Las olas no son imprescindibles para practicar la nueva modalidad de surf
Primero fueron los neoprenos repelentes de depredadores, después las piscinas de olas artificiales, las tablas con hélice, con luces por debajo y ahora también con motores. El mundo del surf, de la mano de la tecnología, no para de innovar y hacer la vida de los surfistas más fácil frente a sus mayores temores: el tiburón y la falta de olas. El último invento de la alemana Lampuga está pensado para encontrar la diversión en el océano en esos días en que las condiciones climatológicas no acompañan lo más mínimo.
La falta de olas ya no debe ser una excusa para disfrutar de una alternativa muy similar al surf. No gracias a las tablas de Lampuga que permiten surcar el mar con motores eléctricos, cuando este está plato. Actualmente, la marca alemana dispone de tres modelos y el más rápido, el Boost, dispone de una punta de velocidad de 58 kilómetros por hora. También están en venta el Air y el Rescue.
La diferencia entre ellas radica en los materiales, aunque el funcionamiento es idéntico. Una cuerda incrustada en el no se hace las veces de timón y sobre todo de acelerador. Por otro lado, el girar de un lado a otro, como en el surf convencional, está a merced de los movimientos del cuerpo.
El motor cuenta con una autonomía de 45 minutos y precisa de un proceso de carga de hora y media para poder volver a subirse a la tabla. Estos modelos ya se pueden divisar por algunas de las costas españolas. La empresa Jet Surf Canary, ubicada en Pasito Blanco (Gran Canaria), es una de las primeras que se ha subido a la ola de la innovación y en ofrecer este servicio a sus clientes.
Nuevos proyectos en mente
La idea de Lampuga es lanzar al mercado tablas eléctricas para 2020 que se puedan usar para coger una ola y que tal vez podrían ser de gran utilidad para Laird Hamilton. Este y el resto de los surfistas expertos en olas grandes recurren a motos de agua para coger velocidad y domar gigantes de más de 20 metros. Tal vez en un futuro no muy lejano les baste y les sobre con los modelos germanos.
El hecho de que el surf se vaya a convertir en olímpico a partir de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 está animando a diferentes inversores a entrar en un mercado con más de 20 millones de practicantes alrededor del mundo. Ahí están los casos de la vasca Wavegarden, especializada en crear piscinas artificiales, o la australiana Smart Marine Systems, que ha creado varios neoprenos repelentes de tiburones.
La industria del juego también se ha dejado seducir por este deporte. Sin ir más lejos, hay videojuegos con temática surfista, tragaperras temáticas en los casinos e incluso casas de apuestas como bet365 que ofrecen cuotas para los principales eventos de la WSL, para poder seguir así las andanzas de Filipe Toledo, Gabriel Medina y Kelly Slater en el circuito y también de cara a la cita japonesa.
Lo dicho, las olas no son imprescindibles para practicar la nueva modalidad de surf que propone Lampuga con sus tablas de motor eléctrico. Cierto que la idea de los germanos es proporcionar unas que sean útiles en el breaking point. Esto es un ejemplo más del punto de popularidad que ha alcanzado el surf desde que adquiriese el calificativo de olímpico. Todos quieren innovar en este campo.