el hogar de una destilería de ron, un teatro, un magnífico hotel y un moderno barrio de mercados de cacao, azúcar y café. Era la capital cultural y económica de la isla de Martinica, que los turistas europeos habían apodado el "París de las Antillas".
En las semanas previas a la gran erupción de Pelée hubo un aumento en la actividad sísmica en la zona. Los terremotos tiraron platos de los estantes, cenizas chisporroteaban desde el pico Pelée, y flujos de lodo corrieron por sus laderas.
El día antes del desastre, estalló otro volcán en una isla cercana, matando a más de 1.500 personas. Los residentes se mostraron cautelosos de que Pelée estaba preparando algo, pero creían que el peligro vendría de lava fundida que sería detenido por las colinas y los valles entre Saint-Pierre y el volcán.
En cambio, cuando Mt. Pelée hizo erupción, envió una nube de gases, cenizas y rocas llamado un flujo piroclástico. Moviéndose a alrededor de 482 kilómetros por hora incineró todo a su paso. Los únicos sobrevivientes fueron un prisionero atrapado en una celda con poca ventilación, un zapatero que vivía en las afueras de la ciudad, y una niña que se encontró flotando en una balsa a 2 millas de la costa.
En muchos sentidos el desastre fue una reminiscencia de Pompeya, donde un flujo piroclástico similar del Monte Vesubio destruyó un asentamiento romano en el año 79 d.C.
"Furia de la Naturaleza" se inauguró el 15 de noviembre y termina el 9 de agosto 2015.