Los machos se anclan en su lugar hasta por ocho semanas mientras protegen un nido de huevos
El Acuario Shedd de Chicago recientemente dio la bienvenida a un grupo de chuparrocas espinosos del Pacífico (Pacific spiny lumpsuckers en inglés, conocido en español como pez grumo espinoso del Pacífico), un pez tan extraño que el hecho de que sea malo nadando es quizás la tercera cosa más extraña.
Lo primero más extraño sería que está cubierto de dientes en lugar de escamas, de ahí lo de "espinoso". Lo segundo más extraño: sus aletas pélvicas se han convertido en una ventosa, de ahí lo de "chuparrocas".
Armado hasta los dientes
Las escamas sirven como una especie de armadura para los peces. Los grumo espinosos (Eumicrotremus orbis) llevan ese concepto un paso más allá, luciendo protuberancias espinosas que alguna vez se pensó que estaban hechas de queratina, la misma sustancia que se encuentra en el cabello y las uñas humanas, pero investigaciones recientes han revelado que es esmalte.
Imagen: Chuparrocas cubierto de protuberancias similares a dientes hechas de esmalte. (Acuario Shedd)
De esa manera, los grumo espinosos se asemejan a los tiburones, cuya piel está cubierta con dentículos dérmicos planos en forma de V (también conocidos como "pequeños dientes de piel"). Sin embargo, ahí es donde termina la similitud entre los dos peces. Los dentículos reducen la resistencia para que los tiburones puedan nadar más rápido. Mientras que los grumo espinosos, bueno...
Sobre sus habilidades de natación
En ocasiones, en comparación con las pelotas de golf o de ping-pong, los chuparrocas tienen una forma rotunda que es la antítesis de la elegancia hidrodinámica típicamente asociada con los peces. Son nadadores lentos y no particularmente expertos, y se cree que sus filas blindadas de púas dentadas proporcionan un amortiguador durante las colisiones. El pez se basa en un camuflaje efectivo para evitar ser detectado por los depredadores. A veces, es mejor que los chuparrocas se queden quietos, lo que nos lleva a...
Pegar el aterrizaje
Imagen derecha: Ventosa pélvica de un chuparrocas (Acuario Shedd)
Esa ventosa en la parte inferior es una adaptación evolutiva que permite que los chuparrocas se adhieran a rocas, algas marinas o cualquier otra superficie útil para evitar ser arrastrados por las corrientes oceánicas. Así es también como los machos de la especie se anclan en su lugar hasta por ocho semanas mientras protegen un nido de huevos. (Las hembras chuparrocas ponen los huevos y luego regresan al mar abierto).
Esta especie es miembro de la familia Cyclopteridae, nombre que significa "aletas circulares" en referencia a la modificación de las aletas pélvicas en un disco de fijación que emplean para sujetarse de distintos sustratos que incluyen rocas, algas, corales e incluso, otros organismos.