Se asentarían muy por debajo de la superficie del océano
El calentamiento global es un problema grave, y cada vez más parece que tendremos que tomar algunas medidas desesperadas para solucionarlo. Simplemente con reducir las emisiones de carbono e invertir en energía renovable probablemente no ralentizará el calentamiento de la Tierra, y son casi inevitables los eventos climáticos extremos y la subida del nivel del mar.
Pero tal vez haya algo más que podamos hacer al respecto. Algunos expertos han propuesto soluciones extremas como la siembra de nubes, sombrillas de sol gigantes en el espacio o el lanzamiento de hierro al océano para aumentar la producción de algas. Estas son medidas enormes con consecuencias potencialmente imprevistas, pero tal vez eso es lo que requiere un gran problema.
Un glaciólogo de Princeton ha inventado otra posible solución a, al menos, uno de los problemas creados por el cambio climático. El investigador Michael Wolovick ha propuesto la construcción de muros submarinos gigantes para frenar el derretimiento de los glaciares polares.
En la superficie, la propuesta de Wolovick puede sonar extraña pero, según las simulaciones, es una idea que en realidad puede funcionar. Los datos de Wolovick sugieren que la construcción de enormes muros en las bocas de grandes glaciares en Groenlandia y la Antártida puede aislarlos de las aguas oceánicas, reduciendo dramáticamente la velocidad con que se derriten.
Estas paredes no serían como diques o malecones. En cambio, se asentarían muy por debajo de la superficie del océano. No serían lo suficientemente altas como para cortar por completo las aguas polares del resto del océano, pero suficiente para evitar que las corrientes subterráneas de agua caliente alcancen y derritan los glaciares. Según sus datos, las paredes submarinas podrían extender en 10 veces la vida útil de muchos glaciares.
Y a diferencia de muchas de esas otras opciones de último recurso, puede que no haya ningún efecto secundario serio en la construcción de estas paredes submarinas. Estas paredes no alteran el tiempo o el clima de ninguna manera, solo nos dan un poco más de tiempo para arreglar el clima de una manera saludable antes de tener que preocuparnos de alejarnos de las costas.
Más información detallada sobre el proyecto de Michael Wolovick en The Atlantic: A Radical New Scheme to Prevent Catastrophic Sea-Level Rise